Revista Diario

Salas de lactancia, ¿son necesarias?

Por Belen
Salas de lactancia, ¿son necesarias? Estamos en la Semana Internacional de la Lactancia Materna y estos días llueven las publicaciones y artículos relacionadas con el sabio don de amamantar. He leído cosas muy interesantes estos días, artículos nuevos y otros rescatados. Pero no he podido evitar fijarme especialmente en uno que habla de las salas de lactancia. 
De un tiempo a esta parte es habitual encontrarse en espacios públicos (centros comerciales, establecimientos, lugares de ocio, etc) con lugares habilitados para 'alimentar al bebé', ojo no para dar teta solamente, sino para alimentar y atender las necesidades higiénicas de los más pequeños: las salas de lactancia. Y sobre este tema he leído una publicación que ha generado cierto debate sobre su necesidad. ¿Realmente necesitamos un lugar especial para poder alimentar a nuestros hijos?
Antes de expresar mi opinión sobre este tema me gustaría denunciar la falta de salubridad que muchas madres hemos encontrado en estos lugares. He de confesar que yo nunca utilicé estas salas para dar el pecho a mi hijo. Yo he sido de las de 'aquí mismo' y me ha dado igual dónde estaba. Mi niño tenía hambre, pues a comer. Lo incorporé a mi rutina habitual, ya podía estar paseando, comprando, comiendo en un restaurante, o sentada en un banco del parque. Pero sí he accedido a ellas cuando ha sido necesario cambiarle el pañal, ponerle ropa limpia o similar. Y las impresiones no fueron muy agradables. Años después, con mi sobrina o los hijos de otras amigas, he vuelto a conocerlas y para mi triste sorpresa, no habían cambiado mucho. Salas poco iluminadas, pequeñas, donde además existen aseos que dejan un aroma nada agradable y cerradas a cal y canto para evitar que otras personas (porque mira que nos falta ética y respeto) accedan a ellas. La verdad, a mi nunca me resultaron agradables. Acabé prefiriendo cambiar a mi bebé en mis piernas o en su cochecito, donde me aseguraba mayor higiene, limpieza y hasta comodidad. 
Dicho esto, creo que es hora de abordar el tema más importante: ¿son necesarias? Cada mujer y cada madre es un mundo y tiene necesidades distintas. Hay mujeres que prefieren alimentar a sus cachorros en un ambiente más tranquilo, en soledad, bien porque se sienten más cómodas, o porque no les gusta ser objetivo de miradas curiosas o indiscretas. Otras, si dan el pecho, se sienten más protegidas en estas salas, evitando mostrar sus 'virtudes'. Por el contrario, otras (como yo en su día), no es que no sientan pudor, es que me sentía cómoda alimentando a mi bebé en cualquier parte. Por tanto si estas salas ayudan a que algunas madres se sientan mejor y amamanten a sus hijos, ¡apostemos por ellas! 
Pero eso no quita que sigamos trabajando en algo fundamental: Normalizar la lactancia. Ese debe ser el objetivo a alcanzar. Cuando ver a una madre amamantar sea contemplado como algo natural y normal, dejaremos de debatir estos temas. Y en vez de llamarlo sala de lactancia, a lo mejor podemos llamarla sala de bebés, entendida como un lugar limpio y cuidado donde poder atender las necesidades higiénicas o alimentarias de nuestros hijos. En vez de entenderla como el lugar donde una madre debe dar el pecho. 
Y tú, ¿utilizas o has utilizado las salas de lactancia?, ¿qué opinas de su necesidad?

Volver a la Portada de Logo Paperblog