Revista Cultura y Ocio

Rozalén o la magia hecha palabra /concierto en cádiz, 8 agosto 2014

Publicado el 13 agosto 2014 por Lacaravanadelrock

Que Cádiz tiene una magia especial, creemos que no se puede poner en duda. En sus playas, en su paisaje urbano, en sus gentes. Pero cuando a la magia de un entorno bellísimo como es el Castillo de Santa Catalina se le añade la oscuridad de la noche de tinta china rota por una luna glotona de gorda que era, y el ARTE, así, en mayúsculas, de María Rozalén (Albacete, 1986), cualquier palabra para describir esa magia se queda corta. Una de las noches más emotivas, divertidas, perfectas musicalmente y llenas de vida que hemos disfrutado nunca. Y te lo contamos ahora aquí, en La Caravana del Rock.

Todo el que acudió a Santa Catalina sabía que iba a asistir a un concierto de calidad. De hecho, no cabía ni un alfiler: todo el aforo cubierto. Las entradas estaban agotadas y no sólo para acoger a personas jóvenes o de mediana edad, sino personas mayores y, lo que más nos encantó: niños. No solamente adolescentes, sino niños de corta edad que se conocían al dedillo las canciones de Rozalén, que, subida al escenario, se había convertido en un hada más de las que salen en su

Rozalen
bellísima “Las hadas existen”. Y esa hada se vio acompañada de otras pequeñas haditas y hasta de un “hado”. Pero empecemos por donde empiezan las cositas buenas: por el principio.

Voz, música, risas y signos=concierto inolvidable de Rozalén

Como no podía ser de otra forma, la absolutamente genial “80 veces” fue la canción elegida para romper un hielo que en realidad nunca existió. Porque si hubo algo desde antes que la artista subiera al escenario, fue una gran complicidad entre la cantante, los músicos y Beatriz Romero (maravillosa y simpatiquísima intérprete de signos) y el público que se sabía todas las canciones (nos atreveríamos a asegurar que incluso alguna nueva que Rozalén presentó durante el concierto). Una complicidad alentada no sólo por las ganas de disfrutar que tenía el público, sino por ambas mujeres, María y Bea, que iban salpicando cada canción con divertidas anécdotas -una con la palabra y la otra con los signos-, frases dirigidas a los seguidores de la manchega, y con alabanzas sinceras hacia Cádiz, ciudad que conocen bien. La verdad es que da gusto acudir a un concierto con tan buen rollo y en el que el artista se implica y disfruta con sus admiradores y no se limita a enlazar una canción tras otra, con suerte ofreciendo un lánguido “Buenas noches; estoy muy a gusto en vuestra ciudad”. Más de uno y una tendrían que aprender de esta mujer que rebosa sencillez y humanidad.

Rozalen y Belen Peralta

Rozalén, a veces tocando su guitarra -e incluso la bandurria, instrumento que domina desde pequeña-, estuvo acompañada prácticamente en todas las canciones por su “media naranja” artística, la castellonense Beatriz Romero. Y es que es imposible hablar de este concierto sin citar cuánto enriquece la interpretación gestual de Bea las ya de por sí bellísimas canciones de Rozalén. Sonríe cuando hay que sonreír y dramatiza sin excesos cuando toca emocionarse.

Rozaléntoca todos los palos, no solamente en cuanto a estilos musicales (canción de autor, blues, jazz, flamenco incluso), sino en cuanto a emociones. Sus canciones, preciosamente escritas, van desde las más divertidas a las más profundas y sentimentales, que no tristes, o a las más combativas y reivindicativas.

Tras “80 veces” llegó el turno de “Susurros de papel”, y tras él, “Las hadas existen”, una letra que habla de una forma simbólica y acertada del empoderamiento de la mujer. En esta canción, generalmente Rozalén saca al escenario a algunos niños del público y en esta ocasión, no podía ser menos. Salieron varias “haditas” y un “hado” chiquitín que hicieron exclamar con asombro a la cantante que estaban mejor afinados que ella. Una deliciosa imagen que nos hizo arrancar un “aaaaaawnn” de ternura a más de uno. Rozalén, con la inestimable ayuda de Bea Romero y de sus músicos (Álvaro Gandul, Samuel Vidal e Ismael Guijarro), seguía desgranando las canciones de su hasta ahora único álbum, “Con derecho a…”. Temas como “Para los dos” (nos encanta), “Me arrepiento” (a ritmo de ranchera) o una deliciosa, fantástica versión de “Eye in the sky” de The Alan Parsons Project (versión Noa para los más jóvenes ),

Rozalen
que no hizo falta presentar porque se trata de todo un clásico contemporáneo. Y no, Rozalén, que sabemos que leerás esto… Tu inglés no es tan malo como dijiste, así que no vuelvas a disculparte, como hiciste, por tus supuestas “anabotelladas” (arrancando por cierto, con esta ocurrencia, las carcajadas del público).

Llega toda una declaración de principios con Ares

Entre el público asistente veíamos a dos magníficos cantautores gaditanos: Fernando Lobo, que tiene a punto de caramelo su álbum “Para seguir”, que promete bueno y mucho, y del que hablaremos próximamente en La Caravana del Rock, y Ares, que sufrió, en palabras de la propia Rozalén, “un atraco a mano armada”, ya que fue invitado un par de horas antes del concierto a colaborar con la albaceteña. Y lo hizo con una canción que es toda una declaración de principios: “Soy músico”, tema que fue estrenado por Ares en diciembre del año pasado en la Sala Galileo junto a Mara Barros. Una canción que en principio nació como poema, pero que era inevitable musicar. Y ahora, junto a Rozalén y Andy Pérez a la guitarra, era interpretado con todo el corazón porque precisamente lo era por personas que, ante todo, son y se sienten músicos. Inolvidable momento. Otro puntito más de magia para añadir a la noche.

Y continúa la magia

Rozalén no sólo iba dando paso a canciones conocidas (“Alivio”, “Levántante”, “Bajar del mundo”), sino a alguna nueva como “No sé qué hacer”, y haciéndonos que llegáramos al delirio con “Comiéndote a besos”, esa preciosa obra de arte que trata de forma delicada una relación de pareja en el que uno de sus miembros tiene el virus del VIH, o “Saltan chispas”, que coreó el público y que era -en teoría- la última canción del concierto.

Nadie quería que aquella maga de la música guardara todavía su chistera, todos puestos en pie y aplaudiendo, así que Rozalén, que había conectado al cien por cien junto a su plantel de músicos más Jesús Lavilla, que colaboró en un par de temas al teclado, ofrecieron el esperado bis, que incluyó tres canciones, “Inspirándome”, “Cal y arena” (incluyendo acordes de bandurria y un divertidísimo homenaje a Sara Montiel), y una original y hermosa versión del inmortal tango “Volver”. Emocionándonos hasta decir basta, Rozalén decía hasta pronto a Cádiz, una ciudad que, a pesar del paro con el que está castigada, supo responder a la convocatoria mágica de Rozalén llenando todo el espacio. María,

rozalen
emocionada, al dar paso a uno de los temas, agradeció al borde de las lágrimas que los que allí estaban hubieran ahorrado para asistir a esa función magnífica de magia sin conejo ni chistera pero repleta de sentimiento y emoción. Grande, muy grande, Rozalén, una manchega con alma de gaditana, por lo que allí se vio. GRACIAS y que nunca se marchiten las rosas que lucís Bea y tú en vuestras melenas.

Rozalén: María Rozalén (voz, guitarra, bandurria), Beatriz Romero (lenguaje de signos), Ismael Guijarro (guitarra, voces, producción), Samuel Vidal (guitarra), Álvaro Gandul (teclados). Con un agradecimiento especial a Raquel Díaz (road manager), y Lola Escobedo por facilitarnos el trabajo.

Artistas invitados: Ares, Andy Pérez, Jesús Lavilla… y peques del público (coros )

©Belén Peralta, 2014


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