Revista Cultura y Ocio

Santander y la Ruta de la Lana

Por Dapalo
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La historia de Santander y su puerto están íntimamente ligadas desde que los romanos fundaron en el año 19 a.C. el Portus Victoriae. En 1296 se forma la Hermandad de las Marismas, de la que Santander es parte. La creación del Consulado de Burgos en 1493 permitió el tráfico de lana por este puerto, incidiendo positivamente en su economía. En el siglo XVI, fue un puerto fundamental para la Marina y el comercio del Reino de Castilla. Ya en 1570, el rey Felipe II lo declara base naval del Cantábrico, y en 1639 se funda el Real Astillero de Guarnizo.
En la Edad Moderna el mejor momento fue durante el siglo XVI cuando, compitiendo con Bilbao, fue el puerto de exportación de lana castellana.
Tras un período de decadencia, en el siglo XVIII llegó una época de crecimiento gracias al comercio con América y por la decisión de la monarquía que trató de potenciar Santander frente a Bilbao en el comercio de las lanas. Para ello facilitó la construcción de nuevos caminos de carros con Reinosa (el Camino Real de Reinosa) y eximió de impuestos a la lana castellana que salía por Santander. La apertura de esta vía se inscribe en la política interna de una época de reformas impulsada por los monarcas borbones, en pleno proceso de centralización administrativa por el que se suprimieron aduanas interiores y se mejoraron o crearon caminos. A ello se le añadió una política de saneamiento de la hacienda pública, que se vio beneficiada con la apertura de este camino a Santander, en perjuicio de los puertos vascos que gozaban de exenciones fiscales.
Otra población a destacar es Camargo, destacando la confluencia de su condición costera y su situación rodeando los accesos a la capital de Cantabria. Por ella pasaban las antiguas líneas de carretas que traían la lana y el grano de Castilla hacia el Puerto de Santander.
Otros puertos cántabros importantes en la exportación de lana fueron Santoña, Laredo y Castro Urdiales.


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