Revista Cine

Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXV

Publicado el 27 marzo 2017 por Diezmartinez
Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXV


Tenemos la carne (México, 2016), de Emiliano Rocha Minter. Según alguna crónica publicada enEl País, la opera prima de Rochar Minter provocó una avalancha de huidas en su exhibición en el pasado festival de Sitges 2016 debido a... ¿sus provocaciones? El filme de Rocha Minter no quiere dejar títere con cabeza: que si la Virgen de Guadalupe, que si el himno nacional, que si el incesto, que si el canibalismo, que si unmoney-shotpor si ocupa... La verdad, Tenemos la carnesolo podría asustar a quienes nunca entrarían a ver una película como esta. A los demás -bueno, tampoco exageremos: en todo caso a mí- sospecho que nos podrá parecer un ejercicio tan solemne como tedioso. La historia -en un mundo postapocalíptico un diabólico Noé Hernández acoge a una pareja de jóvenes hermanos, a quienes somete a una serie de actos bien cochinotes- es mero excipiente para las pueriles provocaciones ya descritas. (++)
Aquarius (Ídem, Brasil, 2016), de Kleber Mendonca Filho. El ascendente Mendonca Filho ha dirigido una de las cintas más pertinentes del año (de cualquier año): la historia de una viuda indomable (Sonia Braga) que, ella solita, sin más, se enfrenta a una compañía inmobiliaria que la quiere expulsar del departamento en el que ella vive. El poder de observación del cineasta brasileño, ya demostrado en la también notable Sonidos vecinos (2012), empuja aquí no solo al coraje, sino a la movilización. No es de extrañar que la mezquindad política de los actuales gobernantes brasileños haya bloqueado el envío de este filme al Oscar 2017. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. (*** 1/2)
Los reyes del pueblo que no existe (México, 2015), de Betzabé García. El mejor documental mexicano del 2015 nos presenta la vida de tres familias que sobreviven en el pueblo sumergido de San Marcos, en el sur sinaloense. La opera prima de la joven cineasta García es un cine vivo y alegre, nunca jodidista, nunca tremendista, nunca miserabilista. Un cine cálida y profundamente humano. Con toda justicia fue nombrado mejor documental en Morelia 2015 por un jurado en el que se encontraba, nada menos, Nicolas Philibert. (** 1/2)

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