Revista América Latina

Rusia, día 3: abandonen toda esperanza

Publicado el 17 junio 2018 por Javier Montenegro Naranjo @nobodyhaveit

Las desgracias a medias siempre nos dejan en un limbo de incertidumbre. Si Argentina hubiese perdido ante Islandia, nadie apostaría un duro hoy por la albiceleste. Pero como fue un empate, con penal fallado, frente a un equipo cerrado en su propia área, y Messi siempre tuvo a tres hombres encima de él (como si Messi no tuviese siempre a tres hombres encima de él), percibimos la existencia de una esperanza como mismo sentimos una fuga de gas en una habitación cerrada. Está ahí, no sabemos cómo eliminarla y eso nos aterra.

Francia jugó tan mal como Argentina, pero tuvo suerte y Griezman cumplió desde los once pasos; ninguna estrella brilló demasiado y todo fue un trámite de mierda. Perú jugó mucho mejor que Dinamarca, pero falló una pena máxima; fueron tan claras las oportunidades de gol, que cada fallo era como si Christian Cueva cobrase su penal al cielo una y otra vez. Y Croacia apenas se esforzó, pero como todo se trataba de anotar desde el punto de penal, se llevó los tres puntos. Es triste cuando el fútbol queda limitado a esa lotería. Más triste es cuando los hinchas de la albiceleste pensamos de esta forma.

No obstante, hay que felicitar a Sampaoli por la entrada de Higuaín en los últimos diez minutos. “O marcas un gol y te salvas de todas las críticas, o lo fallas y salvas a Messi”. El pipa fue listo y optó por emular a todos sus compañeros: no hacer nada hoy para vivir un día más.

Tal vez Argentina convierta todo ese miedo a decepcionar en su principal fortaleza. Tal vez Di María y Biglia se lesionen y no puedan jugar ni un partido más del Mundial. Tal vez sea como en Italia ’90 y lleguemos a la final. O tal vez sea mejor no ponerle mucha fe, la capacidad para decepcionar de la albiceleste es infinita.

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