Sin palabras, Labordeta…

La primera vez de la que soy consciente de haber escuchado a Labordeta, tenía yo ocho años. Desde ese momento me apropié de los discos que tenía mi madre, hablamos de 1978.

Crecí con sus canciones. El día que en el curro se acercó una compañera y me preguntó extrañada qué estaba escuchando, al decirle que era Labordeta, se extrañó y me preguntó si ese era él de la mochila.

En ese momento sonaba:

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Y yo me escandalicé, de lo mal que lo estamos haciendo, si ese es el recuerdo que transmitimos. Cuando le hice escuchar la canción me miró como a una marciana.

Es cierto que unos pocos años antes me llamó mi primo Pablo (ese que nos pidió los discos de Labordeta y se los quedó más de un año) para preguntarnos si queríamos ir a verle. No tuve que hacer mucho para convencer a mi madre, así que allí nos fuimos a Galileo Galilei a escucharle.

Cantó canciones nuevas, pero también antiguas. Obviamente el Canto a la Libertad no faltó, pero la que más ilusión me hizo que cantara, que lo hizo por una petición del público, fue:

Paisajes Urbanos, días escolares:

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Si mi madre estaba emocionada en el concierto, cuando cantó esta canción fue increible, impagable. Además es una de mis canciones favoritas por todo lo que significa. Es una canción que Labordeta le dedicó a un alumno suyo que desapareció una noche que estaba repartiendo propaganda antifranquista.

Desgraciadamente sus canciones están de lo más vigentes.

Recuerdo que siempre defendió a Zapatero, pero dejó muy claro que seguiría pensando que era de izquierdas, si no dejaba de serlo… así que… me da que ayer ya no pensaba lo mismo:

Decía que íbamos para atrás como los cangrejos, que cada día tenemos menos:

No podemos olvidar la solidaridad entre nosotros, si no nos unimos, nos van a dejar hecho giñapos:

Otra que me emociona es su homenaje a Victor Jara:

Y por último en esta selección, dónde pondría 20 más, es una que les dedico a esos diputados del PP que se reían mientras Labordeta les hablaba de la tortura y el sometimiento del franquismo:

Me gusta recordarle cómo la última vez que le ví, hace ya unos años, en el Vips de Serrano. Iba a cenar allí todas las noches, o por lo menos a menudo, según me comentó un camarero. Se sentaba en una mesa individual y cenaba con un periódico. De vez en cuando levantaba la cabeza y hablaba con la mujer de la mesa de al lado. Ella que también cenaba en una mesa individual, creo que con un libro. Lo que todavía hoy me hace sonreir es saber que ella era Juana su mujer y que ese estar juntos y a la vez respetar el espacio de cada uno, me pareció de lo más tierno.

He leído muchas despedidas, muchos artículos y posts, pero los que más me han gustado han sido estos dos:

Un post que escribió El Mundano apróposito del 20N.

Y él de Javi Moscas, que viene a resumir muy bien cómo me siento

Actualizo:

Acabo de ver el que ha publicado Don Ricardo en A sueldo de Moscú y también me ha encantado

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Sin palabras, Labordeta…

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