Tarde en Cape Cod, de Edward Hopper
LA HORA AZUL
En la hora azul el tiempo se detiene, a la espera. Loki corretea nervioso meneando el rabo, atisba a lo lejos y espera. Jhon reclama su atención ofreciéndole de forma casi mecánica arrumacos y juegos. Extiende la mano hacia el perro y espera. Yo los observo a ambos, los miro sin verlos; y espero. La puerta cerrada espera abrirse, la casa vacía espera llenarse. Espera el árbol a los pájaros y la noche espera al sol.
En la hora azul espero sin saber el qué. Espero en esta ensoñación prolongada, en esta quieta belleza de paladar reseco con la sed intacta.
Lo tengo todo y no retengo nada. Solo el sosiego expectante y repetido, la frustración perpetua de un edén perdido cercano pero inasequible. Y en esta espera de soledad mutua se consumen las horas y los días, se diluye la vida y se abarata.
En el letargo de la hora azul oigo silbar a la melancolía, y a pesar de todo necesito ese instante; lo busco y lo temo, porque sé que en él perduran las respuestas.
Cuadro: Tarde en Cape Cod, de Edward Hopper
Mariaje López©Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.
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