Revista Opinión

Roma, los tránsfugas y el vacío

Publicado el 23 abril 2023 por Manuelsegura @manuelsegura
Roma, los tránsfugas y el vacío

A lo largo de estos días, en los que se ha ido conociendo a los integrantes de las candidaturas electorales a las autonómicas y municipales del 28-M, muchos han utilizado una frase para calificar la ausencia de los tránsfugas de Ciudadanos en las listas del PP: Roma no paga traidores. Un dicho tan manido, que se remonta al año 139 antes de Cristo, y que tuvo como protagonista a Viriato, aquel pastor lusitano que sometió a los romanos en diversos enfrentamientos. Cuando, con la intención de firmar la paz con el imperio, envió a tres de los suyos a Roma para rubricarla, a la vuelta, tras ser sobornados oportunamente, estos acabaron con su vida. Hay quien asegura que ese trío traidor fue ajusticiado a posteriori; fundamentalmente para que algunos se ahorraran el pago de lo comprometido. Esa, al menos, es la historia que nos han contado.

Parece que los protagonistas de la noche de aquel día fatídico de marzo de 2021, en la que Ciudadanos intentó, junto al PSOE, censurar al presidente murciano del PP, se han quedado en el aire y cogidos a la brocha. A día de hoy, nadie ha contado con ellos para formar parte de lista alguna, ni autonómica ni municipal. No es de extrañar que haya quien vaya por ahí manifestando su lamento con gemidos, al que la quiera oír, diciendo que lo que ahora le espera no es otra cosa que «el vacío». Una auténtica pena, sin lugar a dudas, para quienes nunca imaginaron verse en una de estas a lo largo de su vida. Porque como expresara esta semana en relación a otras cuestiones, durante un encuentro con socios y lectores celebrado en Murcia, el director de este medio, Ignacio Escolar, toda incompetencia lo bastante avanzada es indistinguible de la maldad.

Digamos que los tránsfugas han disfrutado, en estos dos años y pico desde su retracción, de sueldos opíparos, viajecitos a tutiplén y demás cuchipandas propias del cargo. Hay quien, incluso, con un particular sentido de la dignidad, hasta ha sido capaz de tragarse el sapo luego de ser despojada de competencias, cambiada de edificio y de despacho, quedándose ya desde entonces en el vacío más absoluto, el mismo del que ahora se lamenta, pero, eso sí, con el bolsillo apuntalado, la secretaria presta y el coche oficial a plena disposición. O quien, en su impericia contrastada y afán por amortizar el puesto, ha viajado por medio mundo para ver lo que con el salario de su vida anterior nunca hubiera podido conocer, ni tan siquiera a través de los documentales de La 2 o de cualquier otro canal temático. O aquel otro que aplaudía al líder, hasta enrojecer las palmas de las manos desde su escaño camuflado, con mucho más fervor y entusiasmo de lo que lo hacían los propios fieles a la causa. De qué poco le ha servido tan abyecta exhibición de servilismo. Y cuán duro habrá de ser volver a la cotidiana realidad, a deambular gastando suela, después de haber sido, durante toda una legislatura, el perejil de todas las salsas.

No es descartable, sin embargo, que con el tiempo esta gente encuentre acomodo en esos puestos que siempre se reservan en angostos despachos de la Administración para compromisos ineludibles. O en empresas afectas al régimen. Hay antecedentes por ahí de alguno al que se suponía en otros menesteres, pero que en realidad en lo que estaba era cobrando del erario, instalado en un recoveco histórico, casi con nocturnidad y alevosía, para luego convertirse desde su púlpito en adalid semanal del liberalismo más acérrimo. Es probable que, en el asunto que nos ocupa y en apariencia, dé la sensación de que Roma no pague traidores, por la ausencia referida de estos carotas en los puestos que les den acceso, de nuevo, a un escaño en la Asamblea Regional o acomodo en alguna concejalía de cualquier ayuntamiento. A lo mejor, visto lo visto, sería más correcto deducir que lo que se suele hacer, en estos casos, es alquilar su traición, por aquello de que quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo, como nos dejara dicho el mercedario Tirso de Molina.

[eldiario.esMurcia 23-4-2023]


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