Sí, de acuerdo, "Mira quien habla" protagonizada por John Travolta y Kirstie Alley no era precisamente una obra maestra del cine, pero en su momento fue una comedia familiar llamativa, que batió récords de espectadores en salas y alquilada hasta la saciedad en videoclubes, una historia bien resuelta y entretenida. La idea de la voz en off del bebé tuvo tanta aceptación que aún a día de hoy seguimos viendo anuncios de pañales y alimentación infantil que siguen copiando la fórmula.
En la segunda parte "Mira quién habla también" se estableció un "diálogo" artificial con la hermana menor del niño completamente absurdo dado que el pequeño ya sabía hablar en el sentido real del término. En la tercera "Mira quién habla ahora" extendieron el recurso a los perros de la familia, en un intento fallido de mantener el chiste sin tener bebés para ello. Evidentemente, habiendo perdido la originalidad de la primera, así como la incomunicación del bebé con los adultos (que era la gracia principal) las secuelas no tienen ningún sentido y es un claro ejemplo en el cine actual de cómo aprovechar un producto exitoso e intentar estirar el chicle.
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