Este viernes 20 de diciembre se estrena ‘Sobran las palabras’, una de las últimas oportunidades que tendremos para ver al gran James Gandolfini en la pantalla de un cine. En esta ocasión está acompañado de otro titán televisivo como es Julia Louis-Dreyfus. Estos dos conocidos rostros son conducidos por Nicole Holofcener, encargado de contarnos esta historia de como el amor aparece por accidente pasados los 40 años.
Eva y Albert tienen muchas cosas en común antes de conocerse. Los dos han pasado por un divorcio y ahora están pasando el momento en el que sus respectivas hijas van a abandonar el nido para estudiar en la universidad. En la misma fiesta en la que Eva conoce a Albert también consigue una cliente para su negocio de masajes, Marianne. A medida que el amor entre Eva y Albert también crece la amistad entre Eva y Marianne. Pero todo se tambalea en el momento en el que Eva descubre que Albert es el exmarido del que no deja de despotricar y contar todos los defectos Marianne.
Sería realmente una injusticia centrar toda la atención en que esta es la penúltima (todos los asistentes pensábamos que era la última, pero no) película de James Gandolfini. Es difícil olvidar como consiguió calar en en el imaginario colectivo con ese hijo de puta adorable que era Tony Soprano, pero en su interpretación del tierno y cómico Albert consigue que nos olvidemos de su mafioso personaje y de su triste muerte meses atrás. Lo mismo sucede con Julia Louis-Dreyfus, icono de la comedia americana de los ’90 gracias a la serie ’Seinfeld’, la cual también brilla en este maduro flechazo. Los dos nos entregan un trabajo lleno de amor y de humor cotidiano mostrando las fases del amor con una gran sinceridad.
La situación personal de cada uno de los protagonistas puede hacer pensar que simplemente se juntan para no estar solos en una etapa de su vida que va a comenzar y que puede ser muy dura. Eva es esa clase de madre al estilo de Lorelai Gilmore, esas madres que pretenden (y consiguen) ser la mejor amiga de sus hijas, las que duermen con ellas aunque ya sean mayores de edad y esa clase de madre que se empeña en ver en algo normal hablar de sexo con su hija. La partida de su hija podría suponer un mazazo enorme y uno puede ver su romance con Albert como un mecanismo de defensa ante esa soledad. Pero no es así, a ella le gusta Albert. Le gusta a pesar de aspecto físico y a pesar de lo desastre que es. Le gusta de verdad y no ve problemas en sus defectos hasta que otra mujer, Marianne (interpretada por Catherine Keener), se los dice. Es aquí donde nos damos cuenta que pasen los años que pasen seguiremos buscando la aprobación de los demás, a pesar de que nosotros sabemos que queremos a esa persona que está hecha para nosotros a pesar de los fallos que tenga.
Podría considerarse una comedia romántica al uso, sino fuera por la sinceridad y credibilidad que dan sus personajes. Aquí hay humor que a veces casi llega a lo escatológico, como puede haber en otras historias de amor pasados los 40 como es el caso de ‘Virgen a los 40′, pero nos encontramos con una naturalidad y honradez alejada de la emoción fácil propia del género. También habría que destacar contrapunto que da la pareja amiga de Eva formada por Sarah y Will (de nuevo más rostros televisivos como es el caso de Toni Collette y Ben Falcone), pareja en un continuo hastío alejada del floreciente estado de ánimo de la pareja protagonista. Es imposible obviar el papel de Chloe, debut cinematográfico de la jovencísima y polifacética Tavi Gevinson, mejor amiga de la hija d Eva y que en un acto egoísta esta última pretende que se convierta en una especie de nueva hija y confidente de su nuevo amor tras la marcha de ésta. Chloe nos ofrece momentos de una ternura e hilaridad increíbles.
Lo que podría haberse convertido en una alocada de enredos debido al triangulo amoroso al que nos enfrentamos es en definitiva una historia que nos cuenta que el amor nos sorprende cuando menos lo esperamos. Cuando pensamos que ya no volveremos a sentir esa chispa adolescente de pronto algo puede prender dentro de nosotros. Y digan lo que digan y piensen lo que piensen no debemos decirle que no a esas nuevas oportunidades.
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