Smartphone y tablets, herramientas para desafiar al azar

La tecnología móvil avanza a un ritmo imparable y cada vez son más y más diversas las aplicaciones que salen al mercado. Lejos quedan los teléfonos que, además de para comunicarnos, nos ayudaban a situarnos, nos permitían navegar por la red o nos avisaban de citas con sistemas de alertas. En su día, estos servicios parecían innovadores pero ahora, con las apps, los móviles han dado un paso más allá y son útiles prácticamente para todo.

Sin duda, estos dispositivos han ganado en funcionalidad y, gracias a las aplicaciones, se adaptan a las necesidades de cualquier usuario. El sector del entretenimiento es una de las áreas donde más se está notando la revolución móvil, y es que estas apps, gratuitas en su mayoría, posibilitan desarrollar cualquier afición, desde las más tradicionales hasta las más innovadoras. Además se espera que el crecimiento del mercado de las apps se mantenga más allá de 2018, generando cerca de 63.000 millones de euros sólo en la Unión Europea.

Precisamente, el sector de las apuestas y juegos de azar online es uno de los que mejor se está adaptando a la moda de los dispositivos móviles. Hace años que desarrollaron los llamados casinos virtuales, como los que se encuentran en la plataforma http://www.casinoonlineespana.es, donde los usuarios podían retar del azar pero sin moverse de casa, a través de la red y de su ordenador. Pero ahora, además, han expandido sus servicios a la vez que se han ido difundiendo el uso de aparatos como los smartphones y las tablets, de manera que también estos dispositivos pueden convertirse en micro casinos con solo descargarse una app.

Pese a la crisis, la industria del juego online está en auge. De hecho, es la modalidad de juego que más creció en España en 2013. Los operadores han apostado por una simbiosis con las nuevas tecnologías y, de momento, están ganando la partida. Nunca hasta ahora había sido tan fácil, tan privado y tan seguro apostar o retar al azar y cada vez más usuarios lo están aprovechando.