Es curioso que cuando hablamos de los animales que hablan sólo hablamos del hombre. Sin embargo la constitución lingual de los loros les permite articular palabras. Pueden replicar y hasta a veces articular expresiones y diferenciar estados de ánimo de los seres que habitan con él.
A veces me planteo que las personas nos comportamos como loros replicando lo que los demás dicen, manifestándonos incapaces de hablar y de expresar nuestras propias opiniones o emociones.
Para las personas es muy importante aprender a expresar lo que sentimos para formarnos una personalidad y una marca como personas.
Esto en cierto modo impide nuestro desarrollo personal que se genera mediante la comunicación. Disponemos de poder y capacidad para expresarnos, si conseguimos abrirnos, y hablar como seres generadores de opinión potenciaremos también nuestra autoestima.
Animo a todas las personas que dejen de ser silenciosas o replicadoras y pasen a trasladar mensajes propios.
Actuando así ayudaremos a los demás a que nos comprendan mejor, utilizando así la colaboración a proyectos comunes y a poder recibir de los demás una respuesta en modo de feedback para decirnos cómo encajan nuestros mensajes, de forma que acabaremos encontrando un equilibrio entre nuestra forma de pensar y actuar y un entorno comprensible donde sean aceptadas nuestras opiniones y encajemos como seres sociales que somos.
Nos sorprenderíamos de cómo el lenguaje ayuda a integrarnos en la sociedad, aumentar nuestra autoestima y nuestra seguridad y a promover así el desarrollo social y encontrar nuestro lugar en este mundo sin necesidad de utilizar el gps.