Revista Educación

Si volviera a nacer

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Rama V @ Flickr.com (CC BY 2.0)

Rama V @ Flickr.com (CC BY 2.0)

Han pasado más de treinta años de la escena, pero la recuerdo bien. Yo jugando a la pelota en el patio de la casa de mis abuelos y mi tío clavado en la puerta de la cocina, mirándome con cara de pícaro.

Bueno. ¿Y tú de qué equipo quieres ser, del Madrid o del Barcelona?

Consciente (todo lo que uno puede serlo a los seis años) de que era una pregunta trampa, me tomé unos segundos para responderla. Y, sin saber muy bien el motivo, largué:

Del Barcelona.
¿Seguro? Mira que tu padre es del Madrid y yo también.
Pues yo del Barcelona.

Y así, mitad por azar y mitad por tozudez, quedó sellada mi afición. Y en parte también mi desgracia, porque en mis primeros quince años de vida sólo les vi ganar una Liga. Derramé muchas lágrimas en aquella oscura etapa pre-Cruyff.

Recuerdo por ejemplo, que en las repeticiones a cámara lenta de “Estudio Estadio”, rezaba lo indecible para cambiar el sentido de la jugada. Si era un gol en contra, pedía que el balón se marchara a córner. Y lo contrario si era una ocasión de los nuestros.

Justo cuando empezaron a llegar los éxitos, se me empezó a marchar el entusiasmo. Y lo hizo a tal velocidad que hoy detesto el fútbol con todas mis fuerzas.

Si volviera a nacer, probablemente sería igual de tozudo. Y en mi cerebro seguiría pesando, a mi pesar, más el hemisferio izquierdo que el derecho. Para mis amigos, seguiría siendo el sensato. Para mis enemigos, el frío. No dan los genes para otra cosa.

Tomaría, sin embargo, una única decisión irracional: despreciaría a la historia y al sentido común y me haría del Atleti. Mis lágrimas infantiles se hubieran multiplicado, eso seguro. Pero mis alegrías habrían sido también más sentidas. Más sabrosas. Mejores.

Ahora lo sé.


Volver a la Portada de Logo Paperblog