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Secuelas de inundaciones en Pakistán: Una crisis continua

Publicado el 09 enero 2011 por Daniela @lasdiosas
En julio de 2010, casi una quinta parte del territorio de Pakistán fue devastada por inundaciones que provocaron unas 2,000 muertes y afectaron a otros 20 millones de personas. La provincia de Sindh fue la más severamente azotada. Ayesha Khan, del Colectivo para Investigaciones de las Ciencias Sociales, una organización con sede en Karachi, conversó con AWID sobre la situación actual en Sindh. AWID: ¿Cómo es la situación en Sindh ahora, casi siete meses después de las inundaciones?
Ayesha Khan: Sindh sigue siendo la provincia más afectada. Los caminos destruidos por las inundaciones aún no han sido reparados, de modo que el acceso es un gran problema, y la reanudación de la economía agrícola será mucho más difícil. Personas aldeanas que regresaron al distrito de Dadu, donde todavía hay inundaciones, han armado tiendas de campaña en tierra alta, y su futuro luce muy desalentador. El agua que aún no se ha retirado cerca de algunos caminos puede ser desviada con bombas especiales, pero tomará más tiempo drenar el agua de la tierra anegada dentro de las aldeas. Todavía está fluyendo agua de las inundaciones hacia el Lago Manchar,[1] el cual se está desbordando, y el ciclo es continuo porque no hay ningún otro lugar adonde el agua pueda canalizarse. El gobierno podría haber redirigido la corriente del lago hacia el océano cuando las inundaciones comenzaron, pero ahora es demasiado tarde.
Los principales terratenientes en Sindh están menos afectados que las y los agricultores a quienes les alquilan tierras. Todas estas personas agricultoras se han ido a campamentos y otros lugares seguros pero temen que, si regresan a esas tierras, los propietarios les exigirán el pago de sus préstamos anuales, y si no pueden pagarlos sufrirán una mayor penalización. Las y los agricultores han quedado sin nada. Regresarán a sus aldeas sólo cuando la tierra pueda ser cultivada y no antes, mientras no puedan pagar los préstamos. Hay temor de que los terratenientes les den armas a los agricultores para que realicen actividades criminales con el fin de recaudar dinero, lo cual ya es un problema en Sindh. Se ha sugerido que el gobierno les condone a los terratenientes sus préstamos agrícolas pendientes para eliminar la presión sobre las y los agricultores más pobres.
En Sindh, posiblemente el 30 por ciento de las inundaciones aún no ha retrocedido. Estas tierras no rendirán productos hasta por un año. Incluso la tierra de la cual el agua se ha retirado no podrá ser cultivada porque las aguas de las inundaciones contenían mucha suciedad y salinidad que han afectado la calidad de la agricultura. En algunos distritos de la provincia, la mayoría de la gente todavía se encuentra en campamentos, algunos de los cuales están ubicados en propiedad privada a cargo de organizaciones no gubernamentales, mientras que otros son administrados por el gobierno. Las personas en los campamentos dependen de una tarjeta watan[2] (tarjeta nacional o del país) que da derecho a jefes y jefas de hogar (hombres y viudas) a tener acceso a compensación gubernamental en forma de pagos en efectivo para la reconstrucción de viviendas. Sin embargo, ha habido una serie de problemas: No todos los hogares han podido acceder a estas tarjetas, y algunos que sí lo han hecho optan por usar el dinero para comprar alimentos y cubrir otras necesidades, de modo que no tendrán un lugar donde vivir cuando deban dejar los campamentos.[3] Algunas de las personas desplazadas dicen que el apoyo que se les dio inicialmente ha disminuido y ahora reciben suministros intermitentes de alimentos.
AWID: ¿Cómo fueron afectadas las mujeres por las inundaciones?
Ayesha Khan: En su mayoría, las mujeres afectadas[4] se habían dedicado al trabajo agrícola, y cuando tuvieron que irse a los campamentos perdieron sus fuentes de ingresos debido a que los cultivos se arruinaron. Las reservas anuales de trigo de las que dependían quedaron destruidas. Además, los campamentos tienen instalaciones inadecuadas. Las raciones, la distribución de alimentos y las instalaciones médicas son todas esporádicas y fueron expuestas a muchas enfermedades. Algunas de las mujeres dijeron que cuando encontraron llenos los campamentos trataron de hospedarse con parientes, quienes las enviaron de vuelta a los campamentos. Los hombres podían salir de los campamentos para trabajar como jornaleros, pero las mujeres estaban atrapadas en esos lugares y tenían que lidiar con estas condiciones.[5]
AWID: Varios reportajes de prensa señalaron que en los esfuerzos de socorro se dio una menor prioridad a las minorías religiosas. ¿Hubo alguna evidencia de esto?
Ayesha Khan: Evidencias anecdóticas y algunos reportajes de prensa indican que varias autoridades de los campamentos de socorro se rehusaron a brindar asistencia a personas no musulmanas debido a la constante persecución de integrantes de la comunidad Ahmedi y a prejuicios contra estas personas. Sin embargo, los campamentos no eran administrados por el gobierno, sino por organizaciones religiosas que han estado muy involucradas en el trabajo de socorro.
AWID: ¿Cuál es tu impresión de la cobertura de los medios de comunicación sobre el impacto perdurable de la devastación, particularmente en los últimos meses?
Ayesha Khan: Los medios están dando a las inundaciones y las personas afectadas por éstas una cobertura mucho menor que durante julio y agosto. Una razón principal de ello es que los medios dan un seguimiento muy débil y, a pesar de la gran cantidad de canales de televisión privados, los reporteros no están bien capacitados. Otra razón es que hay una fuerte división entre lo rural y lo urbano en lo que concierne al flujo de información en Pakistán. Los periódicos y los canales de radio y televisión están todos en las ciudades, y su método favorito para obtener información es entrevistar a especialistas individuales, preferiblemente dentro de las oficinas de estos medios. Hubo un repentino brote de interés cuando ocurrieron las inundaciones y los periodistas se vieron forzados a entrevistar a esas personas en los campamentos, sobre todo en los más cercanos a las ciudades, y parecía como que los medios de comunicación en Pakistán hubieran descubierto por primera vez a la gente de áreas rurales. Se podían escuchar largos discursos de reporteros de televisión o radio en el campo acerca de cuán pobres eran las personas desplazadas, expresando asombro por el hecho de que esta gente no tenía ninguna pertenencia en absoluto y a menudo estaba malnutrida.[6] Ahora ese interés ha perdido intensidad y los medios se han vuelto a centrar principalmente en los políticos, la corrupción y los ataques suicidas.
Notas:
Soomro, Akhtar, ‘Sur de Pakistán, amenazado de nuevo por inundaciones’, Reuters, 13 de septiembre de 2010.
Janjua, Farhan, ‘Pakistán: Las tarjetas de la desesperación’, Global Voices, 7 de diciembre de 2010.
Al-Dhayi, Ban, ‘Este invierno, millones de desplazados en Pakistán carecerán de vivienda’, UNICEF, 8 de diciembre de 2010.
Aurangzeb Durrani, Shandana, ‘Las mujeres y niños damnificados por las inundaciones en la región noroccidental de Pakistán necesitan con urgencia ayuda vital’, UNICEF, 6 de agosto de 2010.
Beesley, Jane, ‘Dar apoyo a las mujeres tras las inundaciones’, Oxfam Pakistán, 2010.
Al-Dhayi, Ban y Siu, Vivian, ‘Los jóvenes sobrevivientes de las inundaciones en Pakistán tienen por delante una difícil lucha contra la desnutrición’, UNICEF, 13 de octubre de 2010.
Por Kathambi Kinoti Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 7 de enero de 2010. Traducción del inglés: Laura E. Asturias. Título original: ‘Pakistan Floods Aftermath: A Continuing Crisis’.

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