Revista América Latina

Retrato de la locura

Publicado el 26 abril 2017 por Jmartoranoster

Carola Chávez

Retrato de la locura

Morelis Gonzalo

Escribo con el temor, más bien indignación, de que pronto podamos tener a la exrehén en nuestro país. Las noticias ya la ubican por Ecuador, en un periplo que comenzó en Argentina y que seguirá subiendo hasta llegar, supongo, donde Obama.
Ignoro si Venezuela está en su ruta. Ojalá que no y por si acaso se le ocurre venir, escribo esto que expresa no sólo mi indignación y rechazo, sino la de muchos y muchas de quienes hacemos vida en este país. La betancourt, lo escribí al momento de “su liberación” forma parte de la misma estirpe de sus compatriotas Santander y Uribe, es decir la de los traidores.
En este caso, traidoras. Ella pertenece, entonces al combo de las que no tienen ningún tipo de valores a la hora de ejercer la política. La de las que creen, como Maquiavelo, que el fin justifica los medios y vaya de qué manera!!!
Daría lo que fuera por no verla tomándose la foto de rigor en Miraflores con nuestro Presidente “agradeciendo” el apoyo dado a destiempo, cuando en su momento lo obvio. Cuando al ser liberada solo tuvo palabras para Uribe y el Santos, secundándolos en su pantomima, que ahora ya sabemos cómo se fraguó en verdad. Nada de glorioso ejercito. Nada de operación impecable, “perfecta” como repitió la IB en la rueda de prensa. Nada: traición y billete. Traición y falta de escrúpulos. Sólo eso fue la operación de su rescate, violando normativas universales y valores éticos mínimos.
En estos tiempos de reconocimiento al género, me encanta ver a mujeres en la política, siendo exitosas y con resonancia, como la Piedad Córdoba, la Cristina K., las nuestras como Luisa Ortega Díaz, Fiscal de la Nación, María León del Ministerio de la Mujer, Tibisay Lucena en el CNE, Socorro Hernández al frente de las telecomunicaciones, junto a las miles de congeneres que están dirigiendo los Consejos Comunales y las diversas formas organizativas que se han venido dando a lo largo y ancho del país, en la búsqueda de un poder comunal que le dé estabilidad y trascendencia a este proceso. Pero, lamentablemente, la femina Ingrid Betancourt no pertenece a ese lote. Ella es de otra camada. Tiene otro pedigrí. Ella es de las que ve en la política una forma de acceder al poder para provecho personal. Hasta su cautiverio lo ha convertido en una mercancía altamente rentable, social y mediáticamente hablando. Sino, que explique porqué, ante la proclamación del Nobel de la Paz de este año, para el cual había sido nominada, ya había planificado una rueda de prensa con boletín incluido. Corrió adelantado pues, en un acto que la puso en evidencia. Menos mal que no se dio, porque de haber pasado, personajes como la Madre Teresa de Calcuta habrían sido mancillados y el premio sepultado de una buena vez, como la negación de lo que pretende exaltar.
Una se pregunta ¿qué hizo I.B. por los rehenes? Nada, durante los 6 años que duró el cautiverio se dedicó a sobrevivir e intentar escapar, como supongo hacen la mayoría de los que tienen la mala suerte de sufrir ese tormento por demás reprobable. Entonces, si esa es la razón, en todo caso el premio le corresponde a todos los secuestrados y no sólo a una de ellos. Ahh … la diferencia está en las relaciones de poder que rodean a Ingrid y que la han hecho cercana al poder en Colombia desde hace muchos años, de cuando su padre fue ministro y su madre, creo, parlamentaria. En cambio los otros, en especial los soldaditos colombianos, apenas vivieron sus 5 minutos de gloria al momento de ser liberados y que seguramente después, volverán a caer en el olvido… Ahora dice que fundará un a ONG, que seguramente en algunos años será el partido, es decir, la plataforma con cual aspire de nuevo a la presidencia de Colombia. Ha dicho que no regresará a esa actividad. No le creo, como tampoco a Uribe y a buena parte de la dirigencia política de ese país por tramposos y embusteros.
Todos ellos son como las pirámides esas que casi hace añicos a la economía colombiana: una estafa a los incautos. Por ello escribo esto para ver sí conjuro y pasé de largo y no ver el bochorno de su sonrisa hipócrita y su discurso falso, dando una gracias a destiempo a Venezuela, que es casi como no darlas. En su momento obvió a todo el mundo, solo tuvo palabras para Uribe y el presidente francés, al resto los invisibilizó, en una clara manipulación política por capitalizar ese triunfo solo para Uribe y compañía.
Hay que tener mucha miseria humana para haber hecho eso en un momento así. Pero esa es Ingrid Betancourt y quienes la conocen lo reafirman, sino que hable su compañera de cautiverio, Clara Rosa y su marido, a quien mandó para la misma porra el día de la liberación, pobre, que hasta su nombre o rostro se había tatuado en un brazo. En fin, si con esto no logro conjurar su presencia en este país, entonces le grito a todo pulmón ¡INGRID NI A TI NI A URIBE LOS QUEREMOS EN ESTE PAÍS!
Y por ello, te declaramos persona no grata en Venezuela y en nuestro corazón por traidora y malagradecida. He dicho.
[email protected]

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El sábado 8 de abril, una multitud de 15 personas vestidas de naranja Voluntad Popular, protestaban en la esquina de una calle que no pudieron cerrar por falta de gente, sosteniendo unos cartelitos que juntos decían “¡Elecciones ya!”. Y es que ya se los había dicho Almagro: ”La dictadura venezolana se derrota con elecciones”, mire usted. Y aunque dirigencia opositora, en coro, dale que repite y dale que repite, instaló en las cabecitas de sus seguidores que Maduro no quiere elecciones porque tiene miedo; sin miedo, Maduro, en su programa del los domingos, dijo estar ansioso de que se hicieran las elecciones, desatando en ese preciso instante un cortocircuito en la oposición, que como un resorte saltó furibunda y desafiante con una nueva y libertaria consigna democrática: ”No queremos elecciones, queremos que te vayas ya”.
Y así, indignados por una posible contienda electoral en plena dictadura, llamaron seguir en la calle, calle y más calle sin retorno, un día sí y un día no. El sábado sí, el domingo acude a tu iglesia, el lunes incendia tu calle, el martes y miércoles no porque hay Champions, el jueves sí… y así, hasta que caiga esta dictadura que ahora nos quiere obligar a votar.
La mayoría salió a la calle, sí, pero rumbo a la playa, porque es Semana Santa y porque los días están hermosos. Los que se quedaron, maldecían a los que prefirieron unos días de playa a una vida entera de democracia y libertad. “Ojalá se ahoguen en la playa, malditos” –tuiteaban amorosamente estos guerreros libertarios, constructores fundamentales ese país de tolerancia, paz y unidad nacional que promete en vano Julio Borges.
Así, el lunes volvió a salir a la calle una multitud que no llegaba a mil personas, eso sí, ya sin los cartelitos que reclamaban elecciones. Allí, en Chacaito, el finisterre del sifrinismo caraqueño, líderes como Tomás Guanipa, declaraban desgañitados que “Maduro no quiere elecciones porque tiene miedo porque Maduro quiere elecciones porque tiene miedo”. Dichos los discursos antes un centenar de micrófonos de medios de todo el mundo (nunca una manifestación tan escueta tuvo tanta cobertura), arrearon a su gente a una marcha no autorizada, ooootra vez hacia el centro de Caracas. Y ooootra vez los destrozos en el este del Este porque las fuerzas de seguridad del estado, los muy esbirros represores, no los dejaron ir al Centro a destrozarlo todo allá.
Inteligentísimos, los manifestantes “pacíficos” del lunes, se ensañaron con la autopista de Prados de Este, dejando aisladas a las urbanizaciones donde reposa el voto antichavista. La gente decente y pensante de este país se quedó atrapada entre la guarimba y su casa. Una decena de postes de alumbrado público tirados en la vía, sí, los mismos postes que reclamarán mañana al maldito de Luís Motta Domínguez porque, sin luz, esa autopista es peligrosísima. Alúmbrame el zaguán…
Los vecinos se comunicaban por whatsapp. Algunos aterrados, no tanto por los postes caídos sino por el fuego que alcanzó los campos de golf. Nunca la guarimba los había tocado tan hondo. Empezaron a temer por su propiedad privada. “Puede que les dé por quemar nuestras casas”, decía un señor con voz temblorosa en un whatsapito de voz. Otra vecina contaba que pasó horas tratando de llegar a su casa. Logró llegar pasada la media noche, sorteando postes y manifestantes muy feos que “no eran de allá”. Una se quejaba de que la Guardia Nacional Bolivariana no llegaba todavía. Sí, la señora quería que vinieran los esbirros a reprimir a los muchachos que liberaban al país tumbando postes y quemando hasta el campo de golf. “No parecen gente de aquí, para mi que son infiltrados”, decía otro; pero toda duda fue despejada con el eufórico audio de un vecino que acababa de cruzar por la zona de guerra santafesina.
“Yo pasé por Santa Fe, ahorita… Se está incendiando el campo de golf, una valla. Pararon un camión de basura, vaciaron la basura del camión en la autopista y la están incendiando entera. Hay por lo menos unos diez postes de luz en el piso. Hay, no sé, unas 30 personas, todos malandros, porque están pistola en mano. A mi me pararon pistola en mano, bajé el vidrio con el carajo pistola en la mano, que yo dije ve, me jodieron, y lo veo tapado y me dice ¿pa’ dónde vas?, así voz de malandro, y le saqué la máscara que la tenía en el puesto de copiloto y le dije: yo vengo de Altamira de peleá’ y el bicho se voltea y dice, ¡este es de los nuestros! Déjenlo pasá’. Por eso es que digo que no son colectivos. Y, bueno, les di una botella de ron, además para que fueran felices, para que aguantaran la noche y seguí para mi casa. Pero bueno, Santa fe es una guerra, son malandros armados, para mi no colectivos. Son malandros de ahí de Las Minas, no sé de dónde, pero están armados, echando plomo y destruyendo lo que ven y me dijeron que quieren aguantar hasta mañana.”
¡Ay, menos mal! Porque la verdad es que antes del alentador whatsapito de este heroico vecino, estaban aterrados, pensando que los responsables de los destrozos eran colectivos chavistas. Qué reconfortante fue saber que tenían un grupo de malandros armados, llegados de quién sabe dónde, echando tiros, ahí, en la puerta de sus casas. Qué bueno que ya estaba aclarado todo; así, cuando llegara la GNB, los vecinos podrían salir tranquilos a sus balcones a insultarlos y a tirarles cosas, todo esto al son de un nutrido cacerolazo libertario contra estos esbirros represores, violadores del derecho de los demócratas malandros armados de quemar el campo de golf en libertad. ¡Con mi malandro no te metas!
Así están… Anuncios

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