Revista Cultura y Ocio

Roy Galán

Por Mayriel

Ya han pasado varios dias desde que saltó la polémica pero me parece muy interesante e importante compartir este articulo que me he encontrado en facebook

En el totalitarismo de la maternidad.

La periodista Samanta Villar, tras su reciente maternidad, declaró hace algunos días que no era más feliz ahora de lo que era antes y que tener hijos es perder calidad de vida.

Hero Baby, conocidísima marca de productos alimenticios para bebés, ha utilizado estas declaraciones sobre lo que ella siente sobre sus hijos para atacarla: “A Samanta Villar, acomodada y famosa, sus hijos le hacen perder calidad de vida. Ánimo Samanta, tus hijos te querrán igual. Empieza la vida.”

Este ha sido el último improperio que ha tenido que aguantar Samanta después de atreverse a decir lo que pensaba.

Incluso hay una carta de una madre indignada con Samanta: “Estoy convencida que son tu mala actitud ante los cambios y tu egoísmo los que te llevan a estar viviendo la maternidad así. Lo siento mucho por ti, de verdad, me da pena que tengas esos sentimientos y pensamientos tan oscuros. Y espero que muestres a tus hijos más amor del que pareces sentir por ellos tras leer esta entrevista.”

¿Por qué Samantha Villar no puede expresar su sentimiento sobre la maternidad sin ser increpada por ello hasta por una marca comercial?

¿Por qué las madres se sienten continuamente atacadas cuando alguien difiere sobre determinados aspectos de la crianza?

El problema es que, con respecto a la maternidad, existe una especie de mordaza invisible sobre algunos sentimientos y pensamientos, que no son oscuros como dice la “buena” madre, sino que otros hacen que te sientas culpable por tenerlos.

Esa culpa de no saber querer bien a tus hijos.

De ser una mala madre.

Es tremendamente injusto que todo el mundo se meta en tu maternidad.

La maternidad, como el amor o el cuerpo, son sitios privativos.

Nadie puede decirte cómo vivirlos.

Samanta tiene derecho a hablar de cómo ve el mundo sin ser agredida por ello.

¿A quién agrede ella diciendo que tener hijos es perder calidad de vida o que no es más feliz siendo madre que cuando no lo era?

A nadie.

La calidad de vida de Samanta habla de la vida de Samanta no de la vida de Hero Baby o la de las “buenas” madres.

Tal vez el sentimiento de pérdida de calidad no sería tan extremo si, por ejemplo, existiera una baja de paternidad obligatoria e intransferible.

Si los cuidados fueran compartidos con los hombres.

Porque telita tener que comerte todo sola.

La cuestión es que las mujeres están tradicionalmente obligadas a cuidar con alegría, sin queja y con extrema devoción.

Tienen que ser sacrificadas y ya si eso, con mirar a los ojos a sus hijos, desaparecen absolutamente todas las penas.

Y si se te ocurre decir que no, que solo con la mera presencia de ellos no se te va todo, entonces eres una mujer nefasta, a la que amenazan y chantajean con el cariño futuro de sus hijos.

Tus hijos te querrán igual. Espero que demuestres más amor.

¿Qué saben ellos de los vínculos de Samanta con sus hijos?

No saben nada.

Solo se sienten violentados porque si la maternidad no era tan “guay” entonces ya no venderé productos para bebés o como madre se me desmontará mi teoría de la felicidad suprema basada única y exclusivamente en el hecho de criar.

La maternidad es para siempre.

Incluso aunque tus hijos se mueran sigues siendo madre.

Incluso aunque tu madre se muera sigues siendo hijo.

Las madres son nuestro primer lugar.

Las madres no tienen que pensar que somos lo mejor de sus vidas.

Tienen que protegernos hasta que podamos nosotros proteger a otros.

Cada gesto de más es un regalo continuo.

Y no es menos madre la que hace menos gestos.

Igual que no es menos humano aquel al que le falta un dedo.

Tenemos que dejar ser y estar a las mujeres.

Que se alegren, que se arrepientan, que se enfaden, que se cuestionen, que se equivoquen, que se diviertan, que se expresen sin miedo.

Dejemos a las madres libres.

Porque solo así tendremos un futuro de hijos e hijas libres.

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