River, Vélez y una noche signada por un fallo inesperado

Demasiado pronto se había extinguido ese inicio entusiasta. Ni Lamela ni Lanzini se mostraban tan sueltos y participativos como al comienzo y progresivamente River había perdido el balón.

Vélez ya lucia mas ordenado y a un encuentro sumamente friccionado ya se le habían ido 35 minutos de juego sin que ni uno ni el otro logre imponer supremacía, aun contando con chances para convertir. Hasta que falló Chichizola y Santiago Silva estuvo allí para aprovecharse de su error y acabar con su invicto de 394 minutos sin recibir un gol.

Cruel e inesperado, el error de quien tan bien había suplido la baja de Juan Pablo Carrizo golpeó duro. Un River algo inseguro atrás y que había exhibido las mismas falencias a la hora de elaborar jugadas de riesgo que en encuentros anteriores, se marchaba al vestuario injustamente derrotado.

Sirvió el descanso y con el juego reanudado la igualdad acabó llegando más temprano que tarde. Lanzini enseñó su gambeta, Papa lo derribó en la puerta del área y Pavone, nuevamente muy solo, cambió el penal por gol.

Los espacios fueron otros, el encuentro mejoró y aunque inicialmente el equipo de JJ López intentó prolongar en el tiempo el impulso anímico que le significó el empate, fue Vélez el que creció, anclado en el talento de Ricky Alvarez y el incontrastable sacrificio de Silva.

De poco sirvieron los ingresos de Caruso primero y Buonanotte después. River ya no pudo hacerse del balón y el equipo de Ricardo Gareca fue merodeando su arco hasta darle el golpe definitivo, ya muy cerca del final.

Alvarez trazó una gran acción entrando al área, Chichizola alcanzó a desviar el remate posterior de Ramírez y Silva acudió nuevamente puntual a su cita con el gol. No hubo tiempo para más.

Vélez gana oxigeno y suma nuevamente de a tres en el campeonato, mientras espera recomponer su imagen también en Copa Libertadores. River perdió el invicto y vuelve a mirar de reojo los promedios, el campeonato al que irremediablemente debe seguir apuntándole.