Revista Cultura y Ocio

Santa Valentina tiene un plan, Regina Roman

Publicado el 31 marzo 2014 por Olgasalar
Santa Valentina tiene un plan, Regina Roman
SI EL DESTINO SE HA LLEVADO A TU AMOR VERDADERO… LÍATE A FLECHAZOS CON LOS DEMÁS
La vida no había sido fácil para Adela; inseguridades, pasadita de peso, con un exmarido cubano tomádole el pelo… Hasta que conoció al guapísimo Juan, y le hizo ver lo apetecibles que resultaban sus carnes y lo bellísima que era… Sin embargo, aparentemente, el destino la ha tomado con ella y, cuando Juan desaparece sin remedio de su vida, Adela se convierte en Santa Valentina, una emparejadora profesional empeñada en que sus amigos se enamoren, lo quieran ellos o no.
Lo único que no entra en sus cálculos es cierto misterioso violinista que consigue ponerle la carne de gallina, y que se plantee si realmente solo existe una media naranja para cada uno.
Santa Valentina tiene un plan nos cuenta la historia de Adela, aquel personaje tan entrañable que conocimos en Quiérome mucho y Quiéreme si te atreves, la bilogía de Regina Roman. Está narrado en primera persona, es la propia protagonista la que nos cuenta todo lo que va pasando y eso es uno de los puntos fuertes del libro puesto que ella tiene pensamientos muy divertidos. Como todo el mundo, a veces divaga y eso queda plasmado en la narración, arrancándonos una sonrisa incluso en los momentos en los que creemos que no vamos a poder sonreír. Porque sí, porque el principio es muy duro. Acompañamos a Adela en un momento de su vida en el que le ocurre algo que no ha podido prever, algo para lo que no está preparada y que le rompe todos sus esquemas. La muerte de un ser querido. 
Los primeros capítulos son devastadores, vamos viendo como, poco a poco, Adela pasa por las distintas fases del duelo, aunque siempre en clave de comedia. Ella misma decide que el amor está prohibido para ella, que ya no es posible que vuelva a amar, pero decide hacer de Valentina y emparejar a la gente que la rodea, de ahí el título del libro. Hasta eso le sale mal, no es muy buena celestina, pero ella le pone empeño. Mucho empeño. 
Llega a su vida un músico callejero que toca siempre en la misma esquina, disfrazado de un personaje famoso, con su bombín, una espesa capa de maquillaje blanco en su cara y un bigotito. La chica se fija en él, más allá del personaje en el que se ha caracterizado y decide ayudarle sin saber que esa decisión cambiará la vida de ambos. 
A la mañana siguiente me puse un vestido amarillo, el más alegre que tenía. Mi chico me enseñó a dejar aparcados los complejos y lucir colores brillantes en la ropa a pesar de mis lorzas. Pero Juan seguía con cara de funeral. Antes de desayunar telefoneó tres veces a su santa madre y la cosa no hizo sino que empeorar. Ella prometió con solemnidad hacerle llegar el resultado de sus análisis y Juan se pasó la jornada pegado a su ordenador aguardando el correo electrónico del doctor. No solemos almorzar juntos pero ese día, en recordatorio de los tiempos de la gestoría, hicimos una excepción y nos citamos en un snack-bar, relativamente cerca de nuestros actuales puestos de trabajo.
Tenemos una suerte de personajes, pero si me tuviera que quedar con alguno, que no fueran los protagonistas, sería con Juanito o con Celia. El primero, es un perrito que Adela acoge y que le sirve de ancla para poder seguir adelante. El segundo, una mujer, su actual jefa, que le da una gran lección y que tiene un corazón, si cabe, todavía más grande.  En esta historia también nos encontramos con viejos personajes como Cayetana o Marina, que nos demostrarán que la amistad está por encima de todo, y personajes nuevos como son sus nuevas compañeras de trabajo. Todas tienen un papel en esta historia, nada ocurre sin un motivo y todas y cada una, a su manera, ayudarán a Adela a reinventarse de nuevo después de ese duro golpe por el que ha tenido que pasar. 
Y también está Noel, ese músico rodeado de misterio del que poco o nada sabe a pesar de llegar a tener una relación bastante buena entre ellos. Su pasado es un misterio y su futuro es incierto, lo único que sabe Adela es que siempre toca en la misma esquina, llueva o nieve, haga frío o haga calor. Ambos comparten más de un desayuno en el bar de Miguelón, desayunos que cada vez están más cargados de intimidad entre ellos puesto que ambos se necesitan para seguir adelante.
En definitiva, se trata de una historia con el sello de Regina, una novela en la que nos podremos reír por los comentarios y los pensamientos de Adela y que nos estremecerá en varias ocasiones. La autora sigue muy en su estilo, dejando su huella en todo el libro. Una historia fresca y divertida que nos ayudará a ver las cosas desde otro punto de vista. 

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