Revista Religión

Santos devotos de la Inmaculada

Por Omarbilbo

El glorioso fundador de la Orden de Predicadores, Santo Domingo, manifestó claramente la creencia en la Inmaculada Concepción de María:

'Así como Adán fue formado de tierra virgen y no maldita, así era conveniente que el segundo Adán, Cristo, naciera también de tierra nunca maldita, es decir, de la Virgen Madre, que nunca fue maldita'.


Es tradición constante que Santo Domingo comprobó con milagros esta su doctrina; pues cuando la defendía en Tolosa, disputando con los albigenses, fue arrojado al fuego el libro en que ella se contenía y quedó intacto e incólume[1].

Santa Teresa de Jesús, prodigio y gloria del mundo y de España, mostró siempre su devoción a la Inmaculada. Describiendo en el capítulo V de su Vida la conversión de una persona, dice de ella que la Santísima Virgen la ayudó, porque era devota de su Concepción y celebraba su fiesta: 'Nuestra Señora le debía ayudar mucho, que era muy devota de su Concepción y en aquel día hacía gran fiesta' [2].

'San Ignacio fue defensor acérrimo de la Concepción Inmaculada, tanto de palabra como por escrito, según consta de un códice suyo manuscrito, que se conserva en Roma, en el cual, después de describir las singulares ilustraciones que recibió de Dios durante aquellos cruentos días en que estudiaba la manera de establecer la pobreza en la casa de la Compañía, manifiesta más de una vez su amor a la pura Concepción de María' [3] .

Otro santo español, devotísimo de la Inmaculada, fue el glorioso fundador de las Escuelas Pías, San José de Calasanz. Bastará recordar, según un antiguo documento español, que se remonta a la época del Santo mismo, la jaculatoria que a cada toque de campana hacía rezar a los alumnos: 'Alábese el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen' [4] .

Finalmente, muy devoto también de la Inmaculada Concepción fue San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros del Corazón de María. Dicen sus biógrafos , que 'la Virgen parecía la celestial protectora de todos sus escritos, los cuales solían honrarse en su primera página con la imagen de la Inmaculada, aun antes de que este misterio hubiera sido definido por la Iglesia'.

[1] cf. GREGORIO ALASTRUEY, o.c., BAC, p.218.

[2] cf. ibid., p217.

[3] cf. ibid., p.221.

cf. BAC, San José de Calasanz, Su obra y escritos [Madrid 1956] p.545.

[5] cf. CRISTÓBAL FERNÁNDEZ, C. M. F., EL Beato Padre Antonio María Claret [Madrid] t.2 p.753


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