Revista Cine

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

Publicado el 01 agosto 2023 por Enprimerafila

Nuestro segundo repaso a películas que han formado parte de dos recientes festivales de cine fantástico, nos conducen por historias sobre sociedades colapsadas, crímenes reales y búsqueda de identidad asentadas en raíces mitológicas. Las producciones de ficción y documental de las que hablamos a continuación fueron incluidas en la programación del Festival de Cine Fantástico de Bucheon (Corea del Sur) y del Fantasia Film Festival celebrado en Montreal (Canadá). 

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

Zaman Dark

Christophe Karabache, 2023 | Bucheon International Fantastic Film Festival | ★★★☆☆

Hace unas semanas comentábamos la película Anxious in Beirut (Zakaria Jaber, 2023), coproducción española ganadora del Premio al Mejor Documental en el Festival de Shanghai, y de qué forma ésta y otras producciones recientes realizadas por cineastas libaneses se están revelando como miradas desesperanzadas hacia el presente y el futuro de un país en colapso económico desde hace años. Ese mismo estado de ansiedad que describía el director de aquélla es similar al que tiene Anaïs (Raia Haidar) en Zaman Dark (Christophe Karabache, 2023), aunque en el caso de ella parece también estar relacionado con la singular dieta que decide practicar junto a su compañero Khattar (Omar Bakeer). Pero esta propuesta de narrativa arriesgada construye una distopía de un Beirut cuyo paisaje está marcado principalmente por la destrucción y las ruinas. Los dos protagonistas han trabajado como químicos durante la guerra del Líbano hasta que fueron despedidos y ahora intentan sobrevivir alimentándose con carne humana que proviene de jóvenes solitarios a los que asesinan. Para Anaïs esta atracción por la carne se representa también como una especie de estimulación erótica cuando la frota contra su piel y sus pechos, aunque en ocasiones parece experimentar ataques de nervios que ella misma niega a Khattar: "No le pasa nada a mis nervios", le dice.  Pero éste le sugiere en alguna ocasión que "deberíamos dejar de comer esa carne". El título de la película es la representación de los "tiempos oscuros" en los que se desarrolla, en medio de un paisaje desolador que los dos protagonistas deben recorrer cuando ella sugiere que visiten a un amigo después de tener que huir del lugar donde se encontraban. Zaman Dark reproduce la desintegración del espacio tanto como la de los seres humanos, mientras una voz en off distorsionada (Hajj Ali) hace referencia al colapso de la economía libanesa: la subida desorbitada de los precios, el escaso valor de la moneda o la estafa bancaria. 

Christophe Karabache (1979, Líbano), director afincado en Francia, en cierta manera extiende la radicalidad que mostraba en Vortex (2019), protagonizada por una bruja y un vampiro, para ofrecer una representación mucho más visceral. En el segundo acto, los protagonistas se encuentran con un grupo de jóvenes que casi parecen referencias a La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), envueltos en el círculo de los estupefacientes y de la violencia. Ellos se divierten riéndose de Katthar, al que han drogado introduciendo un narcótico en una botella de vino, mientras utilizan a Anaïs para sus juegos sexuales, de manera que la pareja protagonista se revela no solo como verdugos sino también como víctimas, monstruos en un país de monstruos. El grupo de jóvenes experimentará su propia violencia, mientras Khattar se involucra en una red de traficantes que proporcionan sofisticadas armas automáticas a cambio de carne humana, lo que nos recuerda a aquellas noticias surgidas en 2021 sobre el tráfico de órganos como recurso desesperado de muchos refugiados sirios para sobrevivir en Líbano. Con una propuesta radical y un trabajo de dirección entre experimental y visceral, Zaman Dark representa a través de la violencia la desintegración de una sociedad, planteando un entorno de supervivencia que parece cuestionar al mismo ser humano. 

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

Rock-a-bye baby

Lê Bình Giang, 2023 | Bucheon International Fantastic Film Festival | ★★★☆☆

El director Lê Bình Giang (1990, Vietnam) estudió cine en la Universidad de Ho Chi Minh, pero el Comité de Examinadores consideró que el guión que había presentado para final de carrera era demasiado violento, por lo que no pudo graduarse. Lê decidió continuar con el proyecto y finalmente estrenó Kfc (2016), que fue seleccionado en Brights of the Future del Festival de Rotterdam y pasó por una veintena de festivales internacionales. La película es un splatter perjudicado por su narración fragmentada, pero ofrecía a los aficionados al género una buena dosis de violencia sangrienta. Su nuevo largometraje, Rock-a-bye baby (Lê Bình Giang, 2023) pasa directamente al terreno del slasher a través de tres asesinatos que están basados en crímenes reales, y propone unas dosis de violencia que pueden ser demasiado brutales para según qué espectadores. El nexo de unión entre las escenas más sangrientas es un vloguero llamado Long Trần (Phong Trần) que emite en directo un programa titulado "Memory of murder", cuyas investigaciones le llevan a descubrir quién fue el asesino de sus padres y su conexión con los tres crímenes que se representan. Aunque al comienzo parece que la película pertenece al subgénero POV Horror (terror en primera persona), con una imagen vertical tomada desde el móvil del vloguero, que se introduce en las propias recreaciones de los asesinatos, Rock-a-bye baby cambia a un punto de vista en tercera persona cuando describe el horror que se produce en los tres escenarios del crimen. 

El hecho de presentar los asesinatos de una forma tan cruda de alguna forma representa la naturaleza de la maldad humana, teniendo en cuenta que se trata de crímenes basados en la realidad, pero los comentarios a través de las redes sociales muestran la explotación de la violencia y la fascinación por la sangre. Lê Bình Giang ofrece por un lado un comentario crítico sobre el tipo de programas de investigación que alimentan el morbo pero al mismo tiempo presenta los crímenes con esa crudeza que tanto seduce a los seguidores de esos programas. En todo caso, lo que se presenta en las imágenes es la versión del vloguero, cuyas descripciones retuercen el dramatismo, y cuyo trauma personal en relación con la muerte de sus padres ha provocado una especial atracción por este tipo de crímenes. Un hombre asesina a su mujer y a sus padres, otro se infiltra en una casa y mata a todos los miembros de la familia, y un joven con deudas de juego pide ayuda a su ex-novia para después regocijarse en su asesinato. Esta sucesión de escenas brutales y claramente cruentas, manifiestan el terror de una forma tan grotesca que los asesinos se muestran como personajes unidimensionales, cuyo placer en el momento de cometer los crímenes es casi tan desagradable como la explicitud sangrienta.

También hay una relación algo macabra con los fetos y los bebés, que se manifiesta en el propio título de la película y en una canción de cuna que suena a lo largo de la narración. El vloguero sobrevivió a la muerte de sus padres porque el homicida manifestó un cierto grado de humanidad. Cuando en los minutos finales se muestra una sucesión de imágenes de partos reales, éstas no son menos sangrientas y repulsivas que las que se han podido mostrar a lo largo de la película, lo que en cierta manera plantea una reflexión sobre cómo recibimos la representación descarnada en diferentes contextos. 

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

Sympathy for the devil

Yuval Adler, 2023 | Fantasia Film Festival | ★☆☆☆☆

Fantasia Film Festival decidió entregar este año el Cheval Noir Honorary Career Award, premio dedicado a la trayectoria, al actor Nicolas Cage (1964, Long Beach), que finalmente tuvo que cancelar su visita al festival debido a la huelga de actores convocada por el sindicato SAG-AFTRA. Como complemento a la entrega del premio, que no se pudo realizar, Fantasia presentó el estreno mundial de Sympathy for the devil (Yuval Adler, 2023), la última de las películas de serie B que ha protagonizado el actor, maquillada como una producción de mayor peso con la incorporación de un intérprete reconocido. La historia plantea desde el principio un enfrentamiento entre dos personajes que no tienen nombre, o que adoptan diferentes nombres según las referencias a su pasado. El conductor (Joel Kinnaman), que se dirige al hospital donde su esposa está dando a luz a su segundo hijo, es secuestrado por El pasajero (Nicolas Cage), quien le pide a punta de pistola que le lleve a un destino sin especificar hasta más adelante en la película. Y a partir de ese momento el interés principal está en cómo se va revelando la conexión que en realidad tienen el conductor y el pasajero, que se remonta a unos hechos del pasado, con un Nicolas Cage al que, como suele ser habitual en la última parte de su filmografía, se le ha soltado la correa para que haga todas las muecas que quiera, y Joel Kinnaman poniendo todo el tiempo la misma cara de estupefacción que se puede ver en la fotografía que acompaña a este comentario. Nicolas Cage ha reconvertido su carrera, de forma inteligente, en una sucesión de películas en las que, al contrario de lo que suele suceder, no es el director el que establece los criterios de interpretación, sino que la mayor parte de los realizadores con los que trabaja se ponen a su servicio para servir a un histrionismo que el actor ha convertido en una seña de identidad aplaudida por muchos espectadores, consiguiendo que sus películas casi se conviertan en un subgénero por sí mismas.

Pero el guión escrito por el debutante Luke Paradise, quien según IMDb tiene hasta ocho guiones en desarrollo, no ayuda especialmente a establecer una narrativa clara, a pesar de lo básico de su propuesta. Prácticamente podemos adivinar todo lo que le ocurre a los personajes que se cruzan en el camino del conductor y el pasajero, desde un policía que les detiene para pedirles la documentación en la carretera, hasta los clientes y trabajadores de un diner, sobre todo cuando el menú indica "No substitutions", es decir, que no se pueden pedir otros ingredientes diferentes a los que tiene cada plato. Joel Kinnaman trabajó con el director israelí Yuval Adler en la película Los secretos que ocultamos (2020), y parece que trata de darle algo de solidez a un personaje que esconde cierta ambigüedad, pero tiene poco que hacer frente al festival de histrionismo de Nicolas Cage, que como de costumbre parece disfrutar con su pelo teñido de rojo que según el director fue una sugerencia de él mismo, algo que nos creemos sin dudarlo. Pero, por mucho que la mayor parte del tiempo se desarrolle dentro de un coche, la historia al final no nos lleva a ninguna parte, se esconde para el precipitado desenlace una revelación que no es especialmente impactante, y lo más sorprendente que ocurre en la película es que no se incluye en la banda sonora la canción de The Rolling Stones. 

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

tOuch Kink

Todd "Max" Carey, 2023 | Fantasia Film Festival | ★★★☆☆

Hay una intención expuesta desde el principio en este documental de tratar de aclarar los malentendidos y percepciones equivocadas que rodean al mundo del BDSM, introduciéndonos en convenciones, encuentros y sesiones a través de algunos de sus practicantes, generalmente profesionales que se reafirman dentro de sus identidades sadomasoquistas. En los primeros minutos se aclara que la idea de la película surgió a partir del contacto entre el director Todd "Max" Carey y la conocida dominatriz January Seraph, a quien está dedicada la película. Descrita por el director como una "musa voluble, guía e inspiración detrás de la comprensión del poder secreto que todas las mujeres poseen", January Seraph falleció en 2017 en San Francisco a la edad de 34 años, pero sus breves intervenciones ofrecen algunas de las reflexiones más sólidas sobre las ideas preconcebidas en torno al BDSM. Ciertamente, haciendo una búsqueda rápida de las películas que han tratado el tema, hay pocas que realmente se acercan de una manera más o menos informativa, lo que hace que tOuch Kink (Todd "Max" Carey, 2023) se revele como una convincente introducción a este mundo. Otros tres protagonistas acompañan a January Seraph como guías de este trayecto: Robin, que mantiene su posición como esclavo y propiedad de una dominatriz; Mistress Evilyne, que sufre las consecuencias de la imagen distorsionada que se tiene del BDSM; y Grace, una novata que hace su primera incursión envuelta en numerosos prejuicios.

La película destaca que el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) que elabora la Asociación Estadounidense de Psiquiatría ha calificado en diferentes décadas el sadomasoquismo, el sadismo y el fetichismo como desviaciones, parafilias o desórdenes mentales, y solo hasta el año 2000, en la versión DSM-4, dejó de considerarlo como un problema psicológico. Uno de los malentendidos más comunes, que describe la propia Grace como una de sus ideas preconcebidas, es que quienes practican el BDSM han tenido alguna experiencia traumática en la infancia, pero el escritor y director Ernest Green responde categóricamente que esta idea "proviene de años y años de propaganda puritana contra cualquier tipo de sexualidad inconformista, que define como patológico todo aquello que no aprueba". tOuch Kink, que ha tenido este fin de semana su estreno mundial en Fantasia Film Festival, utiliza como estructura narrativa el recorrido por los cuatro pasos principales de una escena de BDSM: la negociación, el consentimiento, el juego y el cuidado posterior, de forma que elabora una aproximación que deja claro que una sesión de BDSM está definida por una marcada ordenación de etapas en la que son tan importantes el consenso y la negociación anterior entre los participantes como el propio juego y la dedicación posterior. 

En su intención informativa, el documental a veces descuida la introducción de algo más de creatividad en la planificación y la puesta en escena, en la que las grabaciones durante las sesiones o durante el rodaje de películas BDSM tienen una textura parecida a las entrevistas, de forma que hay una cierta uniformidad en la imagen que lo acerca demasiado a un reportaje televisivo. Pero el contenido es lo suficientemente interesante como para que no resulten demasiado notables estas carencias. Sobre todo cuando aborda de una forma más rotunda los malentendidos en torno a esta comunidad sexual. El caso más claro es el de Mistress Evilyne, quien sufrió en 2015 las quejas de los vecinos de un barrio de clase acomodada en Orpington (Londres), que la denunciaron a la policía porque se escuchaban gritos y latigazos provenientes de su local Dungeon Manor, una mazmorra para prácticas BDSM. Aunque todo estaba en regla y la policía se marchó sin levantar ningún acta después de revisar el lugar, Mistress Evilyne tuvo que marcharse del barrio debido a las constantes quejas. Uno de los aspectos más interesantes que desarrolla la película es la forma en que el BDSM ha pasado de estar dominado en su narrativa principal por el punto de vista masculino para ir siendo conquistado progresivamente por la presencia y el empoderamiento femenino, lo cual es también un reflejo de los cambios en la sociedad. A lo largo de grabaciones que se han realizado en diferentes países como Australia, Gran Bretaña, Alemania, Canadá, Estados Unidos y Costa Rica, lo que destaca tOuch Kink con mayor acierto es el sentido de comunidad que existe en el mundo BDSM, una especie de familia que muchas veces se siente discriminada y malinterpretada  frente a la aceptación social. 

Retrospectiva de Festivales: Bucheon y Fantasia - Parte 2

Mami Wata

C.J. "Fiery" Obasi, 2023 | Fantasia Film Festival | ★★★

Sundance Film Festival '23: Mejor Fotografía


Tras su paso por el Festival de Sundance, donde consiguió el Premio Especial del Jurado a la Mejor Fotografía, y su distribución asegurada en Estados Unidos, la tercera película del director nigeriano C.J. "Fiery" Obasi tiene todas las característica de ser una de las producciones destacadas para la próxima temporada de premios. La historia toma como referencia a la tradicional divinidad africana Mami Wata, diosa de las aguas que se relaciona con el Atlántico y por tanto con la diáspora africano-americana, representando la la capacidad para traspasar fronteras, no solo físicas sino también religiosas, entre el cristianismo y el islamismo. El director y guionista sitúa la acción en la pequeña aldea de Iyi donde la intermediación de la anciana Mama Efe (Rita Edochie) entre el pueblo y la diosa de las aguas comienza a ponerse en duda, sobre todo después de algunos ritos poco satisfactorios, como cuando una madre pretende que le devuelva la vida a su hijo, pero recibe solo la respuesta de que el niño "ha regresado al lugar de donde vino". Pensando que la anciana ha perdido su poder debido a la cada vez menor asistencia de los habitantes de la aldea a sus ceremonias, algunos se rebelan contra ella y sus hijas, que mantienen un sistema matriarcal de estabilidad y paz, pero asentado en las tradiciones. Mama Efe asume la responsabilidad de no permitir que se introduzcan elementos de modernidad, como cuando su hija Prisca (Evelyne Ily Juhen) llama a un médico para que vacune a los habitantes de la aldea, y ella le rechaza, lo que lleva a algunos opositores a reclamar más desarrollo, como en otras aldeas que cuentan con escuelas, carreteras y hospitales. La hija menor, Zinwe (Uzoamaka Aniunoh), está llamada a sustituir a su madre cuando ésta desaparezca, pero no consigue ver a la deidad del agua, hasta que rescata del mar a Jasper (Emeka Amakeze), un desertor de la guerra que las traiciona convirtiéndose en el líder del pueblo, sustituyendo el sistema matriarcal por una violenta imposición masculina. Lo que mejor hace Mami Wata (C.J. "Fiery" Obasi, 2023) es contar una historia nacida del folclore para introducir elementos sobre los sistemas de poder en África, como cuando Jasper exige a los habitantes que entreguen sus joyas y dinero prometiéndoles que los invertirá en escuelas y hospitales para acabar comprando armas automáticas. La película tiene una textura mágica y mitológica que básicamente proviene del propio planteamiento. El director afirma que la primera idea de hacer una historia como ésta proviene de un momento de trance que vivió cuando "me encontré en la playa, mirando al otro lado del océano y vi a quien creo que era Mami Wata, según la descripción de las historias de nuestras abuelas. Ella está de pie en la playa: esta diosa hermosa, de piel oscura, mechones largos que cubren todo su cuerpo y piel brillante como el bronce. Pero todo esto es en blanco y negro, tanto que su piel es negra y brillante, y solo se ve el color de sus ojos rojos". (The Moveable Fest, 25/01/2023)Es precisamente la fotografía en blanco y negro, que resalta los cuerpos oscuros en los que destacan las blancas pinturas tribales, la que define una textura onírica gracias al notable trabajo de la directora de fotografía brasileña Lílis Soares, en una búsqueda de los orígenes ancestrales a través de la imagen. Esta colaboración africano-americana define la propia esencia de la divinidad del agua. Pero Mami Wata tiene también un apoyo importante en el sonido, que extrae el murmullo del viento en el bosque de obsidiana y el susurro de las olas en el mar. Esta mirada cinematográfica estilizada proviene de algunos de los referentes del director como Akira Kurosawa, Alejandro Jodorowsky o David Lynch, y se pueden encontrar rastros de influencias de las películas rodadas en blanco y negro por estos directores. Todos los elementos de la puesta en escena, incluida la absorbente banda sonora del compositor de origen nigeriano Tunde Jegede (1972, Reino Unido), del que no podemos dejar de recomendar su excelente colaboración con la flautista argentina Diana Baroni en el proyecto multimedia The Emidy project (Odyssée d'un esclave musicien) (2018, Papillo Collection), forman un entorno fantástico que resplandece a lo largo de una historia de rebeldía y de trascendencia mitológica. Es también un relato sobre la búsqueda de identidad, entre las tradiciones y la modernidad, entre la magia y la realidad, que dibuja contrastes en todo momento para componer una reflexión sobre África y sus raíces quiméricas. ______________________________________Películas mencionadas: La naranja mecánica se puede ver en HBO Max y Movistar+.Los secretos que ocultamos se puede ver en Prime Video.


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