A unos 140 Km. de Cádiz se alza orgullosa Setenil de las Bodegas, sobre un profundo tajo en la roca. Su nombre viene de Septem Nihil, que fueron los siete intentos fallidos de las tropas cristianas de conquistarlo a los árabes. La arquitectura de este singular y bello pueblo habitado por ambles gentes tiene la particularidad de que muchas de las casas han sido excavadas en la propia roca, parecen como acurrucadas en una garganta del río Guadalporcún y a veces la misma roca sirve de tejado de las viviendas.
Es interesante por ser un pueblo blanco diferente dentro de la similitud de todos ellos: A veces se tiene la sensación de caminar bajo la piedra, toda esta particular y curiosa arquitectura se debe a razones prácticas: Estas viviendas conservan el calor en invierno y se mantienen frescas en verano. Además de perderse por sus empinadas y blanqueadas calles, no hay que perderse su castillo árabe con su correspondiente torre del Homenaje, su Iglesia Mayor y la antigua Casa Consistorial, actualmente Oficina de Turismo, donde destaca su artesonado mudéjar.
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