Roma la ciudad eterna

Existe un antiguo proverbio que dice: “vedi Roma e poi muori” (conoce Roma y ya puedes morir en paz) y que si bien no es para tomárselo al pie de la letra, es verdad que conocer la capital del mundo antiguo vale la pena y visitar esta península sin recorrerla es un verdadero pecado, es como ver una película sin llegar a conocer el final de la historia.

Visitar Roma, es como dar un salto hacia el pasado, es vivir la historia en tres dimensiones, un fantástico viaje entre las grandes maravillas del mundo que fue, las raíces de nuestros orígenes latinos y una de las civilizaciones mas antiguas y avanzadas que han poblado este planeta.
Como decía un viejo adagio: “todas los caminos conducen a Roma” y esto en su momento era realmente así, ya que en distintos puntos de Europa y en cada región de la península, existen hasta hoy muestras del pasaje de los antiguos romanos y de las vías que se construyeron en aquel entonces para que el Emperador o sus representantes pudieran llegar directamente a la capital del Imperio y visitar sus confines.
Roma es una ciudad para visitar en cualquier momento del año, aunque en verano resulte particularmente sofocante y que debe ser recorrida en la medida de lo posible caminando, pues de otro modo, se pierde la posibilidad de descubrir muchos de sus secretos. Es una ciudad que encierra maravillas a cada paso, tanto en superficie como en sus entrañas y que a pesar de los muchos siglos que han pasado y de las grandes obras de excavación y recuperación de reliquias, cada día sigue sorprendiendo a arqueólogos e historiadores con nuevos hallazgos.

Si se organiza bien, es posible recorrer todos sus puntos mas importantes y de interés histórico y cultural en una sola jornada. Se puede llegar a Roma con todos los medios posibles y existentes y a cualquier hora de la jornada y desde la estación central, ya es posible dirigirse hacia los mas importantes puntos históricos sin que esto signifique recorridos demasiado largos, ya que se encuentran a pocos centenares de metros y así mismo llegar hasta el Vaticano resulta sencillo, bastara solo atravesar el rio Tevere y estaremos en uno de los lugares mas fantásticos e imponentes, que el hombre ha sido capaz de construir siguiendo la inspiración divina.