Revista Política

¡Señor Scotty teletranspórtelos!

Publicado el 06 marzo 2015 por Noostradamus
Al final, el partido gobernante en España acabará sentado en el banquillo con sus tesoreros de los últimos veinte años imputados por corrupción, lo cual no es buen asunto para ellos en pleno año electoral. Eso sí, contando siempre con el apoyo incondicional de la muy estricta Merkel, que siempre hace la vista gorda cuando los corruptos de la periferia sur obedecen sus órdenes aunque sea sacrificando a los ciudadanos de sus propios países. Y luego se preguntan cómo es que los habitantes de la periferia sur han dejado de creer en el proyecto europeo. Será que las dudas nacen, crecen y se desarrollan mejor cuando la gente no tiene dónde caerse muerta y malvive en la miseria.
Lo curioso del asunto es que ya existe una versión oficial, no gubernamental, que es distribuida por los medios de comunicación españoles. El argumento es el siguiente, la corrupción organizada consistía en que había unos políticos corruptos que cobraban sobornos a cambio de adjudicaciones públicas y unos empresarios corruptores que se beneficiaban de ello pagando sobornos. Es un fenómeno de teletransporte, como diría el Sr. Spock, que los dioses vulcanianos tengan en su gloria. Y lo es porque entre A y B no hay nada y, sin duda, entre los empresarios que untaban a los miembros del partido y el dinero público que se llevaban mediante concursos de adjudicación de contratos amañados untando a "políticos" del partido en el gobierno se daba un entrelazamiento cuántico de esos que no saben de espacio ni tiempo.
Así que el asunto era cosa que parece de pura magia porque entre ambos alguien debía de haber, dado que ni los políticos ni los empresarios beneficiarios eran quienes tramitaban los papeleos para que se produjese el amaño que les permitía saquear los fondos públicos. Es un caso mágico en el que la corrupción administrativa se produce dentro de la administración pero ésta queda excluida misteriosamente del proceso. Porque España es así de milagrosa y lo que pasa aquí es por arte de magia.
Me trae esto a la memoria el caso de un anciano ex director general de cuyo arbitrio (y arbitrariedad) dependían las concesiones de tumbonas y sombrillas de pago en las playas de un famoso archipiélago español. El buen hombre, víctima de los males que traen la acumulación de años sobre las espaldas se fue a un juzgado a denunciar que un hotelero que le pagaba desde hacía décadas 30.000 euros al año a cambio de que no adjudicase a otro las citadas tumbonas y sombrillas que había en la playa frente a su hotel le había dejado de pagar el soborno sin justificación por estar ya jubilado de su empleo como funcionario, lo que consideraba totalmente injusto y por ese motivo le llevaba a los tribunales. ¡Mira que es mala la vejez!
Porque resulta que el argumento español del "empresario" corruptor y el "político" corrompido se apoya en que esto de la corrupción es cosa de la democracia, como dando a entender que estas cosas no pasaban en los tiempos de la dictadura. Bien, pues el anciano ex director general jubilado nunca fue político, porque jamás se presentó a cargo electo alguno, y sus prácticas venían de décadas antes de que falleciese Franco. Así que es un caso bastante evidente de corrupción administrativa y no política donde la extorsión se apoyaban en la propia arbitrariedad administrativa del que exigía el soborno. Porque a fin de cuentas, las dictaduras no dejan de ser corrupción en estado puro por basarse en el impune abuso de autoridad derivado de la inexistencia de mecanismos democráticos que permitan a los ciudadanos frenarlos.
Así que es evidente que entre el dinero de los ciudadanos y el que se beneficia de actos corruptos para hacerse con él sí que hay un hilo conductor, porque por ahora el teletransporte de dinero público aún está en fase experimental, como diría nuestro estimado Señor Spock. Larga vida y prosperidad a la democracia.

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