Otra vez bajo sospecha.
Este es el tomo en el que Light se deja de tonterías y echa mano definitivamente de los seguidores de Kira, es cierto que esto ya se veía en el anterior, pero como las cosas se le complican... digamos que se ve forzado a delegar algunas cosas en terceros.Gracias a Near, algunos miembros del equipo japonés vuelven a tener sospechas de su cabecilla. N no es un personaje que me guste demasiado, pero tengo que reconocer que cada vez me recuerda más y más al antiguo L. Al inicio de este décimo tomo, se libra de una situación difícil demostrando que la inmensa mayoría de la gente que se ha sumado al bando de Kira no tiene muchas luces, algunos siguen la opinión de las masas, otros sólo están ahí para aprovechar la situación y liarla parda, otros simplemente temen su poder... vamos, que el nuevo "Dios" mueve a lo peor de la raza humana. Pero como siempre, Light desborda suerte por todos sus poros y consigue agenciarse a un ayudante que inexplicablemente es muy parecido a él. Este fanático es un personaje muy curioso, claramente está como un cencerro, pero cumple el papel que se le ha encomendado a la perfección, incluso mejor de lo que esperaba el propio Light (aunque el riesgo de dar poder a un seguidor con ese punto tan alto de locura, puede no salir muy bien a largo plazo).
Gracias a este nuevo personaje, vuelve otro del pasado del protagonista. No me esperaba volver a ver a esa persona, pero parece que va a dar mucho juego y eso siempre es bueno en este manga, cuanto más peones haya en el tablero más interesante se vuelve la historia. Por otro lado, Mello se ha situado como en un segundo plano, por ahora parece que se limita a observar y poco más... aunque conociendo su carácter imagino que no tardará mucho en pasar a la acción.
En conclusión, un tomo muy interesante donde no dejan de pasar cosas y que deja la situación bastante tensa para Kira.