Revista Comunicación

Sicario, una agradable sorpresa

Publicado el 20 junio 2016 por La Cara De Milos La Cara De Milos @LacaradeMilos
Sicario, una agradable sorpresa

Sicario se me antojaba como otra película más sobre uno de los tantos universos explotados por el celuloide; uno, además, sobreexplotado, aunque no sea menos cierto que haya dado algunas de las mejores película de la historia del cine, caso de la trilogía de El Padrino. Porque el mundo del crimen organizado, del hampa, del narcotráfico, siempre ha resultado idóneo para contar historias, y no menos estimulante para los espectadores. Creí que me iba a encontrar con otra de tantas y tantas (y tantas) cintas sobre tipos duros, proxenetas, traficantes o asesinos que en parte son condenados y en parte glorificados, y a las que la abundancia de material, y muchas veces la falta de originalidad, convierten en un producto cinematográfico mediocre.

Sicario, una agradable sorpresa

Pero me equivoqué... Algo que debí haber intuido al comprobar que se trataba de una película de mi querido Denis Villeneuve, autor de una obra tan memorable como

Sicario trasciende los límites del cine de mafia, hasta el punto de que colgarle esa etiqueta sería un menosprecio. Aunque el trasfondo está ahí, dista mucho de esas hagiografías audivisuales en las que se nos muestran las andanzas, peripecias y hasta los sentimientos de grandes figuras de poder del crimen organizo (reales o no). De hecho, los protagonistas son los buenos, si se me permite el juego maniqueo; y dentro de los buenos, los verdaderos buenos. La agente del FBI que protagoniza el filme, encarnada con muchísimo encanto por Emily Blunt, se embarca en un viaje moral en el que se planteará los métodos utilizados para hacer daño a los narcos que controlan la frontera sur de Estados Unidos.

Sicario, una agradable sorpresa
Sicario, una agradable sorpresa

Pero Sicario no solo da para pensar, también es un ejercicio soberbio de suspense, de thriller, y hasta de terror, con una primera escena que marca a fuego tu retina para todo lo que te queda de metraje. La gramática de Villeneuve se mantiene idiosincrásica, y a cambio de escenas cargadas de acción, tanto en actos como en palabras, opone una manera de narrar repleta de inquietante sobriedad: "Está viendo el reloj, por ahora preocúpese de saber la hora", dice el personaje misterioso que encarna Benicio del Toro al de Emily Bunt cuando le pregunta por sus métodos y su identidad. Benicio del Toro, Emily Blunt y Josh Brolin se cargan a las espaldas la responsabilidad de hacer que el tiempo que pases ante la pantalla sea interesante: un casting inmejorable.

Sicario, una agradable sorpresa

El lenguaje cinematográfico de Villenueve se construye, además, con una fotografía de infarto, cenital o crepuscular, de paisajes urbanos y rurales cargados de significado, que narran sin hablar, cuyo montaje produce en el espectador una alargada sensación de inminencia. Y en esa sensación, no puedo dejar de destacar una banda sonora arcana, de sonidos oscuros, como el de la condición humana sobre la que Sicario se empeña en reflexionar. Una condición humana que es parte del conflicto -cuando no el conflicto en sí-; un conflicto que pergeña la descripción de las estructuras de poder más subversivas del Estado. Y ahí ya que cada cual saque sus propias conclusiones...

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