Revista Opinión

Semana santa para un dios dormido

Publicado el 23 marzo 2013 por Merche

 

SEMANA SANTA PARA UN DIOS DORMIDO
Y como si los días no supieran de sucesos ni circunstancias, los meses van pasando y llegamos a la primavera que nos ofrece en este año  a su inicio la celebración de la Semana Santa.

Como cada año, las cofradías se preparan para sacar al santo por las calles de cualquier Ciudad maltratada por la crisis.

Los creyentes se recogen en la oración y acompañan el dolor del Cristo al compás de los tambores.

Y en cada golpe de tambor un deseo; que el Señor despierte de su sueño, que mire a sus hijos sin esperanza y que generosos aguardan a que este momento pase…

Que abogue por la justicia del alma ya que la de los hombres hace tiempo que les abandonó, viendo como los ricos defraudan y roban, como los pobres, los únicos decentes en este mundo de injusticia, padecen hambre y ven como sus hijos se alejan en busca de conquistar un futuro robado en su País.

Y convencidos por el reiterado discurso de los hombres de poder, las expectativas han rebajado su exigencia y ya no piden un contrato indefinido, sino un simple contrato, pero contrato, pues son sabedores de que si se les ofrece hacer una “chapuza” y están cobrando la limosna condicional del Estado de 426 euros y les pillan… se quedarán sin nada, mientras, los empresarios se llevan el dinero a cualquier paraíso fiscal, la Corona nos deja al descubierto el robo manifiesto de uno de sus miembros y los políticos…Ayyy, esos políticos que con sus mandatos en su día mandaron al Cristo a la cruz, hoy a nosotros nos engañan y poco a poco nos indican el sendero a la destrucción de una clase trabajadora que quizás se acercó demasiado a los cargos de poder y por eso hoy recibimos el castigo.

Un aroma a claveles y rosas blancas inundan las calles encubriendo así ese otro olor a podredumbre y marginación que en cada esquina de cada ciudad arropa a los que hoy la calle es su hogar por haber sido despojados de él por aquel que con traje y corbata desfila entre los primeros detrás de la Señora, señora a la que cientos de mujeres abogan para que cuide de sus hijos y nos les falte que comer, para que proteja a los que hoy duermen lejos de ellas separados por un Océano y para que las de fuerzas a ellas mismas, para que la desesperanza no se albergue en su cuerpo de manera indefinida y les lleve a lanzarse al vacío por no tener ganas de vivir.

Hombres y mujeres que al cruzar el umbral de los 50 ya se sientes ancianos por no sentirse útiles para pagarse la vida y tener que sobrevivir de la caridad.

Y en el otro lado de la Ciudad, lejos de los cánticos fúnebres, se oyen las voces que claman justicia, que reivindican sus derechos, cambiando los tambores por pitos y palmas, voces rotas de tanto gritar ¡Justicia! Lo gritan para que todos lo oigan, son los que con su juventud han visto truncado su futuro y no están dispuestos a ello, son los que saben como cambiar las cosas para que todos tengamos un futuro más o menos cercano, son los que critican, condenan y desaprueban aquellas medidas de pobreza para los ciudadanos a costa de mantener a los ricos más ricos. Abogan por la igualdad, arropan a los más desprotegidos y exigen los derechos por los que durante años hemos luchado.

Semana Santa para la reflexión, oración y suplicas a un Dios que parece estar dormido.


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