Road to turín

POR CARLOS ROMERO.

Muy pocos días para que el Grande clave otra pica en las entrañas de Europa.

El Sevilla FC siempre fue la vanguardia futbolística en el sur de España, y hoy las distancias aumentan inexorablemente a años luz del siguiente.

Volveremos a pasear a Andalucía por el mundo, que fijará sus ojos sobre los de sus hijos, incluso sobre los de Caín.

He estado estos días muy cercano a cómo se viven los prolegómenos de una final europea en un club. Otra final más.

Se masca la ilusión, se puede tocar con los dedos. La sonrisa está dibujada en las caras con una especie de tinta imborrable e indeleble, que aguantará el paso del tiempo por muchos años que pasen. Ese nerviosismo de cosquilleo, de vellos erizándose y de escalofríos en la espalda. No he podido evitar observar las inmensas colas que se han formado estos días, para optar a ser testigos una vez más de la historia que se escribe con letras de oro. He visto cómo sevillistas gritaban cuando conseguían su entrada para ver el partido directamente en Turín. Cómo se fotografiaban con ella como si de un tesoro se tratase, siempre con el signo de la victoria dibujado con los dedos, viendo cómo se abrazaban, porque, ¿saben? la victoria encarna un afán de superación, de exigencia y crítica, que es lo que define a esta afición.

La victoria es el premio al sufrimiento, es aquello verdadero por lo que un equipo de fútbol trabaja alentado por sus seguidores. Para llegar donde hemos llegado ha hecho falta trabajar con tesón, conjuntamente, institución, equipo y afición.

Nadie nos ha regalado nada.

Sí, leen bien aquellos incautos que son engañados por sus dirigentes e historiadores de pacotilla, o por otros esperpentos que en necesidad lo son para que puedan brillar con más ímpetu la honestidad y el saber estar. Un contraste que bien puede distinguirse en esta ciudad, que diferencia entre valores e inmundicias, entre la luz y las tinieblas, y el rojo sobre el verde. Enteraos de una vez, esos que soñaron que podrían llegar a vivir esto alguna vez y se toparon con su triste realidad, la historia no comenzó hace diez años como pretendéis, sino hace 124 años y nunca nadie nos superó en absolutamente nada.

Nadie.

Porque para estar donde estamos, escuchen bien, tuvimos que hacer un esfuerzo que otros no hicieron, llegar a un noveno puesto pagando nuestros impuestos y no deberle a nadie absolutamente nada, mientras otros se gastaban ese dinero de todos en jugadores para hacer la temporada de su vida. Podría haber sido otro club el que estuviese en ese noveno puesto, pero fue el Sevilla FC en buena lid. Las normas son para todos.

La caravana sevillista partirá dentro de poco para llegar a los pies de los Alpes y aterrizar en los Giardini reali en primera instancia, que se convertirán en el barrio de Nervión durante unas horas. Miles y miles de sevillistas, incluso muchos de ellos sin entrada.

Allí gritarán Sevilla Fútbol Club. Sonarán notas de Arrebato provenientes del alma. Volarán banderas de amor a unos colores y sonarán palmas que nadie podrá imitar junto a los hermanos de sentimiento, que igual no se conocen, pero ni falta que les hace.

Disfrutando lo que estamos disfrutando estos días, que nos quiten lo bailao pase lo que pase el día 14.

Hasta la muerte, hermano, hasta la muerte.

Échale huevos.