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Roma Cristiana – Parte 1

Por El Mundo A La Vuelta @mundoalavuelta

Nuestra segunda parte del viaje a Roma abordará la Roma Cristiana, que sin duda alguna, tiene en la ciudad eterna los pilares históricos de su fe; y para entender esto tenemos que remontarnos hasta el verano del año 64, cuando en Roma se desató un feroz incendió que dejo cerca del 80% de la ciudad bajos las llamas.

Nerón, el emperador, era el principal sospechoso del incendio, pero él, en un acto de astucia política, culpó del incendio a una secta en auge, que se caracterizaba por sus extraños rituales, – comían y bebían el cuerpo y la sangre del hijo de su Dios -. Esa secta eran los seguidores de Jesús de Nazaret, llamados cristianos.

Cientos de cristianos eran torturados y ofrecidos a los Romanos en el Circo de Calígula – también llamado circo de Nerón -. Muchos fueron obligados a luchar contra fieras salvajes y gladiadores, mientras que muchos otros eran directamente crucificados; sin duda alguna, el mas destacado de estos mártires cristianos fue, un hombre galileo llamado Simón Pedro y señalado como uno de los doce discípulos de Jesús y perpetuador de su mensaje.

Era el año 67 de nuestra era y en el circo de Calígula era crucificado Pedro, quien, antes de morir pidió a sus verdugos que lo crucificaran con los pies hacia arriba, pues no creía ser merecedor de una muerte igual a la de su maestro, también muerto en la cruz varios años antes. Su cuerpo fue enterrado a un costado del Circo, en el mismo lugar, donde hoy se levanta el mayor templo de la cristiandad, la Basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano.

De esta manera comienza la segunda parte de nuestro viaje a Roma, hablando de la Roma Cristiana, la Roma que Pedro, aquel pescador de Galilea, iba a transformar de  manera más influyente que cualquiera de los grandes emperadores.

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Basílica Papale di San Pietro in Vaticano.

La mejor manera de comenzar el recorrido por esa Roma Cristiana, no puede ser otro que la La Basílica Papale di San Pietro in Vaticano.

El listón había quedado muy alto con lo visto en la Roma Antigua, – el Coliseo, el Foro Romano, el Pantheón, etcétera. – pero al entrar en la Plaza de San Pedro, pronto nos dimos cuenta que nuestra visita a la Basílica de San Pedro iba a estar a la altura o por encima de las expectativas.

Aprovechando que era pronto y recién abrían las puertas de acceso a la Cúpula, optamos por comenzar por ahí nuestra visita. Los precios de la Cúpula de la Basílica de San Pedro son 5€ ó 7€ y la diferencia radica en los primeros 230 escalones que puedes ahorrarte si subes en ascensor.

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Para llegar a la cúspide, debes subir 320 escalones, por una muy estrecha escalera, no apta para personas con limitaciones físicas importantes, ni para aquellos que sufran de claustrofobia.

Luego del agotador ascenso, todo tiene justificación. Las vistas desde la Cúpula son impresionantes y permiten contemplar el dominio de la Basílica de San Pedro, sobre la ciudad.

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Vista desde la Plaza de San Pedro, Vía della Conciliazione, Castell Sant’Angelo desde la Cúpula de la Basílica de San Pedro

La construcción de la basílica de San Pedro, tal como la conocemos ahora, fue un proceso que involucró varios pontífices e innumerables arquitectos, los mejores de su tiempo, tal es así, que en 1546, a la edad de 72 años, fue designado Miguelangelo como arquitecto de la basílica.

El principal aporte de Miguel Ángel al proyecto de San Pedro, fue el diseño de la Cúpula, que se convirtió en el elemento predominante de toda la obra, pero Miguel Ángel moriría antes de verla finalizada y su discípulo Fontana y Della Porta culminarían el trabajo años mas tarde.

Estando sobre la cúpula, podemos ver la magnitud de los diseños de Miguel Ángel, ya que no solo logro que la cúpula fuera el elemento más destacado de la basílica, sino que ha sido el elemento más sobresaliente del horizonte romano.

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Museos Vaticanos, Capilla Sixtina y Jardines Vaticanos vistos desde la Cúpula de la Basílica de San Pedro.

A un costado de la plaza de San Pedro, se pueden observar los Museos Vaticanos, incluyendo el tejado y la chimenea de la Capilla Sixtina, además de los Jardines Vaticanos, sin duda, unas vistas que no puedes dejar de contemplar cuando visites Roma.

Era el momento de descender de la cúpula de San Pedro, pero no por ello descendían los atractivos que tiene la Basílica, al contrario, hasta ahora comenzaban.

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Cúpula de la Basílica de San Pedro vista desde su interior.

Tanto, como para subir y bajar de la cúpula, debes caminar por el interior de esta. Desde este punto se pueden observar al detalle, cada una de los frescos, del sin fin de pequeños detalles que decoran esta obra maestra, pero estando allí solo me preguntaba, ¿cómo fue posible realizar semejante obra?, y ¿dónde estaría oculto ese talento que nunca tuve para dibujar tan siquiera un circulo?

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Cúpula vista desde el interior de la Basílica de San Pedro

Estar dentro de este espacio tan grande, produce una sensación extraña, todo es tan grande y colosal, que se necesita un tiempo para asimilar, pero el equilibrio y armonía son tales que todo encaja, todo tiene su lugar.

El Baldaquino de San Pedro, diseñado y construido por Bernini, es el centro de la obra y concentra gran parte de la atención; allí se encuentra el altar mayor y sobre este, está la cúpula de Miguel Ángel y debajo de él, reposa la tumba de San Pedro.

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Otro punto de bastante atención por parte de los visitantes es la Piedad de Migue Ángel. Con tan solo 23 años, el gran Miguel Ángel esculpió una de las grandes obras del renacimiento, hoy admirada por todos quienes visitan San Pedro.

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La Piedad
Autor: Miguel Ángel

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Vista de la Cúpula y arcos de la Basílica de San Pedro.

Observar la Cúpula desde abajo, permite leer más fácilmente la leyenda en latín sobre una franja dorada que dice: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra construiré mi iglesia y te daré las llaves del reino de los cielos”.

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Interior de la Basílica de San Pedro.

Al igual que en la base de la cúpula, toda la nave central de la basílica de San Pedro, está rodeada por un friso, que recorre el perímetro interno sin interrupción. El friso dorado, de tres metros de altura y con inscripciones en latín, señala las palabras que dirigió Cristo a su apóstol Pedro la noche antes de la pasión: “Yo he rogado por ti Pedro, para que no decaiga tú fe y tu una vez convertido, confirma a tus hermanos”.

Al salir de la Basílica ya se notaba el fervor de la multitud agolpada en la Plaza de San Pedro, esperando la salida del Papa Benedicto XVI. Nosotros, caminamos por un costado de la plaza y unas escaleras, custodiadas por la guardia suiza – La guardia de seguridad del Papa – nos indicaban que estábamos en uno de los accesos al Palacio Apostólico del Vaticano, el sitio donde se encuentra la morada del Pontífice Máximo. Las famosas ventanas de la habitación del Papa las teníamos sobre nosotros.

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La multitud de fieles y turistas esperaba las 12:00, cuando llegó la hora, hubo exaltación de muchos quienes esperaban el tradicional rezo del Ángelus. El Papa Benedicto XVI, salió por el balcón y en diferentes idiomas se dirigió a los allí presentes.

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Angelus del Papa Benedicto XVI.
Plaza de San Pedro

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Angelus del Papa Benedicto XVI.
Plaza de San Pedro

Diez minutos después de concluir su bendición, la plaza comenzaba a quedar solo con un grupo de fervorosos que cantaban, bailaban y rezaban bajo la ventana del Papa; mientras tanto nosotros contemplábamos el gran obelisco que se encuentra en la mitad de la plaza y que en perfecta armonía se alinea con la Basílica, la Cúpula y la Vía della Conciliazione.

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Plaza de San Pedro, Obelisco y Vía della Conciliazione

La historia detrás de este obelisco es bastante fascinante. Es un obelisco egipcio de 25 metros de alto y 327 toneladas de peso. En la Antigua Roma, estaba ubicado en el centro del Circo de Nerón y según la tradición cristiana, Pedro, fue crucificado muy cerca de él.

El Obelisco y por tanto el Circo de Nerón se encontraban a un costado de lo que hoy es la Basílica de San Pedro y muchos Papas, quisieron trasladar este obelisco hacia el centro de la Plaza de San Pedro, pero muchos siglos y Papas pasaron, hasta que Sixtus V tomó la determinación de llevarlo al sitio donde hoy lo vemos.

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Base del Obelisco
Centro de la Plaza de San Pedro

Trabajar en el Vaticano era privilegio solo de los mejores. Los nombres más prominentes de la arquitectura, del diseño y las artes tuvieron espacio para plasmar sus obras allí, pero mover el obelisco era algo que no muchos estaban dispuesto a realizar. Se diseño un concurso para elegir el arquitecto encargado de trasladar el obelisco hasta la plaza y se recibieron propuestas de todo tipo, algunas arrancaban del Papa la risa y la rabia por lo absurdas, sin embargo, Doménico Fontana, presentó un diseño realista y fue el ganador del concurso.

Alrededor del obelisco comenzó a levantarse una gran estructura de madera con infinidad de poleas y cuerdas. Un ejército de trabajadores dirigidos por Fontana, compuesto por 800 hombres confeso y asistió a misa antes de proceder. Era tal la responsabilidad, que Fontana y sus trabajadores, tenían varios centenares de caballos ubicados en las inmediaciones para darse a la fuga si fracasaba el intento.

El silencio ordenado por el Papa, solo lo interrumpían los quejidos de los hombres y el relinchar de los caballos mientras levantaban el obelisco, la tensión era enorme y miles de personas que observaban el evento, en absoluto silencio contemplaban como era trasladado el obelisco hacia el centro de la Plaza.

Al levantarlo de su antigua ubicación y luego al ponerlo en el centro de la Plaza hubo gran alegría; el Castell Sant’Angelo disparaba los cañones y todas las iglesias tocaban las campanas celebrando la hazaña.

Además del obelisco, la plaza de San Pedro tiene dos pasajes en forma elíptica, coronados por las figuras de doscientos cuarenta santos. Esta estructuras son bastante atractivas por los centenares de columnas que la levantan.

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Una de las dos fuentes de la Plaza de San Pedro.
En segundo plano se ven algunos de los 240 santos que decoran la plaza.

Terminamos la visita de San Pedro, transitando la Via della Conciliazione. Esta famosa avenida, conecta la plaza de San Pedro con el Castell Sant’Angelo. Esta calle, no es una vía más, su diseño esta en perfecta armonía con la Plaza, la Basílica y la Cúpula; las vistas que desde esta calle se tienen son la manera perfecta para cerrar la primera parte de nuestro recorrido por la Roma Cristiana.

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Vía della Conciliazione y de fondo la Cúpula y Basílica de San Pedro

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