Revista Boda

Sí van a regalarme flores que sea alguna de éstas…

Publicado el 09 febrero 2015 por Ta @detrasdeunaboda

Nunca he sido yo muy de flores pero siempre he tenido mis preferidas. Esas cinco flores que si me las regalan me hacen sonreír a lo grande y causan una pena interior cuando a pesar de poner todos los remedios posibles se marchitan… Y es que hablando de flores, conmigo es fácil acertar.

1.Hortensias

hortensias

La hortensia es Asturias. No hay rincón de Asturias en el que no haya un hortensia, en cada casa, en cada camino, en cada esquina recóndita de un pueblin hay una hortensia. Están en todos lados y a veces no les prestamos atención. Son muy nuestras, muy de aquí y tan agradecidas por nuestro clima que no requieren de grandes cuidados.

Fueron las elegidas para mi ramo de novia. Lo tuve claro desde el primer día en que empecé a organizar mi boda, quería un ramo de hortensias. Hortensias como las que crecieron a la vez que lo hice yo delante de la casina del pueblín, hortensias como las que mi abuela cortaba y llenaba la casa de jarrones con ella, hortensias como las que mi abuelo podaba año tras año…Hortensias.

2.Tulipanes

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Me gustan todos los tulipanes excepto los amarillos. El verde de sus tallos y hojas me parece uno de los más bonitos de todos los verdes. Si tengo que elegir me quedo con los rosas o con los blancos y me gustan mucho más abiertos que cerrados. No sé porqué me gustan pero sé que si le preguntas a mi marido por mi flor favorita te responderá que ésta y que desde que nos casamos cada San Valentín viene con tulipanes rosas.

3.Girasol

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De mis viajes a Extremadura guardo un montón de buenos recuerdos y un “odio” eterno a los campos de Castillo y a sus carreteras largas y rectas que hacían el viaje aún más largo pero reconozco que sin aquellos campos yo no habría descubierto mis queridos girasoles. Y mis padres, tan geniales como siempre, más de una y de dos veces pararon el coche y se adentraron en uno de esos campos que tanto me gustaban (y gustan) para llevarnos uno o dos a casa,a nuestro salón que cogía ese olor característico que tantas sonrisas me ha sacado.

Desde hace 5 años no puedo no hablar de girasoles y no hacerlo de la boda de mi amigo Nacho, en la cual Patricia, la novia, lucía un precioso ramo.

4.Anémona/Amapola

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En aquellos viajes (y en los que sigo haciendo ahora) a “mi” sur también recuerdo las paradas en esas áreas de descanso sin una sola sombra en mitad de un campo de Castilla. En todas y cada una de ellas, yo buscaba bajo el sol abrasador (que para un asturiano todo el sol de Castilla es abrasador aunque los allí nacidos afirmen que ese día hace fresquito) una amapola y la arrancaba para llevármela conmigo y siempre, siempre, a los cinco minutos yo lloraba porque aquella amapola se había marchitado así que cuando descubrí las anémonas pasaron a llamarse para mí “amapolas de las buenas” y os reconozco que incluso dude un poquillo entre “hortensias o amapolas de las buenas” para el ramo pero poquito porque ganaron las hortensias. Eso sí, hace un año en Novias con Morriña me desquité y lucí todo el día un precioso ramo de anémonas.

5.Gerbera

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La margarita grande. Porque sí, esta flor también ha sido rebautizada por mi y por un montón de gente. Es tan preciosa como la margarita que utilizamos para el mequiere/nomequiere y la puedes encontrar en multitud de colores. Es esa flor que me transmite alegría nada más verla y desde el 2012 es la flor de mi amiga Lety, imposible no ver una gergebra naranja y acordarse de ella. Imposible no decir gergebra en vez de gerbera y escuchar su voz riéndose y diciendo que no es así.

Y tú, ¿con qué flor te quedas?


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