Revista Opinión

Señores: «I´m a free man!»

Publicado el 19 septiembre 2022 por Liberal

«Congratulations, here’s your license. And please, drive safely!» Señores: Con esas palabras me entregaron el pasado miércoles 14 mi carnet de conducir en el estado de Virginia. Vaya semanita más intensa y memorable que he tenido. Si eres lector habitual, hace un par de entradas os comenté que iba a ir al estado de Mississippí porque allí no hay examen de conducir. Mi razón no era por «miedo» al examen ni mucho menos, sino porque cuando se tiene un permiso de conducir estudiantil, está prohibido conducir solo sin que tengas un acompañante de al menos 18 años de edad y que tenga carnet de conducir. Claro, por supuesto que muchísima gente acude al examen del «road test» solos, pero yo no soy de los que van por ahí incumpliendo las leyes de la tierra donde vivo. ¡Ni que fuera demócrata woke! Entonces, ¿cómo, preguntarás, pude finalmente acudir al examen sin conocer a nadie en este pueblo para llevarme? Dios santo. Nada más las iglesias de este pueblo enterarse que tenia un examen de conducir pendiente, han encendido sus «transmisores» y el pueblo entero se ha enterado que tengo eso pendiente. Decenas de personas me han escrito o llamado ofreciéndome llevarme al examen si pago la gasolina, o algo por el estilo. ¡Qué grande! La «southern hospitality» es la VERDAD. Eso JAMÁS te lo harian en Nueva York o en Europa en general ni pagando porque en esas zonas del mundo, existe una gran desconfianza hacia el desconocido. No solo eso, sino que además varias personas me han llamado al teléfono para desearme el bien y decirme «you got this sir!» NUNCA en mi vida he vivido en un pueblo así. ¡Hasta los mormones se han metido en esto y han ofrecido llevarme!…aunque, me llevó un chico de un pueblo cercano que solo tiene 25 años y un «pick up truck» muy típico aquí en el sur. Solo tuvo dos requisitos: que le pague 10 dolares la hora (que está por debajo del minimo) y que le deje poner música country del sur a todo volumen en el camino al examen. Un tanto peculiar, pero por mí, no hay problema. No soy políticamente correcto. Estas zonas del sur son increiblemente diferentes al resto de EEUU. La gente todavía te pregunta sobre qué iglesia vas y sobre tu confesión. Cuando les digo «calvinista», muchos me dicen «ahhh eres de los duros de verdad!». Pues sí, sin tonterías. Dios, si existe, tuvo misericordia sobre mí el día del «road test»este pasado miércoles. Lo que más me gusta de esta zona es que casi no hay policía ni burocracia absurda. En el estado de Virginia está prohibido además que un policía te pare por una infracción de tráfico que no ponga en riesgo la vida de los demás. Esto es un estado libre, no como en el norte de EEUU donde gobierna la progresía falsa, o Europa, un continente totalitario, burocrático y liberticida. ¡Ah! Y, tampoco tenemos ningún deber legal de ir por la calle con carnet de identidad. Ningún policía en Virginia te puede pedir el carnet de identidad ni hacerte un registro sin tu consentimiento. Los padres fundadores de EEUU NO querian una policía nacional poderosa, porque vieron el peligro europeo que eso conlleva. Fijaos por ejemplo en España…un país con policía nacional que pisotea constantemente los derechos de las personas y además un país donde el DNI es obligatorio. No gracias.

Llegué vivo al DMV (Department of Motor Vehicles) y el chico que fue conmigo es un caballero rubio típico de esta zona: muy correcto, todo era «yes sir», y me comentó que ya a los 25 años tiene 3 hijos y es divorciado de una mujer muy malvada que no es cristiana. «Me divorcié de ella porque era una influencia demoniaca para mis hijos», me comentó. «¿No es cristiana»?, le pregunté. «No qué va, es atea y dice que va a votar a Biden. Es una zorra puta asquerosa». Me dijo que era originario de Virginia Beach, y que cuando se mudó a esta zona, acabó en un barrio para negros donde él era el único hombre blanco. «¿Te imaginas como me trataron, verdad»? Sí, claro, le contesté. Seguro que el FBI de Joe Biden no investiga eso por «delitos de odio». Vivimos en una sociedad donde un grupo de negros puede decir, como pasó en Memphis hace poco, «quiero matar a una abuela blanca con sus nietos en el coche», y el FBI no investiga nada…pero ¡pobre de ti si lo dijeras siendo un hombre blanco! Se te caería el pelo y el FBI corrupto así como el fiscal Garland te imputaría delitos de odio y amenazas. En el camino, me pidió el favor de poder poner música country. «Rock no te voy a pedir porque yo sé que eres cristiano, y yo también soy cristiano y no voy a ir escuchando rock, pero el country cristiano no me parece mal», me dijo. El joven ha estado en la cárcel hace años por una pelea en la que un chico de raza negra le atacó y él se defendió dándole un puñetazo tan fuerte que casi mata al negro. Estuvo allí esperando las 3 horas que tardó el asunto. Cuando me tocó el turno en la ventanilla, me atendió una gordita cuarentona, bajita, de raza negra. «¿Quieres hacer el road test, Alfred»? Sí señora (yes ma’am). «OK, rellena esto». El formulario me pidió el género, si quiero ser donante de órganos, y la raza. Puse varón (obviamente), raza blanca, y donde pone «información adicional de interés», puse «soy cristiano y no puedo ser otra cosa que libre». Me hizo una prueba de la vista, y luego me sacó una foto. «OK, esperame unos minutos hasta que salga con mi compañera para salir contigo a tu coche». Mientras tanto, estaba yo leyendo la Biblia y rezándole a Dios para que me ayude en el examen. Finalmente salió la señora y una chica gordita también, pero de raza blanca. Es una becaria y fue la que más me observó durante la prueba. Una cosa sí os puedo decir señores, sobre mi Biblia: no tiene polvo. No acumula polvo porque siempre la abro y Dios me ayuda si se lo pido.

Salimos al «parking» y me pidieron llevarles hasta mi coche. Lo primero, examinar todas las funciones vitales del coche: luces, claxon, indicadores, etc. Se meten en el coche y les pedí si no les molesta que no ponga el aire acondicionado y deje las ventanillas abiertas, porque no quiero nada «contagioso». Me dijeron que no hay problema. Entonces, la gordita rubia me leyó unas declaraciones legales: «No te voy a pedir hacer nada inmoral, inseguro o ilegal». Me explicó en qué consiste la prueba. «¿Tiene alguna pregunta, señor»? No, señora. «Bien. Lo primero, quiero que se ponga en marcha atrás y una vez en posición, conduzca hasta el stop al final de este parking». Bien, hice todo correcto y voy al stop, paro totalmente. Si no haces un «full stop», suspenden el examen automáticamente y tienes que volver otro día. «Gira a la izquierda hasta que llegues al semáforo al final de esta calle llamada Rugby». Sí señora. Llego bien. «Ok, cuando el semáforo se ponga verde, gira a la izquierda otra vez y métete en el carril a la derecha en la Avenida Richmond. Bien. Empiezo a conducir recto y entonces me dice «OK, ahora quiero un cambio de carril…vas a cambiar al carril de la izquierda». OK…y entonces cuando lleguemos al semáforo sigue todo recto. Estaremos en una carretera que tiene 5 carriles. Ya en la carretera, me pidió girar a la derecha (para cambiar de carril de nuevo) pero cometí el error de cambiar al carril de la izquierda. «Ayy lo siento», le dije. «Tranquilo. Ahora véte al parking ese que está allí y volveremos a donde estábamos». Corregido ese asunto, lo hice todo bien. Cuando volvimos al parking del DMV, me dijo «aparque donde le sea más cómodo». Y así fue. «Gracias señor, nos vemos dentro y hablemos». No te dicen si «aprobaste» o no hasta estar dentro…más que nada para evitar problemas de agresiones (porque hay personas que son violentas si les dices que suspenden).

En EEUU, obtener el carnet de conducir es todo un acontecimiento porque en este país, eres un don nadie sin coche. Es normal: es un país que fue diseñado para el individualista, y eso del «transporte público» aquí se limita normalmente o bien a las grandes ciudades como NY, o bien para la gente más pobre y desesperada. Si coges el autobús en una ciudad pequeña (suponiendo que tenga ese servicio, porque muchos ni tienen), verás gente de la más pintoresca. Normalmente son gente de raza negra que tiene el carnet suspendido por delitos y demás problemas. Al americano le gusta su coche, y poder salir a la carretera cuando les de la gana. En estos días, he estado conduciendo por mi pueblo y es genial. No tengo que compartir con ningún desconocido mi espacio vital y el terreno es inmenso para explorar. Dáte cuenta que a pesar de las imágenes en la tele, EEUU es un país inmenso y VARÍA MUCHO en cultura según el estado donde vivas. Por ejemplo, Nueva York es casi como si fuera otro país si comparas con el sur. Volviendo al tema, la señora me dijo «has hecho muy bien en la prueba. Sólo unos consejitos. Noto que te pones algo tenso cuando haces un stop. Comprendo que estabas algo nervioso, y eso es normal…pero debes practicar relajarte más. Otro consejo: no pasa nada si estás solamente 5 millas por encima del límite de velocidad. En Virginia solo se considera «speeding» ilegal si estás a 10 millas o más por encima del límite. Espera unos momentos mientras imprimimos tu carnet. En unos minutos, salió con el carnet y me dijo «Congratulations, here’s your license…and please, drive safely!» NEXT! Con esas palabras, salí del DMV en un estado de «shock» positivo. Qué bien siempre me ha tratado el estado de Virginia. Corría el año 1999…ese fue el año cuando conocí a Virginia por primera vez. Dicen los «nativos» que esta zona es como un sumidero. Si entras alguna vez, volverás siempre y aquí estoy señores. 1999 también fue la primera vez en mi vida que salí en los medios de comunicación oponiéndome a las leyes federales sobre derechos civiles. El New York Times, ya en 1999, se horrorizaba conmigo. Pero a mí nunca me ha interesado la opinión del público. Sólo me interesa una opinión: la del Padre Nuestro que está en los cielos.

Ahora por fin puedo ir a la iglesia yo solo sin que nadie me lleve, y pronto tengo planes para coger carretera a otros pueblos más rurales aún. Todavía iré a Mississippi, pero no me urge ahora que tengo mi permiso de conducir. Por otro lado, sigue la buena política en este estado de origen cristiano. El gobernador de Virginia, el bueno de Glenn Youngkin, ha prohibido el relajo y desorden que tenían los «trans» en los colegios. Ahora tu género será con el que NACISTE, y tendrás que usar el baño que te corresponde por biología. El movimiento «trans» ha sido uno de los movimientos más venenosos, perniciosos, diabólicos y repugnantes que hemos visto en muchos años. Ha llegado a extremos tales que hasta muchos homosexuales están alarmados por el odio que destila el movimiento trans ya que intentan penetrar (sin juego de palabras ehh..) hasta el movimiento gay…de ahí las siglas LGBT (cada año le añaden otra letra a la sopa podrida) y Q ahora…y ¡quién sabe lo que haga el diablo próximamente! Si te haces llamar «trans» y me estás leyendo, tengo un mensaje para ti: arrepiéntete y no impongas tu perversión a los que sabemos perfectamente si somos hombres o no. Si naciste varón, eres varón. Podrás maquillarte todo lo que quieras, podrás hacerte llamar María, pero eres un tio. No hay nada que puedas hacer para silenciarme porque yo tengo la Primera Enmienda, y tú no eres quien para quitarme la libertad de expresión. Esto no es como la corrupta y liberticida Europa donde la gente es detenida por pensar libremente. Lo que tienes es una enfermedad mental, además. Se llama «Disforia de género», y hasta está reconocido como tal en el manual psiquiátrico DSM V. Pero yo no necesito un manual mundano para decirme sobre vosotros. El único manual para mí en estas cuestiones es la Santa Biblia y sois irredentos.

En otras notícias, seguimos adelante con mi academia. En mi academia, tengan ustedes por seguro, no se celebra la ideología «trans» ni promovemos mentiras históricas como por ejemplo borrar del mapa a los padres fundadores de EEUU. No hacemos que nadie se sienta mal por ser blanco de piel (como buscan hacer los defensores de la «critical race theory», una teoría satánica cuyos orígenes son alemanes, por cierto, dentro del marxismo). Vamos a dejar esto bien alto y claro: cualquier política que exalte la raza o la étnia por encima de la libertad y dignidad del individuo es una ideología ANTICRISTIANA, sacada directamente de los pozos del infierno. Por esa misma razón, los enemigos de Dios están tan obsesionados con los blancos y por exaltar a las personas que nacieron con la piel marrón o negra. En mi academia solo se enseña una verdad: la de Dios. Ni se añade, ni se resta. Si eres de raza blanca, no tienes nada de lo que disculparte a otros pecadores. Todos hemos sido pecadores y necesitamos a Dios. ¿Crímenes de la historia? ¡Bazofia! ¿Qué tendrá de criminal haberle dado el evangelio a millones de negros e indios? ¡Bendito sea Dios! Nunca te dejes intimidar ni permitir a los enemigos de Dios amedrentar con sus mentiras. Ellos nos odian porque saben que han perdido la cuestión más importante: su salvación. Están desesperados porque cada vez más, millones de ciudadanos de bien despiertan y rechazan esas teorías absurdas tales como «privilegio blanco» y «privilegio masculino». Ayer mismo, un «trans» me tachó de ser «privilegiado varón blanco». Ese tipo de declaraciones tienen su origen en un marxismo putrefacto, anticristiano, racista y colectivista. Yo no soy privilegiado por ser varón de raza blanca. Soy privilegiado por ser cristiano, porque mi Dios se llama Jesucristo y porque ningún hombre o mujer en esta tierra podrá quitarme mis libertades sin una guerra y prefiero morir antes que ser esclavo del nuevo orden mundial que las élites intentan imponernos. Mis enemigos saben que estoy armado y saben que (si me conocen de verdad) que estoy dispuesto a morir por mis ideas. Que Dios os acompañe a todos y nos de fuerza para las batallas que se avecinan.


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