Revista En Femenino

Siguen los problemas en el camino

Por Felizenbrazos

¿No os da la sensación que a veces parece que os ronde la mala suerte? ¿Qué las cosas se complican más de la cuenta y todo sale mal? ¿No os parece que hay gente feliz que siempre tiene suerte y parece que todo te toca a ti? Pues a mí sí, eso es lo que me parece ahora mismo mi vida se complica un poco más si cabe.

Cuando Jose falleció y mi mundo entero cambió, me leí varios libros de autoayuda. En casi todos leí cosas como que cada pérdida conlleva una ganancia, o lo que es lo mismo, cuando una puerta se cierra se abre otra nueva. Pero la verdad es que en este año, ni se me ha abierto una puerta, ni perder a Jose ha supuesto ganancia ninguna. No creo que nada pueda compensar su ausencia. Y mi mundo se tambalea. Los días son como vivir en una montaña rusa, a veces subes y parece que estás mejor, más tranquila, pero de pronto vuelves a caer, sin avisar, vuelven a llegar los momentos duros y los ratos de no querer salir de la cama. Y vuelta a empezar, subidas y bajadas sin fin…

Mis hijos me ayudan, eso lo tengo clarísimo, ellos son los que suavizan las subidas y bajadas y los que empujan esta loca vagoneta. Y por ellos lo hago todo. Por ellos, y sobre todo por Sara (porque Lucas es más mayor y autosuficiente en muchos aspectos) adapté mi trabajo y mi vida.

Ya sabéis que cogí una excedencia para quedarme con Sara el mayor tiempo posible. A los 18 meses me incorporé con una reducción de jornada que me permitía llevar y recoger a Sara de la guarde, y próximamente del cole, sin que ninguno de los dos niños tuviese que quedarse a desayunar ni a comer en el colegio. Cuando Lucas era pequeño sí tuvo que hacerlo, quedarse en el cole. No me quedaba más remedio. Pero con Sara he querido y quiero evitarlo por todos los medios.

Y de pronto el jueves llega la noticia. Llevo 12 años trabajando en el mismo hospital y en el mismo servicio. Trabajo de lunes a viernes en turno fijo de mañana, y con la reducción de jornada, pues me he apañado fenomenal para lo que os decía. Pero el jueves…el jueves me comunicaron que el viernes era mi último día de trabajo en esa unidad. No soy fija, soy interina en un hospital público de la Comunidad de Madrid. Vamos, que me imaginaba que esto podía pasar en algún momento, es más, hace años que podía haber pasado, pero ahora mismo, ni siquiera me lo había planteado. Ni a estas alturas del año. Ni con estas circunstancias personales de mi vida.

Ahora estoy de vacaciones forzosas. Y en unos días empiezo a trabajar en otro sitio. No me importa el cambio de trabajo, soy enfermera y me gusta lo que hago. Pero sí me importan los nuevos horarios y el cambio que esto supone en mi vida y sobre todo en la de Sara. Ahora voy a trabajar de lunes a domingo. Ahora tengo que trabajar varias noches al mes. Ahora ya no tengo las vacaciones de verano que había solicitado en mi otro puesto de trabajo. Esto va a suponer que algunas noches tengo que dejar a mis hijos a dormir en casa de los abuelos. Sí, lo sé, no son los únicos niños que lo hacen, los niños adoran dormir con sus abuelos y van a estar con personas que los quieren muchísimo. Pero creo que yo no estoy preparada para ello.

durmiendo

En estos más de 3 años que tiene Sara, sólo ha dormido dos noches separada de mí, cuando falleció Jose. Todas las noches dormimos juntas y  nos despertamos juntas para darnos muchos besitos.  Ahora tendré que llevarla a casa de los abuelos y dejarla allí a dormir. Mi sobrina, cuando mi hermana se va a trabajar por la noche, se queda triste y llorando porque no quiere que su madre se vaya… Sí, ya sé que cuando salga de trabajar iré a buscarla para terminar de vestirla y llevarla al colegio y luego podré recogerla. Pero no es lo que yo quiero, no ahora.

Ahora cuando trabaje por las mañanas, no podré seguir haciendo el horario que hacía hasta ahora. Ahora cuando trabaje por las mañanas tendré que dejar a Sara a desayunar en el cole y a comer en el cole. Sí, ya sé que muchos niños desayunan y comen en el cole, Lucas también lo hizo, pero no es lo que yo quiero, no es lo que yo había pensado, me parece tan pequeña para pasar tantas horas separadas.

Ahora ya no tengo las vacaciones de verano que había planificado. El cambio de servicio supone adaptarme a las normas de allí y al ser “la última” en llegar, pues me tengo que quedar con las vacaciones que sobran. Ahora no coincido con mi hermana para poder irnos juntas a la playa. Ahora yo estaré de vacaciones cuando los demás trabajen y trabajaré cuando los demás estén de vacaciones.

Se supone que cierro una puerta y abro una ventana. Imagino que a la larga le veré ventajas. Imagino que acabaré acomodándome. Sé que al seguir con la reducción de jornada voy a trabajar menos días al mes, pero a costa de que mi peque duerma fuera de casa y desayune y coma fuera de casa. Si Jose estuviera aquí, las noches no supondrían un problema. Si Jose estuviera aquí, los fines de semana no serían un problema. Pero como Jose no está…

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