La última parada del crucero que salía desde Puerto Rico por las Islas Vírgenes (serie de posts a los que daba pie la novela Asesinato en el margen) es la isla de St. Maarten: la masa de tierra más pequeña del mundo que está dividida entre dos gobiernos:
La parte sur, que conforma un país autónomo del Reino de los Países Bajos, y que hasta el 2010 pertenecía a las Antillas Holandesas o Neerlandesas. Capital: Philipsburg. Y la mitad norte (que no visité), que es colectividad de ultramar francesa y se conoce como Saint-Martin (capital Marigot)
Y así desde hace 350 años de paz continua... no en vano a ambos países les merece la pena compartir sus playas (ver la imagen que encabeza el post) con el resto del mundo.
Philipsburg es bien conocida por su arquitectura colonial y por haber sido uno de los puntos comerciales y estratégicos más importantes del caribe, ahora descargando en masa multitud de turistas de los grandes cruceros que paran en su bahía. Uno de los atractivos al ser puerto franco o libre de impuestos es la electrónica y joyería, por los grandes descuentos que hacen en todas las tiendas, pero hay que regatear y no siempre es fácil (mi experiencia personal es que los americanos no saben regatear muy bien por lo que es difícil que los locales negocien de verdad con un español, ya vendrá el "gringo" pagando más).
Otra de las ventajas de la capital es que tiene su propia playa: Great Bay
La de Great Bay es sin duda una de las playas "urbanas" más bonitas que he visto porque conjuga la función de paseo, centro comercial y lugar de recreo de los habitantes de la ciudad. La playa tiene 1.500 metros de arena clara y coralina, bañada por aguas transparentes, y muy tranquila. Discurre paralela a la calle principal de la ciudad (Front Street), con un paseo marítimo o malecón, lleno de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs. Es un lugar perfecto para terminar la jornada y despedirse del Caribe hasta otros viajes.
Por último quería contaros una anécdota de Sint Maarten, y de la que desgraciadamente me enteré meses después (tendré que volver). En la playa Maho Beach se produce un show no apto para cardíacos ya que los grandes aviones de compañías como la KLM (por lo de la parte holandesa de la isla) o American Airlines, toman tierra en el aeropuerto Princesa Juliana cuya pista está casi literalmente extendida sobre la playa, a escasos 5 metros de distancia (lo que lo separa un estrecha carretera).
Quien tenga un poco de curiosidad, podrá acercarse a esta pequeña playa y ver la atracción (hay una tabla de surf, hincada en la arena, con el orden y hora en que aterrizan y despegan los aviones del día). De todos modos os pongo un video para que os hagáis una idea de lo que estoy hablando:
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure