Tiene razón la ministra en lo referente a la emisión de pagarés por parte de Nueva Rumasa, publicitados en diferentes medios de comunicación. En tiempo de crisis la oferta de un elevado interés era atractiva y mucha gente se decanta por este tipo de productos financieros que pueden terminar mal, como fue el caso de Lehman, Sofico y tantos otros. Leí en alguna parte que la garantía para la inversión de unos miles de euros eran los miles de litros de brandy de que disponía el grupo empresarial y que se tasaban a seiscientos euros la botella. No dudo de la calidad que pueda tener esta extraordinaria bebida, pero sí de las posibilidades reales que tendríamos de colocarla en el mercado. Licores a ese precio no abundan en los establecimientos de hostelería ni en las estanterías domésticas, de modo que la posibilidad de convertir la garantía en euros contantes y sonantes, no dejaba de ser una utopía. Ignoro si ahora repartirán el producto entre los inversores, o si por el contrario, se trataba de una trama bien urdida por los familiares del empresario, quien no pasa de ser actualmente un anciano más o menos venerable. Los tiempos de la antigua Rumasa quedan lejanos, y toda la gente situada en la fotografía y que rodea al empresario andaluz son individuos menos conocidos de las nuevas generaciones, dejando entre muchos de nosotros la sospecha de que D. José María, el patriarca de Rumasa es la imagen de una decadencia en la que el dinero de los inversores se verá inevitablemente diluido en las botellas de ese rancio licor al que hacíamos referencia.
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