Reventado

La navidades son unas fiestas que agotan, el ritmo que has de tener, la cantidad de comida que te metes entre pecho y espalda y por si fuera poco, los enanos tienen fiesta y ese ritmo que te cuesta coger durante el resto del año se va a freír espárragos sin ningún tipo de miramiento. Llevo varias semanas que más que caminar me arrastro, pero ahora es todavía más desesperante porque me adelantan hasta las farolas.

Voy tan exhausto de fuerzas que tengo que hacer esfuerzos y focalizarme pensando que el viernes será fin de semana, que con suerte tendré unas minivacaciones, pero a su vez, soy consciente de que tendré por casa a unos petisos llenos de energía, pasados de vueltas y sobreexcitados con todas estas fiestas y que probablemente lo más que podré hacer es sentarme y pedir clemencia y que me dejen cerrar los ojos durante cinco minutos.

Además hoy tengo no dos enanos, sino tres, dando vueltas por casa con lo que el descanso escaso que puedo tener se ha visto reducido, no demasiado porque se que a veces voy de víctima, y tengo que asumir que van a dormir repartidos por todas las camas y que vete a saber tu con quién me va a tocar dormir hoy, si con el sofá, si solo, si con dos, si con uno o si la noche se cruza y se ponen todos malos, no duerma nada en absoluto.

Pero aquí estoy, sacando fuerzas de un tupir que había congelado cuando estaba en mejor forma para seguir publicando aunque sean estos relatos cotidianos. Os digo que tengo temas interesantes que me gustaría tratar pero necesito tiempo, tranquilidad y poder mirar un poco más a fondo las implicaciones, pero hasta que eso pase se van a quedar de momento en el baúl de las ideas.

Con lo que no os que os pida perdón, pero si que espero que no seas muy duros cuando leáis post de este estilo porque la vida es como es, y a veces tu te comes al oso y otras el oso te come a ti.

Película^[1]

[1] Mientras duerme

Jueves, 29 Diciembre, 2016 - 00:05