Revista Psicología

“Silencio ruidoso” una forma de poder entender la ansiedad

Por Mundotlp @MundoTLP
Tomemos como referencia para entender la ansiedad el título de este artículo: el silencio ruidoso. Supongamos que estamos en una habitación con la ventana abierta. Pasan coches por la calle y es verano. “Silencio ruidoso” una forma de poder entender la ansiedad
Hay un ordenador encendido y un ventilador refrescando el ambiente. Estar charlando con alguien  en ese entorno puede ser muy agradable, pero aún así, aunque no seamos conscientes de ello el nivel de ruido en ese ambiente puede ser muy elevado. Nos podemos acostumbrar a él y ni siquiera llegamos a ser conscientes de que el silencio es bastante ruidoso.La percepción de ansiedad tiene mucho que ver con el ejemplo anterior. La vivencia de la ansiedad no es igual para todas las personas. El nivel de malestar subjetivo que nos puede producir viene determinado por la intensidad de los síntomas, el tiempo que lleva manifestándose, las distracciones que tengamos, lo que vamos a obtener tras un tiempo de ansiedad persiguiendo una meta… Si la persona siente y se dice que los niveles de ansiedad son normales para  sus circunstancias de vida, no lo sentirá como egodistónico, justo al contrario, lo sentirá como egosintónico. No lo vivirá con angustia, independientemente de que como decía al principio en el ejemplo sea un silencio ruidoso, o una calma ansiosa.
Las personas que están muy acostumbradas a vivir elevados niveles de ansiedad, cuando ven que se reducen mínimamente suele producirles gran alivio y percepción de tranquilidad.Podemos tener niveles de ansiedad elevados pero no ser conscientes de ellos. La activación por la ansiedad elevada puede ser constante, y aun así podemos creer que en realidad estamos muy calmados. En estos casos podríamos decir que tenemos una calma ansiosa. Como en el caso de los ruidos, nuestra ansiedad diaria es como el ruido de fondo al cual nos acostumbramos. Este ruido, cuando lo trasladamos a la ansiedad se produce como consecuencia de factores externos e internos. Veamos los más importantes:

1. Factores externos que potencian la ansiedad:

  • Problemas laborales.
  • Problemas económicos.
  • Cambios en general, pero por ser más concreto: cambios de domicilio, de trabajo, de funciones, de compañeros, cambio de colegio…
  • Problemas con amistades.
  • Estar demasiado ocupado.
  • Niños y familia.

2. Factores internos que potencian la ansiedad:

  • Niveles de autoexigencia.
  • Valoración negativa de los demás.
  • Grado de impaciencia.
  • Frecuencia con la que se producen explosiones de ira o enfado.
  • Falta de flexibilidad.

Síntomas para detectar y entender la ansiedad.

Aunque no nos sintamos desbordados por la ansiedad, es bueno que nos escuchemos un poco. Hay que atender a algunos síntomas emocionales y físicos para poder saber si vivimos en un silencio ruidoso, o en este caso si nuestra calma es ansiosa.

Signos de calma ansiosa

Los síntomas cognitivosSíntomas emocionales

  • Problemas de memoria.
  • Incapacidad para concentrarse.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Tendencia a pensar en lo negativo.
  • Preocupación constante.
  • Nos decimos a menudo: “calma no pasa nada“.
  • Enfados frecuentes, irritabilidad y tendencia al mal humor.
  • Vivencia de nerviosismo constante, dificultad para relajarse.
  • Vivencia constante de impaciencia a la hora de hacer las cosas.
  • Sensación de estar superado.
  • Sensación de soledad y tristeza.

Síntomas FísicosSíntomas Conductuales

  • Sensación de estar con achaques frecuentemente.
  • Molestias musculares especialmente en la espalda (es más frecuente en hombres que en mujeres).
  • Diarrea o estreñimiento.
  • Náuseas o vómitos con cierrta frecuencia.
  • Mareos o inestabilidad.
  • Dolor en el pecho, dificultad para coger aire.
  • Palpitaciones o taquicardias.
  • Pérdida del deseo sexual.
  • Resfriados frecuentes.
  • Pérdida de apetito, o lo contrario: descontrol con la comida (en cuanto a la cantidad).
  • Insomnio, o lo contrario: hipersomnia.
  • Tendencia a alejarse de situaciones sociales.
  • Procrastinar o posponer compromisos y temas cotidianos.
  • Abuso de alcohol, tabaco u otro tipo de sustancias adictivas con el fin de relajarse.
  • Aumento de hábitos nerviosos, o tics como morderse las uñas, parpadeos, tricotilomanía…

Ser capaces de detectar los signos de ansiedad, especialmente cuando no nos desbordan, nos hace mucho más resilientes ante la ansiedad. Nos aporta capacidad para combatir algunos síntomas y hace que economicemos nuestras fuerzas para hacer frente a las circunstancias que nos toquen día a día. Por tanto, simplemente decirnos mucho “calma no pasa nada” no no será suficiente para que nos lo creamos. http://elmundotlp.blogspot.com/es

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