Revista En Femenino

Si no puedes cambiar el viento ajusta tu vela

Por Andrea Alanís @andrealanis

Una mañana cualquiera, te levantas, le das un beso de buenos días a tu amor, te acicalas y te dispones a beber ese delicioso café que te pondrá al 100 para empezar el día. Tu amorcito tropieza contigo y esa sensual taza de café termina en tu ropa. Montas en cólera y comienzas a escudriñar cada defecto de tu peor es nada; gritos, sombrerazos y por supuesto no sólo llegas tarde a trabajar, también de muy mal humor y esa mañana que pintaba fenomenal se ha ido por la borda.

¿Qué pasó?

Hay quienes dicen que el 10 % de la vida está relacionado con lo que te pasa y que el 90 % está determinado por la forma en que reaccionas a eso que pasa. Es decir, nosotros no tenemos el control sobre el 10 % de lo que nos sucede. ¿Será?

No puedes evitar que el semáforo se descomponga y genere un tráfico de miedo, que el avión se retrase, que te sorprenda la lluvia.  No puedes controlar eso que sucede a tu alrededor.

Volviendo al ejemplo. Si bien no controlas el momento en el que la taza de café termina en tu ropa, sí puedes controlar esos 5 segundos que tuviste para reaccionar al hecho. Y es que en lugar de saltar enfurecida contra tu amor, puedes apresurarte y cambiarte lo más pronto posible y mientras lo haces, puedes bromear con él de lo ocurrido. Despedirse con un gran beso y esa mañana ya pinta fenomenal. Sales a tiempo, llegas bien al trabajo y el incidente del café será una buena anécdota que platicar, cuando Lupita la de contabilidad te pregunte ¿y qué tal el día?

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Como ves, el 10% de las cosas que suceden no las controlas y lo único que puedes hacer es reaccionar de forma adecuada. Así, tu día no se estropeará y el estrés, el mal humor y los tropiezos por andar pensando en la inmortalidad del cangrejo, no arruinarán tu sonrisa.

Lo mismo pasa cuando la cosa se pone fea: accidentes, enfermedad, muertes, o cualquier cosa negativa que puedas imaginarte.

No me cansaré de decir (y supongo que es parte del ingrediente amoroso) lo orgullosa que estoy del cavernícola. No hay día en que no volteé a verlo y diga WOW he did it!

Lo conocí enfermo y no padecí el proceso de enterarse de la enfermedad, negación, depresión, truenes con su vida social, familiar, amorosa, etc. Pero me tocó su declive. Y es que a pesar del aguante y buena reacción que siempre demostró en este tema, ya estaba sumamente agotado. Agotado de todo y todos, su cabeza era un torbellino constante y quizá su “me voy a estudiar al extranjero” fue su manera de escapar. Aún así, esa decisión de aferrarse a la vida seguía en pie y el cómo reaccionaba a cada situación aunque no pudiera controlarla fue lo que lo mantuvo vivo.

Cuando te sabes enfermo, controlar tu reacción ante todo, no debe ser fácil. Despertar cada mañana atiborrarse de medicinas y trabajar para que todo lo que hagas sume pues, suena complicado ¿no? Sobretodo porque la mente es fiel y luchona y te empuja pero también es traicionera, maldita, negativa y cuando eso pasa. ¡Sálvese quien pueda!

En el proceso de toda enfermedad, se tienen días buenos y días malos. En mi caso, como amiga, compañera, novia y esposa, mi trabajo es y será ayudar a que los días buenos sean eso, buenos. Pero el resto, el resto depende de él.

Hay cosas que no podrás cambiar y realmente no tienes el control de eso que sucede en la vida (el 10 %) Tráfico, despidos, enfermedades, accidentes, retrasos, etc. Pero sí puedes controlar tu reacción (90 %) y así no arruinar tu día.

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El estrés, esa famosa enfermedad del siglo XXI no es más que una mala reacción a todo.

La próxima vez que vayas en el tráfico sube el volumen de la radio y ponte a cantar, saluda al de al lado aunque te vea feo o haz como el cavernícola y su hermana que se bajan a bailar.

Haz lo que quieras pero no permitas que los coches arruinen tu viaje.

No pierdas el tiempo enojándote, deja que la frustración se vaya por la borda y usa ese tiempo para vivir, para disfrutar la experiencia y no permitas que eso que no controlas arruine tu vida.

firma alanis ok
 
 
 
 

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