Revista Cultura y Ocio

Sam Cooke / Rod Stewart / Nikki Hill. “Twistin’ the Night Away”

Publicado el 23 noviembre 2016 por Raúl Rn

Un ferrari rojo, un motel de carretera y el cadáver de un hombre negro provisto de un sólo zapato y cubierto con una chaqueta. No es el arranque de una película policiaca o un thriller de cine negro, es la escena del crimen que se encontró la policía americana cuando llegó al Motel Hacienda, en las proximidades de Los Ángeles (California). El fallecido era Sam Cooke, uno de los mejores cantantes que han existido, dotado de un timbre privilegiado, único en su manera de frasear y capaz de emocionar por igual a negros y blancos. Apenas tenía treinta y tres años cuando la recepcionista del motel (Bertha Franklin) acabó con su vida de un disparo. Según he podido leer en el reportaje publicado por la revista Don, Sam Cooke acudió a una cena organizada por su productor; allí conoció a la joven Elisa Boyer, tomaron unas copas juntos y se marcharon en el coche de Cooke, quien condujo veintitantos kilómetros hasta llegar al mencionado motel Hacienda, allí se registraron como Sr. y Sra. Cooke (recordemos que Sam estaba casado con Bárbara Cooke). Según testimonio de Elisa Boyer, Cooke intentó violarla, ella se zafó de él y salió huyendo para llamar a la policía; según declaró la recepcionista, Cooke salió apresurádamente de la habitación y, visiblemente alterado, comenzó a discutir y a forcejear con ella hasta que cayeron al suelo, fue entonces cuando Bertha Franklin le disparó tres tiros, uno de ellos mortal. El jurado tardó quince minutos en decidir que Franklin cometió homicidio en defensa propia y para salvaguardar la integridad del hotel, sin que, al parecer, hubiera una investigación exhaustiva sobre el asunto. Pero existe otra versión: Elisa Boyer, para algunos una prostituta, robó a Cooke y éste salió corriendo tras ella, el resto ya lo conocéis. Sea como fuere, era un hombre negro muy conocido, de gran éxito como cantante y dueño de su propia discográfica, algo que tal vez incomodaba a ciertos sectores del poder blanco. A sus funerales, celebrados en diferentes ciudades, acudieron más de doscientas mil personas y su tema " A Change is Gonna Come" acabó convirtiéndose en un himno del movimiento en favor de los derechos civiles. Sin embargo, he preferido acabar con una canción alegre y vital: "Twistin' the Night Away", versionada por muchos artistas próximos al soul ( Paul Rich, Herbert Hunter, Keely Smith, The Marvelettes), al rockabilly y el doo-wop ( The Runaway Boys, The Delltones, Little Franky and the Townbeats), al glam rock ( The Glitter Band), al funk ( Clarence Clemons) y a otros géneros más singulares (Hutti Heita), incluso algo grotescos (Divine). Además de la grabación de estudio de Sam Cooke (os aconsejo que escuchéis también ésta en directo, con una voz más rugosa y rockera), os propongo como destacadas las de Rod Stewart -gran admirador de nuestro protagonista de hoy-, publicada en su álbum "Never a Dull Moment" (1972), y la de la cantante de R&B Nikki Hill, una versión llena de fuerza que tuve la suerte de presenciar en directo hace un par de años.


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