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Sandalio, el silencio de los inocentes, de Luis Heredia Barragán

Publicado el 09 febrero 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Sandalio, el silencio de los inocentes, de Luis Heredia Barragán

Título: Sandalio, el silencio de los inocentes

Autor: Luis Heredia Barragán

Editorial: El tercer nombre

Año de publicación: 2008

Páginas: 389

ISBN: 9788496693999

Sandalio, el silencio de los inocentes es la primera novela de Luis Heredia Barragán. Él mismo me la envió a finales de diciembre, dedicada, por lo que para mí fue un maravilloso regalo de Navidad que he podido disfrutar ahora y por el que le doy las gracias. Conocí a este autor con su segunda novela, La luz entre las tinieblas.

Las dos novelas son duras, con grandes dosis de injusticia, dolor, sufrimiento y crueldad, ya que la primera está ambientada en la Guerra Civil y la segunda en la Segunda Guerra Mundial. Pero Sandalio tiene además muchísimo sentido del humor que me ha arrancado carcajadas a lo largo de todo el libro. Tiene ternura, cariño, esperanza, amor, amistad, compañerismo y, como ya he dicho, mucho humor.
Luisito el Gafe, la Maruja, la Bestia, el Manco, el flojo, el Depresivo, la Cucaracha el cura, el Nervios, el Sonrisas, el Sargento de la Guardia Civil, el Recortado, el Oscuro, el Dulce, el Señorito, el Cafre, el Enterrador, el Intelectual, el Doctor, el Anciano, la Mofeta, el Bizco, Delrevés, el Niño Cantor, el Mensajero, el Flaco, el Susto, el Bombetas, Manolo el de la taberna, el Paquito, el Maestro, el Colgado y el Semental. Y, por supuesto, Sandalio, el tonto del pueblo, un niño mudo, feo, delgaducho, desgarbado, cabezón, sin pelo, con las orejas demasiado grandes y salidas y con los mocos siempre colgándole de la nariz.

Todos ellos son los protagonistas de esta novela. Durante la Guerra Civil, han decidido abandonar su aldea, un pueblo perdido de la provincia de Guadalajara, para defender todo aquello en lo que creen: la libertad, la justicia, la democracia y, por supuesto, la República. Por eso no dudan en formar una milicia de voluntarios para defender las ciudades de Brihuega y Guadalajara del asedio de las tropas franquistas y, sobre todo, de los camisas negras, los soldados fascistas italianos que, voluntariamente, se pusieron bajo las órdenes de Mussolini para apoyar a Franco.

Sin embargo, esta no es una novela bélica, ni siquiera histórica. Es una novela de seres humanos. Seres humanos que, aunque no son precisamente perfectos, sino que reúnen muchos méritos para ser encerrados en un psiquiátrico, a lo largo de las páginas nos conquistan con sus defectos, pero también con sus virtudes que, aunque en la mayoría de los casos estén muy pero que muy ocultas, siempre acaban saliendo a la luz.

Junto con el desarrollo de las batallas, la barbarie, la pobreza, el hambre, la destrucción, la muerte, la desesperación, la injusticia, los abusos, el dolor, el sufrimiento y todos los horrores provocados por la guerra, la novela intercala también la historia de sus protagonistas: su pasado, sus manías, sus miedos, sus ilusiones y, por supuesto, el origen de sus motes. Y así, conforme los vamos conociendo, vamos sintiendo un gran cariño, ternura y compasión por estos 32 milicianos republicanos tan peculiares.Lo mismo que sentimos por Sandalio, el niño tonto de la aldea que cuenta con la única compañía de su perro, el Aceituno, y de su abuela. No tiene padre, ni siquiera sabe quién es, y tampoco tiene madre. Nunca la ha conocido porque lo abandonó en casa de su abuela nada más nacer. Por eso Sandalio, a sus 13 años, decide acompañar a los hombres de su aldea a Brihuega para intentar encontrar a su madre en plena Guerra Civil.

Sin embargo, sus caminos se separan pronto y Sandalio cambia la compañía de los 32 voluntarios republicanos por la de Tomás, un anciano muy especial, un mendigo que siempre va acompañado por sus dos ratas, las dos Marías.

Poco a poco descubrimos el pasado, la historia y los secretos no solo de los 32 milicianos, sino también de la madre de Sandalio y de Tomás y así entendemos sus fantasmas, sus ilusiones y, sobre todo, sus motivaciones y por qué son cómo son. Y, nuevamente, cuanto más los conocemos más cariño se les coge. Y, por supuesto, lo mismo nos ocurre con Sandalio, un niño que a lo largo de sus 13 años ha sufrido muchísimo, que ha sido marginado, despreciado, humillado y, sobre todo, abandonado, pero que esconde muchos secretos en su interior y, ante todo, mucha fuerza, valor y amor que ofrecer a los demás.

No quiero contaros mucho más porque no quiero desvelaros la trama de la novela. Sólo que sepáis que engancha muchísimo desde la primera hasta la última página, que tiene un ritmo trepidante y muy sorprendente. Que es una novela original que combina a la perfección el dolor, la ternura y el humor con pequeñas dosis de realismo mágico. Que es una historia de personajes, de historias que se cruzan y entrecruzan una y mil veces, de caminos que se unen y se separan para volver a unirse. Es una historia de una guerra que saca lo peor de las personas: asesinatos, acusaciones, mentiras, violaciones, abusos, injusticias. Pero también lo mejor de sí mismas: el compañerismo, la amistad, la generosidad, la valentía, la complicidad, el amor.

Sandalio, el silencio de los inocentes, no sólo me ha atrapado y me ha seducido. Me ha hecho reír, pero también llorar. Me ha transportado a las trincheras de la Guerra Civil, a los hospitales, los pueblos dejados de la mano de Dios, los conventos, los cuarteles, los psiquiátricos y, sobre todo, me ha hecho conocer a unos personajes crueles, violentos, duros, sanguinarios, pero también tiernos, divertidos, singulares y, por encima de todo, inolvidables.


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