Retratos de will

Título: Retratos de Will

Autora: Ann Beattie

Editorial: Libros del Asteroide

Páginas: 283

Traductora: Marta Alcaraz

PVP.: 17,95 €

Libros del Asteroide es una editorial que nos ha sorprendido por recuperar para la lengua española títulos importantes e interesantes, de la literatura norteamericana.

En esa línea está la novela Retratos de Will , Ann Beattie (Washington, 1947). Una novela estructurada, a modo de Santísima Trinidad, en tres partes: la madre (Jody), el padre (Wayne), el niño (Will). Partes que se hilvanan por medio de un narrador que lo ve y lo intuye todo.

Esta es la segunda obra de Ann Beattie que Libros del Asteroide publica en España. Primero nos acercó la aclamada: Postales de invierno. La crítica insiste en que Retratos de Will no está a la altura de la primera que Beattie publicó con tan sólo 29 años, pero también concluye que no la desmerece.

Retratos de Will es una obra que abunda en el detalle de lo cotidiano, de lo que, a primera vista, pasaría inadvertido a los ojos del espectador. Esa cotidianidad se convierte, de una manera u otra, en lo que marca nuestro destino.

Al más puro estilo del Naturalismo europeo, los personajes quedan retratados hasta en lo más superficial. A modo de instantánea, Ann Beattie, consigue sobreimpresionar a todos los personajes en una imagen perfecta, sin que le tiemble lo más mínimo el pulso. Por algo la autora se dedicó también a la fotografía.

Esta tendencia literaria europeísta, queda recogida en la entrevista que la autora de la novela concedió a Laura Fernández, redactora del periódico de El Mundo: ”Lectora voraz, Beattie prefiere a Flaubert y Beckett antes que a Cheever y Salinger. «No sé por qué me comparan con ellos. Me siento halagada, pero sigo sin encontrar ningún tipo de conexión entre lo que ellos hicieron y lo que yo hago»”.

Retratos de Will cuenta la historia de Will, un niño de cinco años, con una madre que, volcada en su trabajo de fotógrafa, delega el cuidado de éste a Mel, su actual pareja. Will se mueve entre el desprecio de su padre biológico, Wayne, la indiferencia de su madre y el afecto de Mel, en un mundo que le es extraño, que se mueve entre la violencia, el sexo, la ruptura de lo moralmente establecido.

Las imágines nítidas, la prosa perfecta y una historia narrada con todo lujo de detalles, hacen de este libro, un ejemplar muy recomendable para los amantes de la buena literatura. De la literatura minimalista (aunque este adjetivo no le guste demasiado a la autora).

“Vuelvo la vista atrás y veo lo que me parecieron los consejos atinados no era, a menudo, más que predicciones. Es probable que lo que quisiera fuera transmitir algo elocuente; me engañaba pensando que eso te resultaría útil cuando, en realidad, lo que deseaba era que mi sensibilidad te sorprendiera. Tal vez esta frase haya bastado para arruinar mis posibilidades. Tal vez las palabras escritas jamás consigan servirte de guía y esta información sobre la infancia no signifique para ti más quela fotografía de tu madre –ésa que tanto te gusta-: tus zapatos tirados en un prado en el que unas copas de champán brillan como diamantes inmensos y la lluvia ha empañado la hierba y estropeado las servilletas de papel con la celeridad del ácido.”