Revista Opinión

Sánchez, el malquerido

Publicado el 03 enero 2016 por Cronicasbarbaras

Una de las muchas causas de que parte notable del PSOE quiera librarse de Pedro Sánchez es su conducta bronca y dictatorial dentro del partido, y pendenciera fuera, donde el ejemplo es la pérdida de las formas y de las medidas ante su antagonista Mariano Rajoy.

Los socialistas veteranos recuerdan que en política se guardan cortesías, entre ellas cierto respeto al opuesto; un ejemplo es el que se tuvieron el comunista Santiago Carrillo y el exministro franquista Manuel Fraga Iribarne.

Nunca había ocurrido algo así, ni siquiera cuando Alfonso Guerra azuzaba a Adolfo Suárez o a Fraga, porque lo hacía con ironía y sonrisas de complicidad.

Sánchez refleja, primero, rabia, y después, odio, sentimientos que detecta un electorado que, aunque deteste también a Rajoy, cree que el país no puede ser dirigido por alguien tan pendenciero.

Cuando uno carece de poder sobre los demás puede permitirse ese carácter, pero no le confía España a alguien igual.

Ese odio se vivió sobre todo en el fallido debate preelectoral, ante un moderador que al no moderar azuzó pasivamente las acometidas insultantes de Sánchez, y ante las que Rajoy fue incapaz de defenderse exponiendo sus ideas.

Por eso muchos españoles que rechazan al líder popular tampoco desean que lo sustituya alguien desabrido, de gritos agudos, cuya única promesa es desmantelar los cuatro años de mandato de Rajoy, como si no hubiera algo positivo en ellos, planteando además suicidar al PSOE uniéndose al populismo chavista y a los filoindependentistas.

Que Rajoy se rodeó o dejó rodear por corruptos es un hecho incontrovertible, pero también adoptó innumerables medidas que, con sus luces y sombras, permiten salir del desastre dejado por Zapatero y los suyos, de los que Sánchez fue un miembro notable.

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SALAS

Tira Salas 5326


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