Revista Salud y Bienestar

Sexo joven

Por Pedsocial @Pedsocial

Sexo jovenPasaron por mi lado sin verme, a pesar de la relativa estrechez de la calle en dirección al centro de la ciudad, y que no había nadie más. Uno larguirucho y el otro pequeño, flaco y de cara afilada. Vestidos de moda “hip hop” de pantalones anchos y con sendas gorras con la visera hacia atrás. ¿14, 15?. Justo al sobrepasarme el pequeñajo decía: “Me voy a buscar una niña y me la voy a follar…”, con lo que me pareció la mirada de esa determinación que sólo los jóvenes adoptan como si no hubiese nada más en el mundo. Por un momento me pude imaginar quien sería la pobre desgraciada que se iba a topar con semejante depredador y que nadie lo iba a poder evitar. Lo de “niña” se acomodaba a la estatura y edad del energúmeno, que con esa pinta no podría ni acercarse a una “mujer”, en el sentido convencional. Pero también puede ser un giro cultural del lenguaje; yo mismo a veces llamo “niñas” a alguna de mis coetáneas que pueden tener biznietos… Y, sin embargo, la presunta “niña” probablemente estaba en esos momentos acicalándose y embardurnándose ojos y morro con pinturas de guerra junto a sus amigas, en previsión de un encuentro algo menos que fortuito en la fiesta.

Ana, la enfermera del Centro de Atención Primaria que comparte jornada conmigo, acude dos días a la semana al instituto del barrio, a la consulta escolar. Lo peor no es que tengan relaciones sexuales más o menos precoces, dice. Todo eso es relativo y la edad va bajando. Lo que peor es la promiscuidad, el todas contra todos y el desdén hacia los preservativos. Convencidos de su inmunidad e impunidad, no se paran en barras o barreras. Incluso la habitual creencia de que “la primera vez” no pasa nada. El SIDA se cura y lo del embarazo te lo apañan.

Los pediatras de Atención Primaria no relatan experiencias en enfermedades de transmisión sexual. Me pregunto cuantos han diagnosticado en el último año vulvovaginitis por Clamydia, por ejemplo. A duras penas se “pillan” las sintomáticas más serias y, casi siempre, a toro pasado, cuando los efectos tienen menos remedio.

Lo que, y todavía, no parece alcanzar alguna efectividad es la prevención social. No va a ser la actividad de las enfermeras escolares. Ana explica que los profes no hablan de sexo. Pasan de tema y lo dejan para la ocasional charla de Ciencias naturales. No quieren o no pueden superar los prejuicios o sus propias inseguridades. Y, además, las AMPAs se alborotan cuando se trae a colación la materia de educación sexual en las reuniones, con la sombra de la pederastia sobrevolando.

Pues algo habrá que hacer. ¿Ideas?

X. Allué (Editor)


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