Revista Ciencia

Riesgos biológicos emergentes: caso ÉBOLA

Por Francisco Nebot Edo

Ébola

INTRODUCCIÓN

Una de las problemáticas de los riesgos biológicos es la escasa repercusión mediática que han tenido hasta ahora teniendo en cuenta que unos 320.000 trabajadores mueren al año y alrededor de unos 5000 en la Unión Europea por estas causas.

Es especialmente interesante y en la actualidad aún más si cabe, el que incumbe al personal sanitario. El RD 664/97, Protección de los Trabajadores contra Riesgos Biológicos,  de 12 de mayo y su posterior Guía de Riesgos Biológicos editada por el INSHT, recogen los principios básicos de actuación. Entre ellos destacaríamos la formación, la vigilancia de la salud, la planificación de las emergencias y las Evaluaciones de Riesgos.

En el siglo XXI, estamos atravesando una época de cambios coyunturales económicos y movimientos migratorios, debidos a los efectos de la globalización que nos toca vivir. Es posible que estas finas barreras que separaban el mundo “desarrollado”,  poco a poco se vayan disolviendo. Por tanto, ¿sería posible que lo que nos estemos enfrentando a un riesgo biológico para el cual no estamos preparados? ¿Es un nuevo resurgir de las epidemias como las que asolaban a Europa en la Edad Media?

Este virus ha de ser tratado por las autoridades sanitarias dentro del grupo IV, puesto que representará un serio peligro para los trabajadores, se puede propagar a la población y no tiene profilaxis o un tratamiento eficaz. Conocida la gravedad del primer caso de infección del ébola en Europa a través de España, se ha abierto un acalorado debate que ha enfrentado a Gobierno, la sanidad y la opinión pública.

TRANSMISIÓN

Las localizaciones en África como origen del ébola se encuentran en Liberia, Nigeria, Sierra Leona o Senegal. Aunque comentaba al principio que existe un aumento migratorio, aquí en nuestro país hay, el riesgo es relativamente escaso por la poca vinculación comercial o de movimiento de personas hacia aquellos.

Otro detalle importante es cuando se contagia. El virus durante el periodo asintomático es poco contagioso. El periodo de incubación abarca un plazo de 2 a 21 días y si tenemos “contacto” con la persona portadora, podríamos garantizar que no hay riesgo, puesto que tras ese plazo es cuando la persona empieza a presentar los síntomas.

Cuando hablamos de “contacto” para transmitir la enfermedad, este debe ser por medio de fluidos o secreciones de la persona portadora que se encuentra en un estado avanzado de la enfermedad. Esta transmisión no incluirá la vía aérea puesto que el virus no tiene ese medio como vehículo, salvo que exista por ejemplo una transmisión de fluido (por ejemplo con un estornudo).

Pasado el tiempo de incubación, la persona empieza a desarrollar los síntomas más evidentes como son la fiebre alta (38,6ºC), dolores abdominales, odinofagia, fallo hepático, cefaleas, dolores musculares y fallo multiorgánico.

MEDIDAS DE PROTECCIÓN COLECTIVAS E INDIVIDUALES

La Ley 31/95, de 8 de noviembre de prevención de riesgos laborales, establece dentro de sus principios generales descritos en su artículo 15, se deberá anteponer la protección colectiva a la individual y esto ocurrirá también en el caso de los riesgos biológicos. Entre los medios de protección colectiva para nuestro caso, destacaré:

  • Sistemas de filtración de partículas.
  • Sistemas de ventilación con depresión (el aire nunca saldrá de las zonas confinadas hacia el exterior)
  • Cabinas de bioseguridad para Riesgos biológicos de nivel IV. Deberán ser de flujo laminar con filtro HEPA para filtrar el aire y la manipulación será en biocontenedores. Con estos filtros se garantiza la protección del  manipulador, producto y al entorno de trabajo para evitar la dispersión.
  • Sistemas de extracción localizada que dispone de filtros HEPA. Estos sistemas de extracción que conducirá al exterior no se mezclará en ningún momento con corrientes entrantes.

Además las salas de tratamientos están separadas del resto como pasillos por medio de vestíbulos que disponen de puertas de paso automáticas para garantizar la estanqueidad. También, el que exista una depresión con respecto a los vestíbulos para garantizar que  no pueda existir contaminación hacia el exterior del recinto.

En cuanto a los EPIs, deberemos garantizar que los sanitarios dispongan de:

  • Equipos respiratorios. Siempre en función del agente.
  • Protección de la piel y mucosas por medio de mono tipo buzo con capucha y doble guante. Los buzos son desechables, termosellados, puños elásticos y deberán ser impermeables. También se ha de disponer de un “verdugo” para sujeción del pelo. Se deberá tener en cuenta que la unión de guantes con el buzo será por medio de cinta adhesiva para evitar posibles vías de entrada.
  • Botas impermeables.
  • Gafas integrales e incluso dependiendo de los casos una pantalla de protección facial. Se recomienda que si se llevan gafas graduadas, estás se inmovilicen a la cara por medio de una cinta adhesiva.

Sumado a lo anterior, se debería de establecer unos procedimientos por escrito que contemple no sólo lo que son las tareas propias del personal sanitario, sino también  aspectos como la gestión de los residuos, la vigilancia médica o la formación e información a los trabajadores.

LA PREVENCIÓN EN EL PERSONAL SANITARIO. NECESIDAD DE LA FORMACIÓN Y REALIZACIÓN DE SIMULACROS.

Las medidas anteriores, tendrían escaso valor, si el centro no establece un protocolo y una formación e información a TODOS los miembros no sólo de personal sanitario sino también de administración que directamente se puedan ver relacionadas con posibles casos de personas contagiadas. A estas medidas, también se deberían programar sesiones para dar a conocer al resto del personal, los protocolos así como la realización de simulacros.

El protocolo se activa ya desde consultas externas ya que el personal de admisión detecta que una persona presenta los síntomas y procede de zonas de alto riesgo, podría ser unas evidencias claras para iniciarlo. Desde aquí también se pueden realizar medidas de tipo de diseño de instalaciones interponiendo barreras como los cristales que separen a los recién llegados del personal. Tras el aviso se trasladará al paciente, aunque todavía sin aislamiento completo.

En el box, el facultativo y la enfermera, estarán preparados con mascarillas FP3 y guantes y evitarían el posible el contacto con el paciente por medio de un alejamiento físico. Se  procederá a realizar unas preguntas al individuo y se procedería a realizar el traslado posterior a la zona de aislamiento.

La zona de aislamiento tiene un nivel de contención de nivel alto. La habitación está dotada de exclusa y dispone de una pre-cámara. La habitación está en depresión y se comprueba que sea así pues está monitorizado. Las puertas tienen un sistema de enclavamiento.

Paralelamente a esto, existen medidas para lo que son las secreciones para un control de posibles dispersiones. Estas medidas van desde un sistema de tratamiento de efluentes con lejía, geles solidificantes de residuos tipo III para evitar desecharlos por el inodoro. Debemos recordar que todo el material descartado deberá de gestionarse como residuo de nivel III, para su posterior incineración por la empresa competente.

En cuanto a las manipulaciones del paciente como extracciones, recogida de secreciones, toma de constantes, etc. siempre deberá de hacerse con dos personas y que estarán controladas desde el exterior por un observador para controlar posibles incidencias.

En el Área de Vigilancia Intensiva (AVI), es la zona donde finalmente estará el paciente para un estudio más en profundidad. Una vez retirada la camilla se deberá de desinfectar por fuera para un nuevo uso.

En cuanto al uso de los EPIs, es un tema delicado. En las pre-cámaras donde se deben de quitar los equipos deberíamos de tener un observador que nos controle en todo momento todos los pasos a seguir. Es vital que el observador adopte una actitud de “mando” puesto que ha de garantizar que el trabajador siga los pasos de retirada manera meticulosa.  Como medidas importantes destacaría:

  • En cada paso deberán sumergirse los guante en cloro para desinfectarlas.   
  • Vigilar que la capucha no toque la nuca (se debe retirar al revés). Tras este paso delicado de la capucha, se continuará hacia los pies desplegando el buzo al revés. 
  • Se deberá desinfectar la suela de los zapatos.
  • Lavado final de la mano en cinco pasos.
  • Se podrá quitar la ropa allí y pasar a la ducha o en otra zona.

CONCLUSIONES

El personal sanitario ha de estar preparado para posibles crisis por riesgos biológicos como el ébola y los últimos sucesos ocurridos en Madrid, han hecho que nos pongamos a la cabeza de Europa en el control biológico hospitalario. También desde este post quiero hacer un llamamiento para todo el mundo para que no hagamos cundir un pánico innecesario que no nos beneficia a nadie, ya que como he dicho,  el riesgo de un posible brote incontrolable es altamente improbable.


Riesgos biológicos emergentes: caso ÉBOLA
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