Sepa si su plantilla está estresada: así da la cara el estrés

Aunque hay momentos en que el trabajo exige un esfuerzo adicional y sus empleados se pueden sentir estresados por un pico de actividad, una cosa es que se trate de un sobreesfuerzo puntual y otra que se convierta en algo habitual. El estrés crónico, que se prolonga en el tiempo, puede derivar en otros problemas de salud, como tensión arterial elevada, problemas cardiacos y patologías psicológicas. De hecho, una de cada cuatro bajas laborales está vinculada al estrés, por lo que además de perjudicar la salud de sus trabajadores también se ve afectada la productividad de su empresa. De ahí que la Asociación Española de Especialistas en Medicina de Trabajo haya alertado sobre tres grupos de síntomas que pueden dar la voz de alarma sobre los altos niveles de estrés que pueden padecer sus empleados. Son los siguientes:

1. Síntomas mentales y emocionales. Si su trabajador tiene problemas para concentrarse, está de malhumor, muestra nerviosismo y ansiedad o preocupación excesiva, está agitado, tenso o agobiado y tiene sensación de aislamiento.
2. Síntomas físicos. Si presenta agotamiento, dolor de cabeza, tensión muscular, falta de energía, sequedad bucal, diarrea o estreñimiento, náuseas, vértigo y pulso cardíaco rápido.
3. Síntomas conductuales. Si come o duerme en exceso o muy poco, presenta un aspecto descuidado o si ha empezado a fumar, a beber o a consumir tranquilizantes en exceso.

Pero, ¿cuándo preocuparse? Tener un cierto grado de estrés es necesario para adaptarse a los cambios, a los nuevos desafíos que se presentan en el día a día de una empresa. Aunque en un momento puntual (por un exceso de trabajo inesperado, picos de producción, cierre de un proyecto o trabajo…) pueden aflorar estos síntomas, no deberían prolongarse más allá de dos semanas. La cuestión es qué puede hacer su empresa ante para evitar el estrés crónico. Lo primero es sensibilizar a los mandos intermedios, ya que son la pieza clave en la gestión del estrés laboral. Deben ser flexibles, fomentar una buena organización del trabajo y de los objetivos que se quieren conseguir y transmitir motivación sin ser amenazantes, puesto que el contexto de crisis y el miedo a perder el empleo generan ya de por sí una mayor presión en el trabajo. Hay otras formas que puede plantearse su empresa para tratar de evitar el estrés en sus empleados. Por ejemplo, establecer convenios con gimnasios cercanos para que los trabajadores hagan ejercicio después del trabajo, fomentar la práctica de algún deporte, disponer de salas de descanso donde los empleados puedan relajarse, impartir cursos de gestión del estrés (hay algunos específicos para puestos de responsabilidad, como mandos intermedios y directivos), etc.

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