Revista Creaciones

Si caminas…

Por Chio Rocío Moreno @RocioMorenoKiss

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Tú sólo avanza.

Y no trates de apartarte del camino. Es tuyo. Lleva tu olor. Cada paso que das se queda grabado a fuego de manera que, si miras atrás, las pisadas te irán marcando cuál es el bache desde el que has venido. Los baches son esas pupas con costra que de pequeño te quitabas por placer. Unas costras que nunca se curan porque su misión no es evaporarse, sino señalarte qué te vas a ir guardando en los bolsillos.

El camino no es puro azar. Los dados y la ruleta no suelen estar hechos para nosotros. Haz memoria: salimos por peteneras más veces de las que contamos. Esto en sí no es ni bueno ni malo, es crear la paciencia que se necesita para que el resultado sea el exacto. Ese mapa mental que tenemos en la cabeza y que parece hecho de hormigón armado.

Fallar es un verbo sucio, muy feo y oscuro. Sin chispa ni ganas de marcha. Desconoce las mil maneras de luchar que existen… Fíjate si es traicionero que utiliza tus imprudencias como monedas de cambio. Es rastrero. Es el usurero de la autoestima. Y te engaña. Así que descártalo. Hazle bufón de la Corte. O hazle un corte de mangas, tú mandas. No bailes con la más fea y haz de cada pirueta un centímetro extra que te acerque a la siguiente base. 

Por eso mismo, tú sólo recorre. Tú sólo avanza.

Camina. Hazlo a tu ritmo: ni más rápido ni más lento. Eligiendo cada paso pero sin mirarte los pies. La cabeza tiene que ir bien alta, porque sólo así irás creando horizontes nuevos.  Camina porque lo que te empuja está cada día más cerca de tu idea. Camina para evitar estar al borde del colapso. Incluso si tienes miedo. Da igual. Camina porque si no tu brújula perderá el Norte, porque la lógica ya no sabrá del orden de las cosas. Camina para llenar los espacios en blanco que se hubieran quedado llenos de polvo y silencio. Camina y verás que no siempre llegas a Roma. Que hay mucho más…, que todo se transforma.

Camina por ver cómo otros caminan a tu lado. Camina para transformar conceptos. Hay mucho que absorber como esponjas y quedándonos quietos sólo nos marchitamos. Camina los caminos que antes otros crearon. Así aprenderás cómo se marcan los cambios de rumbo. Camina igualmente por donde nunca nadie se ha atrevido a entrar. Camina por ese sendero, porque lleva tu nombre escrito, porque ese quiebro en el mapa estaba destinado a conocerte. Porque esa, sólo esa, es tu historia…

Donde tus pies te marquen, camina sin el “casi”. “Casi” es el enemigo, el que te deja sin agua y muerto de sed en mitad del desierto. La idea es que no te conformes en el mar de Aral si sabes que el Amazonas existe. Camina y serás el caudal, el afluente, las nubes y la tormenta. Todo lo que crea, lo que genera, estará a tu alcance. A un paso. A un tramo. A un trayecto. Camina a pecho descubierto, sé la semilla de tus pasos. Anticípate al morbo y quédate con lo desconocido.

Si caminas, que te quede todo muy claro. Sé lúcido y generoso. Abre los ojos a lo que quepa en ellos. No te desprendas de un sólo recuerdo. Esperánzate con todo y deja que las puertas se cierren y se abran solas. Maravíllate y no te desplomes. Déjate hacer. Muévete con cadencia hacia arriba y hacia abajo. Ronronea, seduce, lame o pasea tu mano bajo las faldas de los días que se dejen rozar. La humedad del asfalto no siempre es engañosa…

Si caminas, si caminas de esta forma,  sueña sin ganas de despertarte.


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