¿Se puede acabar con la contaminación por plásticos y crear una economía circular?

Pues parece que sí y que hay esperanza. Puede ser posible lograr este objetivo si países, empresas y ciudadanos aplicamos cambios profundos en actividades, planes de acción y en los mercados, si utilizamos de manera adecuada las tecnologías existentes y adoptamos un estilo de vida sostenible.

Es un hecho que el modelo lineal que domina la forma en que producimos, utilizamos y eliminamos los plásticos está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima.

Además, la población de las naciones y comunidades más pobres es la que más sufre, como ocurre en toda la triple crisis planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.

El plástico, ese material repleto de ventajas y virtudes, se ha convertido, por el contrario, en un material dañino, al menos en la forma poco ecointeligente en que lo utilizamos

Para reducir la contaminación por plásticos en un 80% en todo el mundo para 2040, la ONU ha publicado un informe, en forma de hoja de ruta, que sugiere eliminar primero los plásticos innecesarios para, posteriormente, se avance con 3 cambios en el mercado:

• Reutilización: El fomento de las opciones de reutilización, incluidas las botellas rellenables, los dispensadores a granel, los sistemas de depósito y devolución, los sistemas de recuperación de envases … puede reducir el 30% de la polución. Para hacer realidad su potencial, los gobiernos deben ayudar a crear motivos comerciales más sólidos a favor de los objetos reutilizables.
• Reciclaje: el reciclaje debe convertirse en una alternativa estable y rentable. La eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles y mejorar los modelos de los productos hecho de plástico aumentarían la proporción de artículos reciclables del 21% al 50%.
• Reorientación y diversificación: La sustitución de productos como envoltorios de plástico, bolsitas y artículos de comida para llevar por productos fabricados con materiales alternativos (como papel o materiales biodegradables) puede suponer una disminución adicional del 17% de la contaminación.

Incluso con las medidas anteriores, en 2040 todavía será necesario tratar de forma segura 100 millones de toneladas métricas de plásticos procedentes de productos de un solo uso y de vida corta, además de la importante cantidad que vamos acumulando.

Esto puede abordarse aplicando normas determinadas para su eliminación segura y eficaz, responsabilizando a los fabricantes de los productos que desprenden microplásticos y prohibiendo la exportación de residuos plásticos.

En conjunto, el cambio a una economía circular supondría un ahorro de 1,27 billones de dólares, teniendo en cuenta los costes y los ingresos por reciclaje.

Otros 3,25 billones de dólares se ahorrarían gracias a factores externos como la mejora de la salud y el clima, la disminución de la contaminación atmosférica y la degradación de los ecosistemas marinos y los costes relacionados con litigios.

Este cambio también podría dar lugar a un aumento neto de 700.000 puestos de trabajo, sobre todo en los países en vías de desarrollo, lo que mejoraría significativamente los medios de subsistencia de millones de trabajadores en entornos informales.

Los costes de inversión para el cambio sistémico recomendado son significativos, pero inferiores al gasto sin no ocurriera nada: 65.000 millones de dólares al año frente a 113.000 millones.

Se deduce que gran parte de estos costes pueden obtenerse reubicando la financiación prevista para nuevas instalaciones de producción, que ya no serían necesarias gracias a la reducción de la fabricación de plástico, o aplicando mayores impuestos a la creación de nuevas cantidades de este material.

Sin embargo, un retraso de 5 años en la aplicación de planes y medidas puede provocar un aumento de 80 millones de toneladas métricas de contaminación para 2040.

Los costes más elevados tanto en una economía de usar y desechar como en una circular son los operativos. Con una normativa que garantice que los plásticos están diseñados para ser circulares, se puede exigir a los productores que financien la recogida, el reciclado y la eliminación responsable de los productos de plástico al final de su vida útil.

También es recomendable un marco fiscal global podría formar parte de las políticas internacionales para permitir que los materiales reciclados compitan en igualdad de condiciones con las materias primas, crear una economía de escala para las soluciones y establecer sistemas de seguimiento y mecanismos de financiación.

Y no nos podemos olvidar de otras políticas específicas, como normas de diseño, seguridad y plásticos biodegradables, objetivos de reciclado mínimo, impuestos, prohibiciones, estrategias de comunicación, contratación pública y etiquetado de productos.

Esta hoja de ruta, denominada Cerrando el grifo: cómo el mundo puede acabar con la contaminación por plásticos y crear una economía circular, publicada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), está disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.

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