Revista América Latina

Robo

Publicado el 03 septiembre 2013 por Darioalex

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Por: Darío Alejandro Escobar

Robaron en mi casa hace unos días. Se aprovecharon del aplastante horario de trabajo de mi madre, de una salida de mi hermano, y principalmente,  conocían que yo estaba fuera por compromisos ineludibles. Esta es la otra cara de la gente de la Habana Vieja, siempre hay uno “cazándote la pelea”. 

No se llevaron demasiado –comparado con lo que pudieran haber hecho- porque no pudieron, entraron y salieron por el único acceso posible, el balcón de mi vecina de al lado. Es difícil, casi suicida, pero con práctica y un poco de audacia se puede hacer. Eso sobra en el barrio mío. A mi madre no le ha ido nada bien con el suceso, nunca se ha acostumbrado a la Habana Vieja, su falta de higiene crónica, no solo física, sino también cultural.

Él ya sabía que no iba a estar por una semana, en la Habana Vieja usted debe hablar en voz baja, aunque esté furioso, porque corre el riesgo de que el edificio y buena parte de la cuadra baje el televisor para escuchar su diatriba. Mi madre, por desgracia no ha entendido eso, pero ya sería pedirle casi lo imposible, se ha reinventado demasiadas veces a sí misma como para que también deba hablar bajito en su propia casa. 

Yo estoy molesto, como se dice en la calle, “muy empinga´o”. Tengo casi la certeza de quién es, pero el tipo no se portado por aquí desde el día del delito. Me roe la cabeza, porque sé que si hubiera estado eso no pasa, ellos me conocen,  me han medido ya.

Hay un punto en que la ira supera la razón y no se puede, ni quiere uno controlarse. Hay un punto en que quieres tirarlo todo a mierda y meterle tres tubazos a un hijoeputa y después ir pa´l  “tanque” si hace falta.

Veremos si el tipo aparece, y veremos cómo tengo el día yo en ese momento.

Ahhh, la policía, bueno ¿Qué podemos decir? En fin, se ha portado demasiado correcta para mi gusto y yo conozco el material.


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