Revista Cultura y Ocio

Sergio algora

Publicado el 19 junio 2010 por Hache
SERGIO ALGORA
Llevaba ya una temporada loco por poder leer alguno de los libros del malogrado Sergio Algora y me encontré hace unas semanas con el tercero de sus libros, 'Otro rey, la misma reina' (publicado por la editorial Devenir) y me quedé alucinando con este libro que muestra las influencias de poetas como Henri Michaux o Eduardo Cirlot, en el que un rey en un país deshabitado imagina el principio y nos cuenta el fin.
Por lo que estoy loco ahora es por conseguir tener sus libros en mi biblioteca particular.
Dejo aquí los primeros poemas del libro.
Mi amor es un espejo
en un mundo deshabitado.
El amor está
pero sin nosotros.
Todas las mujeres paren desconocidos.
Ya nadie puede desaparecer ni perderse.
De noche se oye el mecánico discurrir
de la sangre insomne de los hombres.
Algún comensal borracho arrastra sus pies
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsobre mis venas.
Todas las camas están recién hechas.
Cada mañana el amor de mi vida
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxacaba de fallecer.
Cada noche levanto la cubierta para acostarme
y sobre la blanca sábana hay un sistema
xxxxxxxxxxxxxxxxxcirculatorio en funcionamiento.
Odian al recién llegado.
Tu nombre rompe mi boca.
Tus dudas amasan mi pan.
Me haces el favor del último aliento.
Has enjoyado lo que sobre las ramas
no se atreve a ser más dulce sin quebrarlas.
Tú haces mi yo sin saberlo.
Tu cuerpo es el más allá más breve.
Sin mi reina deseo la destrucción.
Estoy condenado a mi vida
pues la muerte es bien poco
para el punto y final que espero.
Aliado de mi herida,
la que desde mi sangre no me reconoce.
Allí donde nuestra ausencia
xxxxxxxxxse pregunta por nosotros
y lo que se queda en blanco
está encadenado a una boca
que habla de las heridas como de huéspedes
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque han venido a quedarse
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpara siempre.
Viviendo para siempre
sin esos pocos instantes en los que uno
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpuede fallecer.
Haz ya conmigo lo que quieras
y bebe el vino de los días en vano.
Deposita en lo más hondo
la enseñanza que deja el cielo en blanco.
La expedición encontrará
en el pozo
mis palabras viviendo sin boca.
Tu presencia es voz
para el que es pasto de tu llamada.
Cuando mi amor cante para siempre en tu sangre
la luz sólo podrá ser más luz
allí donde te alumbro a cada instante
y no habrá otro hastío que no poder parar
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpara nada.
No os hagáis eco.
No hagáis oídos.
Se lloverá sobre las bocas
lo que debe ser dicho.
"Todo está dormido"
La mudez hará de mi boca regazo.
La noche por fin conocerá su oscuridad.
No os hagáis eco
No hagáis oídos
Se lloverá sobre las bocas
lo que debe ser dicho.
"Ha caído el palo mayor del mundo" o
"La palabra amor está ya sólo en la boca de las sirenas" o
"Condénate a otros días"
Sentados a esperar que ante nosotros
xxxxxxxxxxxxxxpase el filo
para echar a andar sobre él.
Hemos llegado a un lugar donde el silencio
ya causa bastante terror
xxxxxxxxxxxxxxxpara seguir.
No silencies
que cuando nos ponemos en pie
el cielo encalla.
Pero la vida pasa
sin encontrar un por fin
y hasta la sombra nos deslumbra.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx¡Amén!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAmen.
¿Por qué separarnos si éramos
tú y yo los dos escogidos?
Me habéis confinado en mí
pero esperar mi desaparición
es esperar que a las piedras
las destruya el peso del cielo.
Aún espero que tu amor
me haga tierra yerma
y que todos me llamen
el hombre no labrado-no cultivado-no disgregado.
Se me obsequia con tu boca
esa boca en la que hice prisioneros
y donde maté a mujeres y niños.
Se cuenta que hace muchos años
en tu boca se había llegado a la luna.
En la actualidad
la boca más alta del reino.
–¡Preguntadle a la otra reina! ¡Ella lo vio todo!
–Es cierto. Al otro lado de la ventana de aquel
dormitorio infantil, un hombre y una mujer hacían
carantoñas a un niño sin boca. Estaban intentando
darle la papilla.
–Ordeno que se busque a ese niño
y que se le regale un mundo de trapo
y que se le construya un lecho de besos
cerrados a cal y canto.
La luna está ocupada
xxxxxxxxxxxxxxxxxxcon su luna
la tierra está ocupada
xxxxxxxxxxxxxxxxxxcon su desierto.
Porque todavía no hay nada
xxxxxxxxxxxxen la sombra
no estamos nosotros en estas bocas.
Hoy es el día que al decirte algo
xxxxxxxxxxxxme siento menos vivo
Escúchalo como un sí a nada.
Por todo lo que todavía permanece invisible
xxxxxxxxxxmis sueños mendigan.
Todos los días pienso que nunca
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxte descubriré.
Ábrete como un libro de una página.
Algora, Sergio. 2003. Otro rey, la misma reina. Madrid, Ed. Devenir.

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