Revista Cultura y Ocio

Sevilla: oro sobre el Guadalquivir

Publicado el 02 diciembre 2014 por Iñigo De Jaime
Sevilla: oro sobre el Guadalquivir

Sevilla: oro sobre el GuadalquivirHe tenido la oportunidad de visitar Sevilla en varias ocasiones, y aunque siempre por motivos laborales, afortunadamente, las obligaciones profesionales me han dejado tiempo libre para poder visitar con pausa sus hermosos rincones.

Muchos son los momentos que podremos justificar para visitar Sevilla, bien sea en su conocida Semana Santa, bien por las ganas de fiesta de su famosísima Feria, etc. Sin embargo, os puedo asegurar que no es necesario poner ninguna excusa para viajar a Hispalis, y descubrir los rincones de esta histórica joya de oro de 24 kilates que se asienta a orillas del Guadalquivir.

En el anterior post os recomendaba varias novelas cuyas tramas se desarrollan en la capital de Andalucía; el humilde objetivo de este post es plantearos y recomendaros un recorrido por alguno de sus lugares más emblemáticos (al menos los más me han gustado a mí), y que os sirva de de aliciente extra para viajar a Sevilla... si no lo habéis hecho aún.

Catedral de Sevilla:

Sevilla: oro sobre el Guadalquivir
Un buen lugar para empezar vuestra visita sin duda es la Catedral, sus muros se despliegan donde, en el siglo XII, estuvo emplazada la Gran Mezquita, conservándose algunas partes del antiguo edificio islámico, como el Patio de los Leones o el alminar, mundialmente conocido como la Giralda. Ofrece una de las vistas más bonitas de Sevilla y sin duda es uno de los emblemáticos iconos de la ciudad.

Sus imponentes dimensiones (40 metros de alto, 116 m de largo y 76 m de ancho) la convierten en la tercera catedral europea por detrás únicamente de San Pedro en el Vaticano y del Duomo de Milán, ambas comentadas en anteriores posts.

En el interior se puede observar la Capilla Real (siglo XX), la cúpula de Hernán Cortés y donde reposa la Virgen de los Reyes (patrona de Sevilla). Tampoco os debéis perder el sepulcro donde se afirma reposan los restos de Cristóbal Colón o la Sacristía de los Cálices.

Real Alcázar:

Otro lugar que os recomiendo visitar es el Real Alcázar: el ingreso en este hermoso Palacio (el más antiguo del mundo que se siga utilizando como residencia real) se realiza por la Puerta del León (llamada así por el león de cerámica que se encuentra sobre el paso), atravesaremos diferentes patios de estilo mudéjar, observando jardines, fuentes, cúpulas y esculturas, bellos rincones y refugios de paz y naturaleza, donde se puede admirar el estilo del paisaje diseñado.

Real Maestranza de Sevilla:

Bautizada como la Catedral del Toreo, esta bella plaza de estilo barroco es parada obligada para cualquier turista que pise la ciudad de Sevilla. Aunque no seas aficionado taurino como yo, merece la pena al menos, acercarte a ver su preciosa y conocida fachada

Barrio de Santa Cruz:

Sevilla: oro sobre el Guadalquivir
Pegado a la Catedral podéis conocer, sin duda, uno de mis rincones favoritos de Sevilla, el Barrio de la Santa Cruz: calles estrechas peatonales, casas señoriales, y las más, encaladas de blanco riguroso, patios cuajados de flores, aroma a azahar y murmullos de fuentes, acompañarán vuestros pasos.

Hay muchas páginas donde podéis encontrar rutas e itinerarios por las callejuelas del Barrio, sin embargo, mi consejo: simplemente perder vuestro caminar por sus calles sin mirar el reloj, y disfrutad curioseando en las numerosas tiendecitas con encanto que os encontraréis (donde comprar algún recuerdo por ejemplo), así como disfrutad de la variedad gastronómica que os ofrecerán los múltiples bares y restaurantes que jalonan las calles del Barrio, donde descansar tras recorrer la ciudad, y donde esconderse del calor (la calor) que suele hacer en Sevilla.

Por cierto, a mí me gusta la Bodega Santa Cruz (la veréis si entráis en el Barrio desde la Catedral) y pedir una caña con alguna de las típicas tapas andaluzas: papas aliñás, gazpacho, cazón en adobo, pescaíto frito, tortillitas de camarones, flamenquines... ¿no os acaba de entrar hambre? A mí sí...

Plaza de España:

Sin duda uno de los lugares emblemáticos de Sevilla. Construido en ladrillo visto para la Expo Iberoamericana de 1929, como homenaje a las provincias del país, está encuadrado en el Parque de María Luisa. Un edificio de estilo renacentista y grandes dimensiones (200 metros de diámetro) y forma semielíptica, que mira hacia el Guadalquivir y hacia América simbolizando un abrazo hacia nuestros países amigos.

Cuenta con un gran canal cruzado por cuatro puentes (representando los 4 antiguos reinos de España) y dos torres de ladrillo, decoradas con cerámica en sus extremos, así como bancos decorados con cerámicas que simbolizan cada provincia española, dando al conjunto un encanto muy especial.

Sin duda un original lugar (aunque más descuidado de lo que debería, en mi opinión) que además, utilicé como Sede figurada de la Falange en mi novela Alfa y el secreto de Aquiles (que os recomiendo, podéis ver el enlace en la parte superior derecha). Comentar por último, que su originalidad ha sido escenario de varias películas, entre ellas: Lawrence de Arabia (cuartel general del ejército británico en El Cairo), El Viento y el León (protagonizada por Sean Connery), o Star Wars II: El ataque de los clones, donde George Lucas representó Naboo (con algunos retoques digitales claro está), tal y como se puede ver en el siguiente video:

Parque de María Luisa:

Como es habitual que en Sevilla el calor pegue con fuerza, al lado de la Plaza de España podéis dar un agradable paseo bajo las sombras de los grandes árboles del bello parque de María Luisa, con 34 hectáreas y donado por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón. Descansar en sus sombras es una buena idea antes de proseguir vuestra visita a Sevilla, por ejemplo recorriendo la orilla del Guadalquivir hasta la Torre del Oro.

Torre del Oro:

Sevilla: oro sobre el Guadalquivir
Visitando Sevilla, una bella ciudad portuaria, es imposible dejar de lado la historia naviera. Por ello, es necesario visitar la Torre del Oro, que antiguamente se encontraba revestida de azulejos que al atardecer se veían dorados, donde funciona el museo naval. Sus piezas, únicas en su género en Sevilla - maquetas, cartas de navegación, brújulas y documentación antigua- relatan con detalle la historia de la navegación sevillana.

Aprovechad para dar un paseo por la orilla del navegable Guadalquivir (bautizado Betis por los romanos), muy animada si no hace excesivo calor.

Especialmente recomendable es cruzar a la orilla de enfrente (Triana), donde en la calle Betis el ambiente nocturno es muy festivo en sus múltiples terrazas de toda la vida y en algunos de los sitios actualmente más in de la ciudad. Como podéis ver, el Betis da la vida a Sevilla, y no, no estoy hablando de fútbol.

Triana:

El origen de este barrio (escenario principal de la novela La reina descalza de Ildefonso Falcones, y donde transcurren hechos vitales en el destino de sus dos protagonistas, Milagros y Caridad) lo encontramos en una alquería, un paisaje verde de exquisitos frutos que hicieron famosa a la Vega de Triana.

Sevilla: oro sobre el Guadalquivir
El recorrido por Triana lo iniciamos cruzando el río Guadalquivir por el popularísimo Puente de Triana o de Isabel II, junto al cercano edifico del Barranco, en la orilla sevillana. La Capillita del Carmen, conocida vulgarmente como El Mechero por su peculiar morfología (en ladrillo en limpio), es uno de los símbolos del barrio de Triana.

Al adentrarse a través de las callecitas y callejones la identidad del barrio parece transformar la visita a cada paso con la presencia de su gente, su vida cotidiana, las academias de baile, los talleres de alfarería y los monumentos históricos. La plaza del Altozano es uno de los centros neurálgicos de Triana. Allí se alza el monumento a uno de los toreros que mayor renombre han alcanzado en la historia de la tauromaquia: Juan Belmonte. Merece la pena sin duda, recorrer la calle Castilla, para sentirnos sobrecogidos ante dos de las imágenes más queridas por los trianeros: el Nazareno de la O (tallada en 1685, y que se venera en la Parroquia de Nuestra Señora de la O), y el inefable Cachorro (1682), que recibe culto en la Capilla del Patrocinio, cerca de la Isla de la Cartuja. La calle San Jacinto es otra vía de singular vitalidad y sabor trianero, donde destacan dos enclaves religiosos: la Capilla de la Estrella (donde brilla con luz propia la hermosa Dolorosa) y la Parroquia de San Jacinto. Desde el Altozano, entraremos en la calle Pureza, verdadera arteria espiritual del barrio. En su Capilla de los Marineros recibe culto la Esperanza de Triana, ante cuya imagen se postran diariamente cientos de trianeros.

Por Duarte, saldremos a la calle más emblemática de Triana: Betis, cuyo nombre romano lo tomó prestado del río al que sirve de espléndido mirador. Sus márgenes quedan tachonadas por numerosos bares y restaurantes de marineros nombres. Abandonaremos Triana por el Puente de San Telmo, desde donde se disfruta de una maravillosa panorámica de ambas orillas del río.

Después de leer el post ¿necesitais más razones para visitar Sevilla?


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