Revista Cocina

SALMOREJO DE MANZANA [Sin gluten, más ligero]

Por Anamelm

CAL 237,1 · HC 18,3 · PR 6,1 · GR 19,5 [POR RACIÓN, GUARNICIÓN INCLUIDA]

Salmorejo manzana 1Salmorejo manzana 3 Salmorejo manzana 4

A mí esto de las modas en la alimentación no me parece especialmente mal. Es decir, que se pongan de moda ciertos alimentos lo puedo entender, porque está en la naturaleza humana: Descubres una cosa nueva, te vuelves loco y ya te sale ese niño interior al que han regalado un juguete nuevo.

Y ya sólo quieres comer arroz rojo, o algas wakame, o bimi broccolino, o el superalimento de moda que toque. Y te ves haciéndote zumos de cebada, comprando panko para rebozar los mejillones tigre de tu tía Puri, o poniendo ese estiloso golpe de esencia de agüilla de erizo de mar en la paella.

Luego ya se te pasará la tontería y dejarás de usarlo, como hiciste con aquella reducción de módena que se puso tan de moda y que a ti te sabía a caramelo agrio [como a mí, no te creas] pero la ponías hasta en el sandwich mixto de la merienda de los niños.

Porque las modas en alimentación, se entienden. Es lógico, todo llega, tiene su momento y se supera. Como aquella mantequilla de colores, la nocilla blanca o los refrescos tang.

Pero las modas en las dietas se me escapan. La nutrición es una ciencia, y como tal, debería avanzar, pero lanzar tendencias… no sé yo!

Que una cosa engorde ahora y luego no, a mí no me cuadra.

Y cuento esto porque lo del gazpacho sin pan, y el salmorejo sin pan, no viene de una necesidad expresada por las personas con celiaquía, viene de los carbofóbicos, que se convirtieron en una legión allá por los años 60, cuando Atkins y su loca dieta hiperproteica.

Y el pan ha sido una víctima propiciatoria de todas estas dietas locas que basan su saber en la demonización y supresión de un alimento, o grupo de ellos.

Y os hablo de pan, o de los hidratos de carbono, en general. Y de la carbofobia. Hasta un palabro se han inventado para definirlo, ya ha cundido la cosa.

Porque hasta hace muy poco, los hidratos, engordaban, y comer pan venía a ser el sacrilegio máximo de cualquier dieta [de adelgazamiento, que la nutrición no iba de comer bien] que se preciara.

Pero claro, con lo que somos nosotros de comer pan…

Y como lo echamos de menos, nos inventamos cosas loquísimas como el pan de soja [puajs], los panes sin hidratos de las tiendas de dietética [una especie de galletas crujientes insípidas que no se parecen al pan ni de lejos y tampoco sirven para hundirse en salsas #gordor y deliciosas] y las cosas que llevan pan, sin pan.

Gazpacho sin pan, salmorejo sin pan, pudding sin pan, pan sin pan. Que el gazpacho pase, pero el salmorejo… ejem.

Y lo más surrealista de todo esto, es que además los carbofóbicos [entre los que me conté en algún momento de mi vida, gracias a un monitor de gimnasio que iba de nutricionista y nos prohibía comer hidratos a partir de las siete de la tarde] tienen horario.

Es decir, la teoría de los hidratos era la siguiente: Si tú comías hidratos [véase pan] antes de las siete de la tarde, no pasaba nada porque tu cuerpo lo quemaba. Y nadie te preguntaba si antes te habías comido una hamburguesa de tres pisos con extra de bacon, o dos pizzas familiares con un litro de bebida de cola, porque la teoría era antes de las siete, los hidratos no engordan.

Luego ya te tenías que comer la panceta sin el pan. Porque lo que engorda, a ver si me estoy explicando, es el pan.

Y a partir de las siete… terreno libre de hidratos de carbono. Los sandwiches te los hacías con dos tortillas finas donde metías la lechuga, el filete y el tomate, o con pan de ese del que ya hemos hablado…

Pero pan, no. Que engorda.

Por suerte, todos estos mitos están desterrados y se ha demostrado la inconsistencia de muchas tonterías sobre relojes corporales que convierten los hidratos de carbono en grasa sólo a partir de las siete de la tarde, en plan Cenicienta, que si no… ay madre.

Pero una cosa es cierta: y es que para mantener una alimentación equilibrada hay que tener en cuenta el balance de hidratos, proteínas y grasas que ingerimos al cabo del día.

Y punto. Ni más, ni menos.

Yo os he confesado hace unas líneas que tengo un pasado carbofóbico. Sí. Y tengo ciertos hábitos que no me quito ya. Uno de ellos, es hacer el salmorejo con manzana.

Me viene bien, porque es más ligero [y eso, nunca viene mal] y porque en casa gastamos el pan integral multicereales que hago para desayunar, y ya os podéis imaginar hacer un salmorejo con pan de centeno casi negro y tropezones de lino y sésamo. Un poco raro iba a quedar, no os parece?

Una manzana bien ácida hace las veces, aporta la textura necesaria y si la eliges bien, el sabor es perfecto. Y bonus track: libre de gluten, por si a alguien le venía bien.

Receta vilmente asaltada a Mi cocina y otras cosas para el #asaltablogs de este mes

Salmorejo manzana 2

INGREDIENTES [2 RACIONES]   Tomates maduros, 400 g Manzana ácida, 200 g [granny smith o reineta]* Aceite, 30 ml [2 cucharadas] Ajo, 1 diente Sal, al gusto   Guarnición** Jamón ibérico, 2 lonchas Huevo, 1 ud  

*Es importante que no escojas una manzana dulce, o tu salmorejo sabrá un tanto extraño. Esto no es como hacer gazpacho de cerezas.

**He etiquetado la receta como vegana, porque el salmorejo lo es, sin la guarnición. Se puede acompañar de pan tostado, frutos secos o unos germinados.

MODUS OPERANDI

Lo primero que tenemos que hacer es poner el huevo a cocer. Para salmorejo yo lo hago bien cocido, 10 minutos, pero esto ya a tu gusto. Lo pelamos y reservamos.

Sobre el salmorejo, no hay mucho que explicar aquí. Lo único que tienes que hacer es poner todos los ingredientes [tomates, manzana, ajo, sal, vinagre, aceite] en la máquina de triturar cosas, y darle caña.

Si tu máquina no es ultrapotente, puedes pelar los tomates [yo uso Thermomix y no los pelo].

Y si pones el aceite al final con todo triturado, y le metes un golpe de turbo,  queda muy requetebonito todo, porque quedan pequeñas bolitas de aceite en suspensión y eso le da un puntito muy molón.

En el momento de servirlo, se añaden el huevo duro cortado en láminas o picado, y el jamón en tiras o taquitos.


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