Lola Sancho Cabrera
La
convivencia de los nuevos recortes previstos debido a la tremenda crisis
económica por la que está atravesando el país, con la continuidad de los
abusivos privilegios de los políticos. Todo ello unido a una serie de
acontecimientos que están siendo noticia últimamente, me hace reflexionar, de
nuevo, sobre la injusticia que continúa imperando en el ambiente.
Mariano Rajoy (Chelsi - Fotos CCC)
Una noticia
de la revista asturiana Atlántica XXI, me deja perpleja.
Sabía que los privilegios era una cosa cierta y constatada; sabía que la
igualdad que ampara la Constitución no existe como tal; sabía, o por lo menos
intuía, que los ricos siempre serán ricos, pase lo que pase; sabía que el mayor
esfuerzo en situaciones de crisis recaería en las clases medias y bajas,
mientras los de mayor estatus continuarían con su alto nivel de vida. Sabía
todo eso y algunas cosas más, pero esta noticia desbordó mi “desencantamiento”
del mundo político, entre otras cosas.
Por lo
visto, según el periodista Fernando Romero, autor del artículo sobre la noticia
mencionada, el próximo Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, capitanea el
mayor grupo de presión de los registradores de la propiedad, consiguiéndolo por
medio de unos privilegios que se remontan a la época franquista.
¿Y qué quiere decir todo esto?, ¿en qué
nos repercute a los ciudadanos?, ¿esos privilegios en qué consisten?
El
periodista recuerda como anécdota lo sucedido en el programa de TVE “Tengo una
pregunta para usted” cuando una señora visiblemente nerviosa, le preguntaba al
señor Rajoy cuánto ganaba, a lo que, y después de intentar darse tiempo para
pensar la respuesta haciendo repetir la pregunta, le contestó “bastante más que
usted”.
La
respuesta que no dio el señor Rajoy es, dando una
estimación a la baja, un millón de euros al año, por su actividad
política y por su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola, según el
citado artículo.
Ingresos
que se desglosan de la siguiente manera: 72.000 euros como diputado; 100.000 en
concepto de dietas y gastos, y 20.000 millones de euros desde 1981 por su plaza
de registrador en Santa Pola, de la que lleva 20 años excedente, según datos de
la Asociación de Usuarios de Registros.
Parece ser
que Rajoy nombró registrador permanente accidental de Santa Pola, a un amigo y compañero
de promoción, Francisco Riquelme, con el que se reparte el 50% de las ganancias
de una plaza que no sale a concurso.
Este
inaudito privilegio y único en el mundo, como indica la Asociación de Usuarios
de Registros, fue un logro de Mariano Rajoy en su época de ministro, debido a
que se acogió a una norma del Colegio de Registradores, que permite designar
como interino a un compañero y repartirse con él el 50% de los ingresos sin
que la plaza salga a concurso. Estas ganancias que se lleva el señor Rajoy se
justifican como cuota colegial, pero en opinión de la asociación mencionada,
“es una falsa cuota que compone un inevitable rosario de fraude fiscal”.
Todo esto
unido a la situación ya privilegiada que ostentan los registradores, debido a
una norma preconstitucional que sigue en vigor gracias a Rajoy y su lobby.
Norma que permite a unos funcionarios públicos percibir, por la prestación de
un servicio público en régimen de monopolio (un privilegio en toda regla) sus
retribuciones directamente de los usuarios privados o públicos (son los únicos
funcionarios que expiden factura con IVA de sus servicios), convierten la
situación en un grave atentado contra derechos fundamentales de los ciudadanos.
Estas
cuestionas han sido denunciadas públicamente por la Asociación de Usuarios de
Registros, que dirige el notario Javier Martínez del Moral. Para quienes, el
señor Rajoy ha querido hacer política sin renunciar a percibir el beneficio
económico de un Registro de la Propiedad, que además con la crisis económica
cada día da más beneficios, ya que todo pasa obligatoriamente por el Registro:
masivas certificaciones y notas para los acreedores; ejecuciones de hipotecas
por impago; novaciones de préstamos; embargos de todo tipo, etcétera.
El presidente de la CEOE vuelve a la carga contra los
funcionarios
Al mismo
tiempo, se leen o escuchan noticias sobre algunas medidas contra la crisis, en
las que, por supuesto, ni mencionan estos u otros privilegios que existen y, en
cambio, piden con urgencia el despido de funcionarios, la rebaja de sus sueldos
y la supresión de una de sus pagas extraordinarias, como propone la CEOE.
¿Sabrán
estos “pobrecitos” altos empresarios, que muchos funcionarios apenas pasan de
los mil euros al mes?, ¿qué las pagas no las cobran enteras?, ¿qué todo el
dinero que cobran es absolutamente oficial? Esto último, a diferencia de un
gran número de empresarios, en los que trabajar con cifras “B” es algo común.
¿Qué el número de empleados públicos en España
está muy por debajo de las cifras de los países europeos? ¿Serán conscientes de
las brutales pérdidas de poder adquisitivo y recortes salariales en los últimos
años que están soportando los funcionarios? ¿Recordará el señor Rosell, los
cientos de millones en forma de subvenciones que se lleva la CEOE que preside y
que pagamos todos, incluidos los funcionarios?
Manifestación de indignados (@ Tchaky's)
¿Abuso
de poder? ¿Injusticias?
Al mismo
tiempo nos llegan noticias como las de un familiar de la casa real que,
utilizando como tapadera una fundación sin ánimo de lucro,
supuestamente, se lucró y bastante. La del juicio por el caso Gurtel en el que,
parece ser, nadie conocía al señor Correa, y resulta que se llevó contratos millonarios
de la Administración valenciana de forma algo dudosa, según muestra la serie de
informaciones recibidas de la prensa desde que
saltó la noticia.
O la que
anuncia una querella de los oficiales de la Guardia Civil, por malversación de
fondos públicos contra la Dirección del Cuerpo, por los pagos astronómicos que
se han hecho en concepto de limpieza en las residencias oficiales de los altos
mandos, una media de 500.000 euros al año, desde 2009.
Teniendo en
cuenta que el salario de la cúpula de la Guardia Civil oscila entre los 6.000 y
8.000 euros al mes y que sus gastos al año ascienden a 30.000 euros, cifra que
no alcanza a lo que gana un guardia civil jugándose la vida en la calle, los
que, además, tienen serias dificultades para llegar a fin de mes y para
disponer de vivienda digna. La cuestión parece bastante grave.
Además de
todo lo mencionado, es un hecho la cantidad de privilegios y desigualdades que
siguen ocurriendo en España en plena crisis económica, mientras se anuncian los
terribles recortes que van a tener lugar, lo que nos tememos correrán a cargo
de los de siempre.
Ante estas
cosas una no puede más que indignarse, cabrearse y encontrarse impotente ante
una situación que encuentra totalmente injusta.